Capítulo 41

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Año 2021. Frontera Serbia, lugar desconocido.

Bajo la atónita mirada de todos, en una fracción de segundo, aquella pieza por la que se habían jugado el pescuezo había caído y aunque Giovanni trataba de convencer a Alessandro de no saltar tras ella, este haciendo caso omiso se tiró ante el confundido semblante del piloto quién, a duras penas podía mantener estable el vehículo que navegaba entre una nube de humo causada por la explosión.

Todos se quedaron impactados ante la escena, tanto el grupo de Dimitri, como el grupo contrario quienes, lo último que esperaban era que ese loco saltase desde un helicóptero en marcha y mucho menos, que en medio de esa situación Giovanni con una metralleta siguiera disparando sin miedo a herir al joven suicida.

La distracción causada por el arma y la estupefacción lograron que Alessandro recogiese el objeto al aterrizar con precisión justo a su lado y lo lanzase de vuelta a las manos de Dimitri quien lo recibió de manera involuntaria sintiendose tentado a abandonar a Alessandro y escapar con lo que le interesaba y ya había conseguido.

Pero no se atrevió, quizá fue el lado familiar que ablandó su corazon o la gratitud que sentía hacia ambos Salvatore por haber traído sano y salvo a Darren, o la mirada asesina que cruzó por los ojos de Giovanni que por alguna razón había leído sus pensamientos y tenía una peligrosa ametralladora que nadie dudaba que iba a usar para cometer suicidio colectivo si se les ocurría abandonar a Alessandro a su suerte.

Sin más opciones que arriesgarse a un todo o nada en una batalla abierta y viendo como el piloto realmente quería huir, Dimitri le abrochó el cinturón a Darren ante la atenta mirada del pelotón de combate que había traído y con esa acción todos se aferraron aún más fuerte a las barras de sujeción como si pudiesen preveer el futuro en su sarcástica sonrisa.

Y tras esto, procedió a atestarle un enorme golpe en la nuca a aquel hombre de poca monta que días atrás había contratado a sabiendas de que era el mejor en su campo y estaba acostumbrado a largos vuelos con aviones comerciales.

El helicóptero tembló por un par de instantes antes de estabilizarse lentamente y aterrizar de manera cuidadosa entre la lluvia de balas que intercambiaban los enemigos y Giovanni que era el único que no se había agarrado a nada en el descenso cubriendo de esta manera la complicada maniobra que Dimitri trataba de llevar a cabo mientras maldecía sin cesar mirando el cuerpo inerte del piloto real a su lado.

Estaba seguro de que lo iba a despedir si no lo mataba o se moría él solo antes.

Alessandro, por su parte, había conseguido ponerse a cubierto y se desplazaba lentamente entre la espesura de la nieve y la maleza intentado localizar al líder que dabas las órdenes contrarias.

Estos rufianes eran diferentes a los que los habían abordado en el avión el día anterior y, aunque eran incluso un menor numero, su armamento era incluso más sofisticado que los atacantes de horas atrás.

Aún así su pulso no tembló mientras se cubría la boca con un tajo de tela perteneciente a una de sus capas de ropa exteriores de las cuales se estaba deshaciendo puesto que le dificultaban el movimiento, para un asesino como él no debía ser difícil acabar con todos ellos.

Su mano sostenía la afilada daga y tras localizar al que creyó acertadamente que daba las órdenes por la manera en que gesticulaba enviando señales al resto, no dudó en posicionarse detrás apuntando el filo contra el cuello del oponente a la vez que retrocedía poniéndose de cara al resto del grupo quienes lo observaban sujetando sus pistolas y rifles de manera cautelosa pues, un ligero temblor de la extremidad que sostenía el arma les costaría la cabeza de su cabecilla.

Alessandro no era tonto, antes de coger al sospechoso de ser líder se había tomado su tiempo para poder analizar los movimientos de aquel escuadrón quienes sin lugar a dudas estaban muchísimo mejor entrenados que los que habían visto hasta ahora.

Alessandro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora