Deberías hacer lo mismo.

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Jennie sintió un cálido beso en su mejilla y abrió un poco los ojos, el sol se colaba por debajo de la cortina de la habitación. Levantó la cara y vio a Lisa que acariciaba su cabello mientras sonreía.

- Buenos días, princesa ¿Cómo amaneces? - Dijo Lisa con voz dulce.

- Buenos días, amor. No podría haber amanecido mejor - Respodió Jennie frotándose los ojos mientras se estiraba.

- Te preparé desayuno ¿Vamos?

Para Jennie fue muy extraño que Lisa no le llevara el desayuno a la cama, pues siempre era muy detallista y atenta. Se levantó de la cama un poco desconcertada y siguió a Lisa al comedor. La mesa estaba perfectamente servida, Lisa había salido al jardín a cortar algunas flores y las había usado como decoración, además, había hecho pequeñas aves de origami con papel de colores que había puesto regadas por la mesa. Jennie sonrió al ver todo lo que había preparado Lisa para ella, huevos con tocino, una taza de chocolate un par de panqueques y  fruta, además de una taza de café y un vaso de jugo.

Se sentaron a comer, Jennie no dejaba de mira a Lisa mientras comía, mientras hablaba, no dejaba de pensar en la noche anterior tampoco. Todo había sido perfecto. Cuando estaban a punto de terminar el desayuno, Lisa le dijo:

- ¿Amor, por favor me pasas la sal? Está en el segundo gabinete de la cocina.

Jennie la miró extrañada, ese no era el estilo de Lisa, si necesitaba algo, ella misma se paraba a traerlo, estaba acostumbrada a ello desde que vivía sola. Sin embargo, interrumpió su desayuno, se levantó de la mesa y fue al segundo gabinete de la cocina. Cuando movió la sal, un par de boletos se cayeron al suelo, Jennie los recogió y uno de ellos tenía una nota adhesiva con su nombre. Los leyó y se dio cuenta de que eran boletos para uno de los recitales de piano más importantes del año que tendría lugar en dos semanas en una ciudad a 4 horas de distancia. Tomó los boletos en sus manos y caminó hasta donde estaba sentada Lisa, cruzó los brazos sobre su pecho y la abrazó. Luego se inclinó para besarla y le dijo:

- Gracias por siempre pensar en mí ¿Hace cuánto habías planeado todo esto?

- Bueno, verás. Se suponía que ayer, después de cenar te llevaría a tu casa y, justo antes de que bajaras del auto, te pediría que buscaras algo en la guantera. Sin embargo, para mi fortuna, ayer decidiste pasar la noche conmigo, así que pensé que sería lindo si te despertaba con ese detalle.

- Estaba muy extrañada de que no me llevaras el desayuno a la cama, siempre que te levantas antes lo haces. Ahora entiendo todo, planeaste todo esto antes de que despertara - Dijo Jennie tomando la cara de Lisa entre sus manos para besarla -. Te amo, Lisa, estoy muy feliz por estar contigo. Te quiero en mi vida, quiero compartir lo bueno y lo malo contigo y darte la mano para recorrer todos los caminos juntas.




Lisa se estaba bañando y Jennie estaba sentada en la cama escribiendo en el libro que ella le había regalado, estaba muy concentrada mirando la página en la que escribía. Cuando Lisa salió del baño, Jennie tomó su toalla y entró a bañarse. Lisa se quitó la toalla en la que estaba envuelta y la enrolló en su cabello y cuando se inclinó para hacer eso, vio la libreta de Jennie que se había quedado abierta. En letra grande en la parte de arriba de la hoja estaba escrito su nombre "LISA". Pensando que era una carta para ella y que Jennie intencionalmente la había dejado allí para que la viera, Lisa se puso algo de ropa y se sentó en la cama a leer lo que estaba escrito.

Luego de un par de líneas, se dio cuenta de que aquello no era una carta para ella, por el contrario, eran pensamientos de Jennie, sentimientos de Jennie, experiencias de Jennie. Todas ellas tenían que ver con Lisa, todas ella eran profundamente conmovedoras, Jennie de verdad la amaba. Una sonrisa se dibujó en su cara, por primera vez estaba enamorada y por fortuna era correspondida. Con cuidado puso el cuaderno sobre la cama, procurando que quedara en la misma posición en la que estaba cuando lo tomó y se terminó de arreglar. Cuando Jennie salió del baño, Lisa la abrazó y la besó sin explicación. Estaba realmente feliz.




Cuando Jennie llegó a casa, sus padres y Max la estaban esperando para cenar. Max había pedido pizza para todos. Jennie dejó sus cosas en la habitación y bajó al comedor, se sentó al lado de su hermano y se unió a la conversación. Luego de un momento de estar hablando, su madre dijo:

- No viniste a dormir anoche, Jennie ¿Dónde estuviste? Nunca duermes fuera, sólo cuando te quedas con Sophie, pero ella no está en la ciudad.

- Así es, de hecho, pasé la noche en casa de Lisa.

- ¿Quién es Lisa? - Preguntó su padre curioso.

- Es... Mi amiga de la universidad.

- ¡Ah! ¿Estudian juntas? - Respondió la señora Kim.

- No, mamá. Lisa estudia danza.

- ¿Entonces, cómo se conocieron?

- Bueno, un día en que las dos éramos las únicas ensayando en la universidad, así que decidimos almorzar juntas y desde entonces somos inseparables.

- Suficientes preguntas ¿No creen? - Dijo Max en todo divertido - A mí no me interesa saber más de Lisa, a comer.

Jennie tocó su rodilla por debajo de la mesa para agradecerle, Max respondió guiñándole. Terminada la cena, el señor y la señora Kim se levantaron de la mesa para ir a su habitación, pero, justo antes de subir el primer escalón, la señora Kim se devolvió y se asomó a la cocina donde estaban sus hijos, igual que todas las noches en que cenaban juntos, hablando y lavando los platos. Iba a decirle algo a Jennie, pero sin querer escuchó lo que Max decía:

- ¡Pero cuéntame todo! ¿Eso quiere decir que ya es mi cuñada?

- Sí, Max. Estoy feliz, es maravillosa, me pidió que fuéramos novias en una exposición de fotos que organizó para mí en la galería de su padre.

Al escuchar eso, la señora Kim entró en la cocina y les preguntó:

- ¿De qué hablan? Espero no haber escuchado lo que creo que escuché.

Jennie y Max se miraron con angustia.

- ¿Qué era lo que estabas diciendo, Jennie Kim? - Dijo su madre furiosa.

- Nada, mamá. Perdona - Respondió Jennie mirando al suelo.

- Dime la verdad, Jennie ¿Es por eso que ahora no te despegas de esa niña? ¿Dejaste que te metiera ideas raras en la cabeza? ¡Responde! - La señora Kim estaba a punto de llorar por su desesperación.

- Mamá, Lisa y yo... Nos amamos, ma. Además es buena conmigo, es todo lo que siempre has querido para mí.

- ¿Lo que siempre he querido para ti? - Gritó la señora Kim al borde del colapso - Lo que siempre he querido para ti es un hombre que te respete y te quiera, no una... - Empezó a llorar sin completar la frase - Y tú - Dijo señalando a Max con el dedo índice -, sabías de todo esto y en lugar de ayudar a tu hermana, lo que hiciste fue ocultar todo como un cobarde.

- Mamá, escúchate. Lo que Lisa y Jennie tienen no es algo malo, no es algo incorrecto, son dos personas que se aman y desean estar juntas ¿Qué esperabas? ¿Que corriera a decirte como cuando era un pequeño y acusaba a mi hermana? Yo maduré, crecí y me di cuenta de que ella es inteligente e independiente y puede tomar sus decisiones sola. Tú deberías hacer lo mismo.

- No quiero que vuelvas a ver a esa mujer nunca, Jennie. Espero que esté claro.

Por primera vez. [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora