No vamos a dormir.

722 57 11
                                    

Lisa tomó la mano que Jennie tenía en la boca y la aproximó a su cara, rozó los dedos con sus labios en un movimiento delicado y seductor que dejó a su novia perpleja y luego pasó la punta de su lengua por ellos antes de introducirlos por completo en su boca con tanta agresividad que Jennie exhaló con fuerza el poco aire que había podido tomar ¿Cómo era posible que después de tener a Lisa aprisionada del cuello gimiendo de placer sobre su pecho, ahora se sintiera tan vulnerable y desnuda? Dispuesta a hacer lo que fuera que le ordenara.

La mirada feroz de Lisa mientras succionaba sus dedos con vehemencia no sólo la dejaba sin aliento, también la hacía desear que besara y lamiera cada rincón de su cuerpo con la misma inclemencia. Sentir la calidez de su lengua jugueteando entre sus dedos obligó a Jennie a apretarle con fuerza el muslo, dejando al descubierto una mirada que suplicaba por más. Lisa curvó un poco su espalda al sentir la fuerza de la mano de Jennie en su pierna, sabía que estaba desesperada y le gustaba, le gustaba saberse poderosa y la única capaz de complacer los deseos de su novia.

Sacó la mano de Jenni de su boca, se levantó de la silla sin voltear a verla y tomó su blusa del suelo frente al sillón para ponérsela. Jennie no entendía qué pasaba, estaba desconcertada ¿Por qué Lisa se estaba vistiendo? ¿Había hecho algo mal? ¿La había lastimando? No era capaz de articular palabra. De repende, Lisa se dio la vuelta y le ordenó:

- Siéntate acá - Señalando el sillón.

Su voz era firme e imponente, no había manera de que Jennie se resistiera, la deseaba, deseaba que la hiciera suya con la misma autoridad con que la estaba tratando. Impaciente, se levantó del asiento y se sentó en el sillón sin despegar sus ojos de los de Lisa. 

- Tienes prohibido moverte sin que yo te lo diga.

Jennie sonrió al escucharla, Lisa sabía lo mucho que le gustaba que tuviera el control. Se acercó a ella despacio, la miró de arriba a abajo con un gesto casi felino; luego se acomodó entre sus piernas, puso las manos bajo sus muslos, la levantó en el aire y se sentó dejando a Jennie sentada sobre ella aprisionándola entre sus pierna. Jennie la abrazó del cuello por lo abrupto del movimiento, pero cuando estuvieron sentadas nuevamente, Lisa le tomó las manos y las puso sobre sus rodillas, lo que hizo que la espalda de Jennie quedara ligeramente arqueada hacia atrás:

- Recuerda las reglas, no puedes moverte - Le susurró para luego morder suavemente su oreja.

La sensación tibia del aliento de Lisa estremeció a Jennie, la volvía loca la tensión que le generaba ese tipo de proximidad; le apretó un poco las rodillas y se mordió el labio ahogando un gemido. Lisa le tomó la cara con ambas manos y la besó sin premeditación, su beso era suave, lento, aunque la respiración de Jennie estaba agitada y su corazón latía tan fuerte que casi se podía escuchar. La lengua de Lisa se deslizaba con delicadeza sobre sus labios para luego entrar en su boca, la lentitud del beso la desesperaban. Necesitaba que Lisa la tocara, que le arrancara la ropa de un tirón y la hiciera suya en ese sillón.

La intensidad del beso fue aumentando poco a poco, hasta que Lisa fue quien no pudo aguantar y mordió con fuerza el labio de Jennie, haciéndola quejarse con un sonido casi imperceptible. Desesperada le arrancó la blusa y la arrojó mientras la empujaba hacia ella. Jennie luchaba contra las ansias de tocar a Lisa, de sentir su cabello entre los dedos, de aprisionarla contra ella cuando la besaba, pero cuando Lisa la empujó con fuerza, aprovechó la cercanía y le suplicó en el oído con voz entrecortada: 

- Por favor, déjame tocarte.

- Te has comportado muy bien - Respondió Lisa mientras ponía las manos de Jennie al rededor de su cuello -. Pero no las puedes bajar de ahí.

Lisa puso una mano en la espalda de Jennie para sostenerla y la otra entre su cabello, sentía cómo ella se aferraba a su cuello y escondía la cabeza en su pecho, así que con delicadeza, empuñó el cabello de Jennie obligándola a llevar la cabeza hacia atrás. Besó su cuello despacio, lo recorrió con la lengua hasta llegar a su oreja y le susurró:

- ¿Te gusta?

- Mmhhmm... Soy tuya.

Escuchar la voz agitada de Jennie le producía un inexplicable placer. Continuó besando su cuello y con un movimiento hábil desabrochó su sostén para quitarlo con delicadeza. Bajó despacio la mano con la que empuñaba el cabello por detrás de su nuca, deslizó la yema de los dedos por su cuello sobre su clavícula, sentir la suave piel de Jennie la excitaba. Siguió recorriendo su pecho hasta llegar a sus senos, los acarició suavemente y luego se inclinó, haciendo que Jennie se curbara un poco hacia atrás y los besó. Al hacerlo Jennie gimió y Lisa clavó las uñas en su espalda, arañándola con la fuerza suficiente para enrojecer un poco su piel.

La calidez y la humedad de la boca de Lisa en sus pechos y el jugueteo de su lengua estaba volviendo loca a Jennie, que empuñaba su cabello mientras la miraba. Sin dejar de besarla, Lisa tomó con ambas manos el short que Jennie llevaba puesto y con su ayuda, lo quitó, dejándola vestida únicamente con unas bragas de encaje negro. La miró a los ojos por un instante y la besó con tal desenfreno que Jennie empezó a mover levemente la cadera, no aguantaba más, estaba desesperada porque Lisa la tocara.

Al sentir el movimiento, Lisa bajó despacio la mano tocando el abdomen de Jennie con su dorso hasta llegar a su vientre, donde sintió el delicado encaje, lo recorrió con la punta de los dedos y lo hizo a un lado, estaba húmedo igual que Jennie. La tocó despacio y con delicadeza por algunos segundos mientras las besaba, hasta que ella mordió su labio con fuerza y el leve movimiento de su cadera se había vuelto más evidente y constante. Entonces, Lisa introdujo dos dedos que empezó a mover al ritmo que Jennie se movía. Sus dedos estaban completamente adentro y la palma de su mano hacía presión sobre el clítoris de Jennie, sentía la la humedad y el calor de su interior mientras presionaba con delicadeza pero cada vez con más velocidad. 

El movimiento de Jennie se había vuelto rápido y descarado, sus ojos estaban cerrados y jadeaba con la boca abierta y la cabeza inclinada hacia atrás. Se incorporó un poco, humedeció sus labios y se acercó a besar a Lisa, fue un beso intenso y prolongado, hasta que su respiración empezó a ser más agitada y sus piernas se tensaron, Lisa sabía que estaba a punto de terminar, así que le mordió el labio con fuerza y Jennie empuñó su cabello con violencia para luego soltar un profundo gemido sobre su boca.

Jennie se dejó caer sobre sus brazos y Lisa la abrazó con cuidado, estaba temblando. Le dio en ligero beso en los labio y le dijo en el oído: "Esta noche no vamos a dormir".

Por primera vez. [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora