Capítulo 22.

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Año 2021. La Toscana, Italia.

Aquel hombre que Giovanni tenía enfrente parecía un vagabundo, pues poseía un aspecto descuidado y sucio.

El desconocido vestía con ropa deteriorada y vieja y su cara estaba cubierta por una gruesa capa de barba grasienta.

Sus subordinados lo habían encontrado medio muerto en un callejón mediante una vieja fotografía que su padre había conservado, ya que, en principio, él era el cobrador de una gran deuda que acabó con un final feliz para madre e hijo.

Ambos, habían sido maltratados por aquel repugnante sujeto y tuvieron una suerte tremenda cuando el jefe de la Mafia Salvatore los rescató proporcionándoles una mejor vida.

Giovanni apretó sus puños con furia mientras veía con rabia los ojos de aquel maldito abusador que había destrozado la infancia de su querido Alessandro.

Si no fuera porque una gota de su sangre era lo que necesitaba para salvar la vida de su hermano, ya le hubiera metido un tiro entre ceja y ceja.

Los gemidos de dolor del hombre se oían hasta en el pasillo central del hospital, pero ningún trabajador del personal se atrevía a interrumpir aquella tortura que se estaba llevando a cabo en la pequeña sala de los conserjes.

Los hombres de la Mafia Salvatore lo hallaron en un casino de mala muerte apostando con desesperación a sabiendas de que en la mano poseía una buena baza para ganar el juego.

Tras atarlo, como no dejaba de resistirse se habían visto obligados a romperle un par de dedos para que se desmayase del dolor, pues desde luego no iban a usar sustancias en él ya que el líquido posteriormente sería extraído para transfundírselo al joven maestro.

Y posteriormente se habían dedicado a tirar un cubo tras otro de agua hasta que aquel desgraciado despertó y pudo comprobar de primera mano que todo aquel dolor que había sentido no era parte de un mal sueño.

Cuando el hombre levantó la vista mirando al elegante personaje que tenía delante, no pudo evitar temblar de terror cuando vio el emblema de la familia Salvatore cosido en el abrigo y el tatuaje que Giovanni mostraba orgullosamente.

Él se había dedicado a huir y esconderse desde que se enteró de que aquella fulana y su hijo bastardo habían conseguido formar parte de aquel peligroso clan con el que no quería involucrarse.

Preferiría morir e ir al infierno que ser tomado como un rehén de ese horrendo e ilegal grupo.

Y por eso no pudo evitar saltar felicidad cuando la noticia de que los cabezas de la Familia Salvatore habían sido asesinados recorrió toda Italia.

Pero al parecer, el problema no había acabado.

Ese pequeño bastardo ahora era un joven amo del clan y había subestimado el cariño que le tenía el actual jefe Salvatore, conocido por sus bestiales maneras de salirse siempre con la suya.

Giovanni comenzó a acercarse al hombre de manera peligrosa, como una víbora acechando a esa presa a la que iba a devorar de un solo bocado.

Pero para la sorpresa de este, el extraño solamente sintió un pinchazo en el brazo seguido de una fuerte sensación de succión.

Únicamente lo habían llevado allí para extraerle un par de litros de sangre y quizá luego lo dejarían regresar ileso a casa.

Esa idea, al menos lo tranquilizó e hizo que hiciera esfuerzo por facilitarle el proceso a Giovanni quien con destreza en cinco minutos ya había extraído la muestra que quería.

Y algo no le cuadraba: la sangre no coincidía.

El líquido azul que había mezclado con ambos tipos de sangre solamente teñía uno de los dos mientras que dejaba el otro de su color original.

Alessandro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora