La verdad.

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De pie en la recepción y absorta en sus pensamientos, Lisa no se percató de la presencia de alguien tras ella. De repente, sintió que unos dedos finos tocaron su hombro izquierdo; volteó sin haber caído mucho en la realidad todavía y la vio. Era Jennie que estaba tan hermosa como siempre. Tenía su largo cabello castaño recogido en una cola de caballo alta, una blusa desajustada blanca de cuello en V hecha con una delicada tela que al transparentarse con la luz permitía ver con claridad su bralette negro de encajes, un short de jean suficientemente corto para que los bolsillos sobresalieran del borde y unas sandalias sencillas. Al verla lamentó su opción de atuendo, de haber sabido que ella estaría allí, se habría puesto su mejor vestido para darle a Jennie la mejor impresión.

Se miraron por un instante a los ojos y sin mediar palabra, Jennie se dio media vuelta y emprendió el camino a su habitación con pasos lentos pero decididos. De inmediato, Lisa comprendió que era una invitación, una que ella no estaba dispuesta a rechazar por ningún motivo. Algo había pasado en la cabeza de Jennie que la había hecho cambiar de opinión frente a Lisa, o, por lo menos, pensar en darle la oportunidad de hablar. Lisa le siguió los pasos hasta su recámara y cuando estuvo en la puerta, tímidamente dio un paso adentro.

- Cierra la puerta, por favor - Dijo Jennie sin brindar mayor explicación.

Lisa obedeció y permaneció de pie en el umbral. Jennie le dio un par de palmadas al borde de la cama donde estaba sentada en una señal de invitación para que Lisa hiciera lo propio, así que ella se acercó y se sentó con mucho cuidado de dejar entre ambas un espacio prudente para no hacer que Jennie se sintiera incómoda.

Permanecieron en silencio varios minutos, sin mirarse, absortas en sus pensamientos y en lo lejano que parecía ese momento hasta hace algunos instantes atrás. Hasta que Jennie decidió hablar.

- Y... ¿Cómo está Louis?

- Está bastante bien, es muy juguetón. Creo que te extraña, a decir verdad.

- Sí, también lo extraño, es mi bebé.

- Jennie - Dijo Lisa y permaneció en silencio un par de segundos mientras se llenaba de valor para decir lo que había estado reteniendo todos esos días. Luego de un suspiro y una bocanada de aire, continuó - Tengo varias cosas por contarte que había temido decirte antes por pensar que te harían sentir insegura. Pero ahora entiendo que fue un error y debí habértelo dicho desde el principio.

- ¿Estás segura de que me quieres decir esas cosas?

- Absolutamente.

- De acuerdo, adelante.

- Bueno, voy a empezar por decirte que no tenía ni idea de nada de lo que Joe planeaba hacer ese día. Entiendo que ahora no me crees, pero por eso te quise dar mi teléfono, para que pudieras comprobar que no he tenido comunicación alguna con él desde que lo dejé. Sé que probablemente no querrás continuar con este tema, pero te pido que revises mi teléfono para que compruebes que nada de lo que te digo es mentira. Por favor, hazlo ahora, acá, por si quieres alguna explicación de cualquier cosa, te la daré.

- No hace falta, ya revisé tu teléfono y sé que lo que me dices es cierto - Dijo Jennie con un tono algo tímido por confesar que había estado mirando el teléfono de Lisa - Además - Agregó compasiva - Mi madre te cree, y no sabes lo difícil que es eso.

- ¿Hablas en serio? Nunca pensé que cuando la señora Kim me dijo que me creía fuera cierto - Lisa estaba un poco sobresaltada por la sorpresa -. Pero hay más, Jennie. La blusa que Joe tenía en la mano ese día...

Lisa no pudo terminar la frase porque Jennie la interrumpió de inmediato.

- Lo sé, se te debió haber quedado en su casa después de alguna noche cuando eran pareja, no tienes que explicarme eso.

- No, espera. No te imagines nada, es por eso que estoy acá, para que no hagas suposiciones. Esa blusa no era mía, no sé de dónde la sacó Joe. Lo cierto es, Jennie, que... - Se calló por un instante y suspiró - Antes de ti, no había estado con nadie.

-Pero... Eso... - Jennie se pasó la mano por la frente, estaba completamente confundida e incrédula - Eso no es posible ¿Y tu relación con Joe? ¿Qué a caso nunca estuviste con él?

- Así es, nunca estuve con él. Cuando nos conocimos te conté que jamás había estado enamorada, no antes de ti. Cuando empecé a salir con Joe me agradaba, era un chico caballeroso, atento, detallista, pero nada de eso bastaba para que estuviera enamorada de él. Lo amé siempre, pero no estuve enamorada. Es por eso que, a lo largo de toda nuestra relación nunca llegué a estar con él de ese modo. Por fortuna, él siempre fue muy respetuoso y nunca me forzó a nada. Realmente no quería que mi primera vez fuera con alguien de quien no estuviera enamorada. Por eso, cuando te conocí y las cosas se dieron tan naturales, cuando me sentí tan cómoda y tan amada contigo, no sentí miedo de que fueras tú mi primera vez - Lisa agachó la mirada y se quedó en silencio-

Los ojos de Jennie se llenaron de lágrimas que poco a poco escurrieron por sus mejillas. Las secó con las palmas de sus manos y preguntó:

- ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué esperar hasta ahora?

Lisa también había dejado escapar algunas lágrimas y entre sollozos le explicó:

- Lo cierto es que cuando te tuve entre mis brazos, aunque me moría de miedo, también me moría de felicidad, y cuando me dijiste que no habías estado con nadie más, sentí que si no te decía que yo tampoco ibas a estar más confianza, te ibas a sentir segura. Es todo lo que siempre he querido, que conmigo te sientas cómoda y segura. Lo que quiero decir con todo esto es que no deseo a nadie más que no seas tú en mi vida, Jennie. Perdóname por no haber dejado que me vieras vulnerable desde el principio, sentí miedo y quise parecer fuerte para ti. Pero ahora, sólo quiero que me perdones y entiendas que todo esto que ha pasado en los últimos días fue un malentendido. Tú y yo nos amamos y lo podemos arreglar todo. Déjame mostrarte que siempre estás segura conmigo.

Jennie tomó la cara de Lisa entre sus manos y mirándola a los ojos le dijo con voz firme pero tierna:

- Lisa Manoban, prométeme que no me vas a volver a ocultar nada. Me tienes a tus pies, no tienes que aparentar nada para que te adore.

Lisa se quedó mirándola y no pudo evitar que una sonrisa se dibujara en su rostro:

- Te lo prometo, mi amor. Te lo juro.

Por primera vez. [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora