Una semana.

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Había pasado una semana desde que Jennie se había ido de casa de Lisa y aún no tenía ninguna información de su paradero. Cada día que pasaba sin saber dónde estaba hacía que Lisa se sintiera más desconsolada y con menos esperanza de poderla recuperar. Luego de que Rosé fuera a su casa y pasara la noche cuidándola, Lisa se había dedicado a buscar a Jennie en todos los lugares que ella frecuentaba y en los que pensaba que pudiera haber huido. El primer día fue al conservatorio de música donde Jennie había aprendido a tocar el piano, pero nadie la había visto por allí desde meses atrás, luego se dirigió a la facultad de música de la universidad y las salas de ensayo pero como era época de vacaciones, ningún estudiante tenía permitido el ingreso. El segundo día fue a casa de Sophie a preguntarle nuevamente si tenía alguna información sobre Jennie que pudiera compartir con ella, pero Sophie se mantuvo en su posición de no saber nada al respecto. Pensó mucho antes de ir a casa de los Kim, pero lo hizo al tercer día. Para su desgracia, el señor y la señora Kim le dijeron que Jennie se estaba quedando en casa de Sophie, pero Lisa sabía que no era cierto por su visita del día anterior.

- Muchas gracias, señor y señora Kim, iré allí a buscarla - Dijo Lisa.

- Espera un momento, mi niña, quiero hablar contigo sobre lo que sea que haya sucedido. Jennie no me ha contado nada, se limitó a decirme que no están bien y por eso no se está quedando contigo. Háblame ¿Qué pasa? - Dijo la señora Kim llevando de la mano a Lisa a la cocina y poniendo en la estufa un agua para hacer café.

- Señora Kim, no sé qué decirte.

- La verdad, Lisa, dime lo que pasó, ahora tú también eres mi hija y seré objetiva para aconsejarte.

- De acuerdo, gracias por tus palabras. Hace 3 días estábamos en casa y de la nada Joe llegó a tocar la puerta...

- Espera ¿Quién es Joe?

- Es mi exnovio, señora Kim - Respondió Lisa agachando la cabeza.

- De acuerdo, continúa - Dijo la señora Kim con voz apacible e inexpresiva.

- Bueno, pues Joe llegó a casa con un ramo de flores y una blusa, a decir que por qué no le contestaba el teléfono desde "aquella tarde". Jennie estaba ahí y se enojó mucho al ver esa escena, tomó sus cosas y se fue de casa - El tono de voz de Lisa era bajo y apagado, y con la última frase, su voz se cortó y sus ojos se encharcaron.

La señora Kim permaneció un rato en silencio y cuando el agua hirvió, sirvió dos tazas de café, las tomó y se dirigió a la mesa. Lisa la siguió limpiando sus ojos. Cuando las dos estuvieron sentadas, la señora Kim preguntó:

- Y ¿Por qué estaba ese joven Joe en tu casa con flores y una de tus blusas? Además ¿A qué tarde se refería?

- Señora Kim, la blusa no era mía. Y de verdad no sé por qué estaba en casa, desde que terminamos antes de conocer a Jennie, no había vuelto a tener ningún contacto con él. Bloqueé su número de mi teléfono para que no pudiera llamarme nunca más, lo bloqueé también de todas mis redes sociales pero Rosé, mi mejor amiga, me dijo que la estuvo buscando también a ella para preguntarle por mí - en ese momento, el tono de voz de Lisa cambió y empezó a sonar un poco desesperado y agitado por el llanto que intentaba contener -. Pero ya no sé qué hacer. Te juro que no hice nada para irrespertar a Jennie, yo la amo, la adoro, es el amor de mi vida y nunca haría nada para lastimarla ni humillarla - En ese momento, se quedó en silencio pues el llanto no le permitió continuar hablando.

La señora Kim la observaba con compasión, parecía sincera. En todos sus años como abogada había aprendido a distinguir entre las historias reales y las falsas, y la de Lisa le parecía sincera, así que se puso de pie a su lado, la abrazó y la consoló acariciando delicadamente su cabeza. Cuando paró de llorar le dijo:

- Hija, sólo te voy a hacer un par de preguntas. Tú conoces a Joe, dime ¿Por qué crees que haya hecho eso?

- Creo que fue porque no ha logrado aceptar la idea de que no estoy enamorada de él. Tal vez se enteró de mi relación con Jennie y se quería vengar de mí por haberlo dejado.

- Entiendo, y ahora ¿Me juras que la historia que me acabas de contar es cierta?

- Lo juro por lo que sea, señora Kim, no miento.

- Está bien, hija, vuelve a casa y veré cómo puedo ayudarte.

Lisa regresó a casa a la espera de que, gracias a la ayuda de la señora Kim, Jennie decidiera perdonarla, pero el cuarto día pasó y su novia seguía sin contestar ninguno de los dos teléfonos y sin aparecer, así que al quinto día llamó a Rosé para que la acompañara a casa de Sophie, nuevamente, como último recurso pues no sabía dónde más buscar a Jennie.

Al llegar a casa de Sophie, ella las invitó a pasar, hizo té para las tres y les dijo:

- Miren, chicas, lo cierto es que, después de que Jennie no pasara la primera noche en casa de Lisa, me llamó para decirme que la cubriera, pero no me dijo a dónde iría, simplemente me pidió que si su madre llamaba, le dijera que estaba en casa conmigo y que se quedaría varios días. Desde entonces, me ha llamado cada noche a contarme que está bien, pero no me ha querido decir dónde se encuentra, tal vez teme que te lo cuente, Lisa.

Lisa estaba un poco más tranquila al saber que Jennie estaba bien, pero se sentía destrozada de descubrir que no deseaba saber de ella ni que ella supiera dónde estaba. Regresó a casa y no volvió a salir de la cama en los siguientes dos días.

Por primera vez. [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora