En las buenas y en las malas.

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Jennie estaba inmóvil en la cocina reproduciendo una y otra vez en su mente la escena que acababa de vivir. Su madre le había prohibido ver a Lisa. Max se había quedado con ella y apretaba su brazo en señal de consuelo, pero Jennie no reaccionaba, estaba de pie con la mirada perdida en algún lugar repitiéndose una y otra vez "no quiero que vuelvas a ver a esa mujer nunca" ¿Era a caso malo lo que ella y Lisa estaban haciendo? Porque Jennie no creía que tuviera nada de malo, así que, en ese momento, su mirada volvió y se posó en los ojos de su hermano que la miraba con algo de preocupación.

- Max, dime la verdad ¿Está mal que ame a Lisa y quiera estar con ella?

- Claro que no, Jennie. No le haces daño a nadie y no estás siendo mala con Lisa ¿Qué podría tener eso de malo? La amas y por fortuna ella te ama de vuelta, no dejes que mamá te quite eso, es lo más valioso que puedes encontrar en alguien, el amor. Dime ¿Qué vas a hacer?

- No lo sé, hermano, no creo que pueda no ver a Lisa. No quiero dejar de verla. La voy a llamar y le contaré ¿Crees que mamá estuviera hablando en serio?

- Así es, la conoces, es impulsiva. No tienes que dejar de hacer las cosas que quieres por ella o por alguien más. Ella ya vivió su vida, ahora es tu turno de vivir la tuya a tu manera y disfrutar todo lo que puedas. Si estar con Lisa es lo que te hace feliz, no permitas que nada te lo impida - Dijo Max para luego abrazarla.

Jennie lo abrazó fuerte y subió a su habitación. Tumbada en la cama tomó el celular y llamó a Lisa.

- Buenas noches, mi amor ¿Lista para descansar? - Contestó Lisa alegre el teléfono.

- Lisa, hay algo de lo que debemos hablar. Acaba de suceder - Respondió Jennie en tono serio y algo angustiado.

- ¿Qué pasa, Jennie? ¿Estás bien? ¿Te ocurrió algo? Ya voy para tu casa - Dijo Lisa asustada.

- No, espera. Escúchame. Luego de la cena estaba en la cocina con mi hermano, sólo quedábamos los dos, pues mis padres ya se habían ido a su habitación. Le estaba contando a Max que ahora estamos juntas y, justo en ese momento, mamá regresó a la cocina, lo escuchó todo. No sabes cómo se puso, gritó, lloró y... Me prohibió volver a verte.

Un largo silencio se apoderó de la llamada, los segundos pasaban con un pesado vació para ambas, sumidas en sus pensamientos, su miedo y su dolor. Por fin, Lisa se atrevió a decir con una voz triste:

- Jennie, yo entiendo. Sabíamos que no iba a ser fácil y entiendo que no quieras tener problemas con tu madre. Gracias por llamarme antes de dejar de hablarme, es muy considerado de tu parte. Me  siento muy triste por todo esto, pero entiendo que lo harás por una razón de peso.

- Lisa, claro que no te voy a dejar de hablar ni de ver. Te amo y te dije que quiero estar contigo en las buenas y en las malas. Eres la persona con la que quiero compartir mi vida. No me voy a ningún lado, me quedo a tu lado, siempre ¿Está bien?

- Te amo, Jennie, no quiero que te vayas, pero tampoco quiero causarte problemas en casa.

- Descuida, ya encontraré la forma de verte, por ahora, quiero que sepas que estoy contigo y no hay nada de lo que debas preocuparte. Te amo, princesa, descansa.

- Te amo, mi amor. Descansa, háblame mañana a la hora que puedas.





Los siguientes días se tornaron lentos y aburridos para Jennie, que lo único que hacía era pensar en lisa y ansiar el momento de verla nuevamente, pero era imposible, pues su madre había solicitado permiso en la oficina para trabajar desde casa, y todo el tiempo estaba con su computador en la sala o en el estudio escribiendo o hablando en alguna video llamada.

Max salía a trabajar todos las mañanas a primera hora, no sin antes dejarle el desayuno listo a Jennie y despedirse de ella con un beso en la frente. El señor Kim, que se había enterado de la situación la misma noche en que ocurrió, había optado por pretender que Jennie no existía, así que ignoraba sus saludos y sus gestos, al comprender lo que ocurría, Jennie dejó de intentar relacionarse con sus padre y empezó a pasar largas horas en su habitación, leyendo como cuando era adolescente.

Para su desgracia, aún faltaban algunas semanas antes de iniciar el semestre, para poder salir libremente de la casa y regresar cuando quisiera, para ver a Lisa en la universidad, o fuera de la universidad; para ser libre. Todos los días había hablado con Lisa, después de lo sucedido, ella le escribía cada mañana al despertar, ya no esperaba que fuera Jennie quien lo hiciera. Le dejaba constantes mensajes recordándole cuánto la amaba y le hacía cartas a mano de las que le enviaba fotos para que supiera que estaba con ella.

Llegado el quinto día de reclusión, Sophie regresó a la ciudad, así que Jennie pidió permiso para ir a visitarla. Su madre accedió, pero la llevó hasta la puerta de la casa de Sophie y esperó a que Jennie entrara, le dijo que transcurridas dos horas regresaría por ella. Jennie estaba feliz de poder salir de su casa al fin, pues los últimos días habían sido un calvario. Al llegar, abrazó a su mejor amiga con fuerza y, en cuanto estuvieron en la habitación de Sophie, Jennie no pudo contener el llanto. Se estaba desahogando de todo lo que había acumulado durante aquellos días tristes. Sophie la consolaba preocupada sin terminar de entender la situación.

- ¿Qué pasa, amiguita? Háblame, por favor, estoy preocupada - Decía Sophie mientras abrazaba la cara de Jennie contra su pecho intentando reconfortarla.

Luego de varios minutos, Jennie consiguió calmarse y contarle a Sophie todo lo que había sucedido durante el tiempo que ella no había estado en la cuidad.

- ¿Y qué te parece si mañana nos reunimos en casa de Rosé? La señora Kim no la conoce, podemos decir que es nuestra nueva amiga y que Lisa vaya. Así se pueden ver ¿Qué dices, Nini? No quiero verte más así, y menos por tu madres que está siendo completamente irracional - Dijo Sophie condescendiente.

- ¿Crees que ese plan funcione? - Preguntó Jennie entusiasmada.

- Es momento de comprobarlo, llamemos a Rosé - Concluyó Sophie y sin vacilar un instante, tomó el teléfono y marcó.

- Hola.

- Hola, Ro. Ya estoy en casa ¿Me echaste de menos?

- Así es, mucho ¿Cuando podré verte?

- Mañana. Supongo que ya sabes todo lo que pasó con Lisa, Jennie y la señora Kim.

Así es, estoy muy afligida por Jennie y Lisa.

- También yo ¿Qué te parece si mañana invitas a Lisa a tu casa y Jennie y yo vamos? Así ellas dos se puede reunir y tú y yo por fin nos podemos ver.

Suena fantástico, las espero a las 5:00 p.m.

Por primera vez. [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora