Capítulo 25.

5K 503 28
                                    

Año 2011. La Toscana, Italia.

Alessandro suspiró mientras jugueteaba con el afilado objeto que sostenía.

Apenas había pasado una semana desde el fallecimiento de sus padres y tras la investigación del accidente sus sospechas se confirmaron cuando se supo que este había sido planeado.

Su delgada mano acarició con suavidad la mejilla de su hermano quién descansaba profundamente sobre la cama de su cuarto.

Alessandro era consciente de las dificultades que estaba enfrentando Giovanni ahora que había sido nombrado Cabeza de la Familia Salvatore, pero de alguna manera, aunque el trabajo era arduo, no era tan duro como se lo habían descrito.

En realidad, era como si su padre se lo hubiese dejado todo organizado tras saber que iban detrás de él y que moriría tarde o temprano.

Y así fue.

Lo que Fabrizio Salvatore no predijo fue que también irían a por la esposa que tanto amaba.

Él tenía una deuda pendiente con los rusos quiénes siempre cobraban venganza usando métodos retorcidamente sucios sobre la persona culpable.

Y lo extraño de esta situación era que estos jamás habían involucrado a un inocente en sus planes y aun así su madre también fue asesinada por ellos.

Alessa no debía haber muerto allí.

¿Qué era ella?

¿Un maldito daño colateral?

¿Pero qué demonios tenía que ver su ángel ahí?

Sí, ella era la mujer del jefe, pero nunca se involucró en los asuntos del Clan.

Alessa era una mujer ignorante que fingía no saber cuándo su hijo se embarcaba en peligrosas situaciones junto a su hermanastro y aunque siempre vivía con el miedo de perder al resto de su familia, no podía hacer nada.

Su marido era un magnate de los gordos, su hijastro iba a ser el próximo jefe de la mafia y su hijo había aprendido a matar con tan solo ocho años para convertirse en la mano derecha de Giovanni, pero:

¿Ella?

Ella no era más que una persona normal que apenas había podido defenderse de un marido maltratador.

No estaba al nivel de su familia y Alessa lo sabía.

Aquella mujer solo podía rezar y disfrutar de todos aquellos momentos que sus seres queridos le brindaban tratando de complacer su idea de "una familia normal".

Su hijo ya pagaba la amabilidad que había tenido Fabrizio Salvatore con ambos asumiendo un cargo que nadie deseaba debido a que todo el mundo conocía el mal carácter del joven maestro, sus exigencias y su amor unilateral por el peligro.

Acompañar a Giovanni Salvatore era como bailar con la muerte y aun así, Alessandro por él le pisaba los pies todos los días.

Alessandro sentía verdadera devoción por su hermano y viceversa.

Giovanni también lo amaba con locura siendo este la única persona que le importaba en el mundo.

Él daría lo que fuese necesario por Alessandro y como consecuencia de aquel juramento muchas cabezas de los opositores estaban colgadas de las entradas de sus respectivas casas.

Como era común en todos los lugares, a pesar de que la gran mayoría adoraba a los Salvatore, también existía una minoría incapaz de soportar su presencia quiénes para desahogarse decidieron maltratar al eslabón más débil de la cadena: ese pequeño bastardo sin relación sanguínea con el clan principal.

Alessandro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora