Capítulo 38.

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Año 2021. Frontera Serbia, lugar desconocido.

Tras un par de horas de huida y persecución, el grupo, al fin, consiguió darle esquinazo a los perros rastreadores rabiosos que los seguían sin descanso por el terreno nevado y resbaladizo y aunque aquel no era el mejor momento para ello, Alessandro no pudo evitar montar una de sus berrinches silenciosos mientras el líquido carmesí con olor metálico se deslizaba por los finos dedos de su mano derecha como consecuencia de la fuerza aplicada al agarrar el filo de la daga que de forma desapercibida cortaba su carne siendo este el resultado de la enorme rabia que se había alojado en sus venas y recorría con furia sus vasos sanguíneos.

El motivo de su cabreo era obvio: celos.

Alessandro no era alguien que los manifestase abiertamente, pero en el disimulo, los celos y la envidia mezclados con la ansiedad producida por la tersa situación lo habían llevado a dañarse sin darse cuenta y es que, en su cabeza, se repetía constantemente la idea de que quizá no conociese tan bien los gustos de su hermano como él pensaba.

Darren, aquel desconocido que se les había acoplado en la huida y por el que estaban siendo perseguidos de una manera tan impoluta había sido su amante en el pasado y al menos, había compartido cama con Giovanni una vez y como Alessandro no había sido la persona que habló directamente con Dimitri y solamente entendió de la conversación pasada la palabra sexo estaba malentendiendo toda la situación al pensar que su hermano solo lo llevaba con ellos por su romance anterior.

El joven era un chico fornido, alto y musculoso cuyos rasgos faciales se mostraban masculinos y seductores por lo cual, entraba más en los estándares de belleza de Alessandro que en los del propio Giovanni ya que, ni en sus sueños más salvajes, a simple vista, lo hubiese imaginado siendo profanado por su hermano a quién le gustaban los cuerpos femeninos y esbeltos.

Al menos, eso pensaba Alessandro hasta que se dio cuenta de que el carácter que poseía Darren era el de un completo sumiso pasivo y masoquista a sabiendas de que su actitud inocente, dulce y despreocupada lo hacían parecer una tímida colegiala recién salida del instituto.

Aquel hombre con unos enormes músculos intimidantes, a Alessandro, por un segundo, le dio la impresión de ser un lindo y tierno cachorrito abandonado ya que, mientras lo regañaba con severidad este se arrodilló sentándose sobre sus piernas al estilo japonés para recibir la bronca mostrando un rostro arrepentido que, por un segundo, hizo que el Salvatore se sintiese muy culpable.

Alessandro no era de reñirle a nadie, pero en aquella ocasión, la situación le pareció tan sumamente ridícula que no pudo evitarlo ya que, ni siquiera cuadraba en su cabeza el que aquel chico fuese el profesor más joven de la OIEA aclamado por su inteligencia por ser capaz de crear un arma de destrucción mundial.

En medio de la persecución, cuando llegó el punto en el que todos estaban sin aliento incapaces de decir nada, Darren solamente se limitó a sacar de su bolsillo un oloroso bocadillo de chorizo y queso envuelto en papel de aluminio que, por poco, atrajo a toda la manada de chuchos gigantes que les iban pisando los talones.

Fue breve el tiempo que pudieron descansar antes de tirar bien lejos la comida y correr hacía el lado contrario y sin controlar el tiempo, la fría noche los abrazó obligándolos a resguardarse y a parar dentro de una remota cueva que, tras cubrir con nieve y piedras, los hizo sentir seguros.

Las barritas energéticas que Giovanni cargaba en la mochila desaparecieron enseguida y a la tenue luz de la leve fogata que habían encendido para entrar en calor, Darren, alguien que no estaba acostumbrado a esos trotes, se quedó completamente dormido en el calentito saco que Alessandro le dio mientras ellos miraban un mapa digital de la zona y se aseguraban de haberse acercado al punto de encuentro con los hombres de Dimitri que los escoltarían a una zona segura.

Alessandro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora