Capitulo 26.

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Año 2021. La Toscana, Italia.

Un sueño.

Solo había sido un sueño que trataba sobre aquella dolorosa experiencia del pasado.

La Mafia Rusa liderada por los Romanov desapareció ardiendo en las cenizas junto a los miedos y deseos de venganza de Giovanni.

Y aunque Alessandro no era supersticioso ni creía en las premoniciones, su instinto lo alertó a cuidarse tanto como fuera posible.

Ahora que volvía a ocupar un alto cargo en la familia ya no tenía escapatoria.

Por culpa de su hermano había perdido parte de la movilidad de su mano en el momento en el que más la necesitaba y aunque estaba frustrado y un oleaje cargado de furia amenazaba con asomar de su corazón, él nunca había perdido los nervios en un lugar público.

Eso era un hospital y cómo Alessandro tenía un corazón de oro pidió deshacerse de todas esas comodidades de la suite individual.

Él tenía la intención de cederle la lujosa habitación a uno de los subordinados de su hermano que había salido herido tras el conflicto de reclamo contra el SAO, sabiendo que aquel tipo la necesitaba más que él, quién había provocado ese tiroteo indirectamente.

El maleante herido era un chico de unos diecisiete años en plena adolescencia cuyo cuerpo había sido herido de gravedad por dos balas que al haber atravesado limpiamente su carne, le dejaron posibilidad de sobrevivir.

El joven era relativamente patoso y su falta de entrenamiento se notaba por su forma de moverse ruidosamente por lo que, al acompañar a Giovanni a la guarida del SAO, había decidido instantáneamente suicidarse en el acto.

¡Ese joven no tenía madera de asesino!

¿Realmente Giovanni tenía tan mala vista para captar a sus trabajadores?

Según Sebastián, la emboscada planeada por su hermano fracasó debido a un novato iluso que, por andar pareciendo un elefante bailando claqué, los había delatado a todos saliendo herido en el proceso.

El anciano mayordomo se sentía culpable debido a que él mismo lo había reclutado, pero solo quería que fuese el jardinero de la mansión.

No lograba comprender cómo demonios aquel desastre viviente del que se había compadecido debido a que tenía una madre enferma que cuidar y necesitaba el dinero de manera urgente, había acabado en la base del enemigo actuando como carne de cañón.

Y a su vez, mientras todo eso sucedía, Carlo comprendió que ese plan tampoco había funcionado.

Sí, Carlo estaba arrepentido por lo que le había hecho a Alessandro, pero a la vez, también sentía un horrendo temor ante las consecuencias de sus actos y pensó, que si alguien arruinaba los planes de asalto que iba a enviar Giovanni Salvatore contra el SAO, el jefe de esta organización escaparía manteniendo la boca cerrada para no involucrarlo directamente en el ajo.

Pero se había vuelto a equivocar y cuando Giovanni despejó la situación con solo un rifle de asalto y se enteró de todo, no pudo evitar que su cara terminara de palidecer antes de recuperar el color cuando su padre admitió que, aunque ya no poseería el respaldo de esa poderosa familia, al menos, por esa vez lo dejarían ir.

A Carlo nadie tenía que repetirle dos veces las cosas por lo que tras disculparse repetidas veces abandonó el hospital para dirigirse a su apartamento compartido con su examante y recogerlo todo sabiendo que esta vez había llegado demasiado lejos.

Veintiocho años de odio lo habían consumido y tras ver la cara resentida de Giovanni controlando su fuerza para no estrangularlo mientras su odiado hermanastro lloraba silenciosamente dentro de su habitación por haber perdido todos los frutos de su arduo trabajo, un sentimiento de culpabilidad sustituyó a aquella rabia contenida que desapareció de golpe, como si Carlo, de repente, hubiese chocado con la realidad.

Alessandro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora