Capítulo 11.

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Año 2021. Nueva York, Estados Unidos.

Estaba terriblemente celoso.

La ira subía por su columna vertebral y no se disipaba, como si se estuviese arraigando fuertemente y para colmo agrandándose cada vez que veía los ojitos que le ponía ese tal John a su hermano.

¡Ja! Su novio...pensó con sorna.

Ese inútil que se había dejado capturar por él y sus guardaespaldas de poca monta y que había tenido que esperar a que su Alessandro tirase la puerta con los dos hombres de negro incluidos para rescatarlo como si fuera una princesita, no merecía ese título.

Su hermano, nunca había mostrado esas tendencias.

Bueno, en general no había demostrado ninguna, ni gusto por las chicas, ni gusto por los chicos y por ello, Giovanni se había confiado tanto que le había salido el tiro por la culata.

Al principio, cuando escuchó el grito del chico gritando: "Es mi novio", ni siquiera le dio importancia, estaba seguro de que era una total mentira hasta que Alessandro se quedó callado, sin refutar o negar la afirmación.

Quizá ese era el sentimiento sobreprotector que le salía a los hermanos cuando sus hermanas pequeñas presentaban a su pareja en una cena familiar, por lo que decidió matarlo y acabar con el problema desde la raíz.

Pero no esperaba que Alessandro se interpusiera y lo amenazara para posteriormente reventar con explosivos todos los vehículos de la calle en varios metros a la redonda.

"Su hermano no había cambiado nada", se obligó a pensar, hasta que lo vio frotando con dedicación las muñecas y tobillos de aquel hombre de aspecto inocente y bobalicón.

Ahora sí, no era sobre proteccionismo ni nada por el estilo, eran ganas de reventarlo a tiros y unas tan grandes que ni siquiera pudo recuperar su sonrisa astuta cuando Alessandro volvió a sentarse en su regazo con su característica indiferencia.

Pensar en Carlo, debía pensar en su amante.

Sí, eso era.

De alguna manera, logró tranquilizarse cuando Alessandro lo acarició tiernamente, pensando en que en realidad era gracias a Carlo y a su pensamiento divino hacia él.

Su mente, volvió a divagar, observando a aquel joven que tenía encima de su regazo y lo notó aún más ligero.

Seguramente, con lo torpe que era su hermano, sabría que este ni siquiera se preocuparía por alimentarse bien.

Esos seis años habían pasado de manera lenta y por lo que podía comprobar, este último ya no era el mismo.

De alguna manera, al haberse hecho independiente, había cambiado.

Giovanni se fijó más en su rostro, algo golpeado, por que creyó automáticamente que las heridas habian sido causadas por los matones de fuera.

Pero no se dio cuenta de que en realidad aquellas marcas estaban producidas por la dureza de la vida estudiantil que Alessandro soportó para que él no le encontrara.

Alessandro nunca había tomado represalias contra los acosadores tratando de pasar desapercibido, justo igual que cuando tenía seis o siete años e iba a la primaria.

Siguió bajando la mirada por su cuerpo, su cuello estaba herido, una pequeña raja se extendía a lo largo de él, aunque estaba cubierta con una bandita que poco a poco se estaba despegando y dejaba ver algo que lo puso aún más furioso.

Allí había un enorme chupetón.

Giovanni nunca se había planteado el motivo de la huida de Alessandro, pero estaba seguro de que eso no tenía nada que ver con él, pues cuando se trataba de Alessandro, toda su racionalidad se iba por el retrete.

Alessandro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora