Aquella tarde.

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Ante las miradas atónitas de Lisa y Jennie, Joe se limitó a sonreír con calma y responder:

- Vine a traerte estas flores y la blusa que olvidaste en casa la última vez. Además, quería saber cómo estabas, desde aquella tarde no has vuelto a contestar mis llamadas ni mis mensajes - La sonrisa en su rostro parecía ahora un poco cínica.

Luego de haber visto a Lisa y Jennie tomadas de la mano en un parque de la ciudad, Joe se había sentido desesperado por saber más, así que había contactado a todos sus amigos, pero nadie sabía nada al respecto. Revisó todas las redes de Lisa, pero no encontraba nada de información a cerca de Jennie, no sabía quién era, su nombre ni de dónde había salido. Como último recurso, llamó a Rosé para rogarle que le contara a cerca de Lisa y si estaba en una relación con aquella jovencita, pero Rosé se negó con firmeza a responder cualquiera de sus preguntas y le recomendó que se alejara de Lisa y no la molestara nunca más.

Agotadas todas las instancias, Joe decidió que lo único que le quedaba por hacer era espiar a Lisa. Aprovechó la confianza que tenía con el guardia del conjunto donde ella vivía para entrar sin ser anunciado, lo cual repitió varios días hasta que, una mañana lluviosa, vio a Lisa salir con aquella chica de su casa, regresaron juntas y no salieron de nuevo. Pasó varios días escondido en los alrededores de la casa, esperando que Lisa saliera, pero siempre lo hacía acompañada de Jennie, y siempre regresaban juntas. Luego de una semana, Joe comprendió que vivían juntas.

Lisa vivía con otra persona. Ese pensamiento daba vueltas en su cabeza y no lograba entender el motivo de aquella decisión. Desde que los señores Manoban dejaron el país, Joe siempre le había pedido a Lisa que se fueran a vivir juntos. Le pidió que fueran a vivir a su apartamento, pero ella lo rechazó diciendo que no podía dejar la casa de sus padres sola. Le dijo entonces que fueran a vivir allá, pero ella dijo que sus padres nunca aprobarían que ella viviera con su novio y mucho menos mientras ellos no estaban en el país. Entonces ¿Por qué con esa desconocida era diferente? ¿Podía ser acaso una amiga? ¿Sería algo más que su amiga? 

Pero el momento decisivo para Joe fue cuando, una mañana, Lisa y Jennie salieron en pijama a tomar una taza de café frente a la casa mientras veían jugar a Louis en el jardín ¿Un gato? Lisa siempre había dicho que no deseaba tener mascotas porque eran más responsabilidad de la que podía asumir. Justo antes de entrar de nuevo a la casa, Lisa y Jennie se besaron. Luego de ver aquella escena, Joe supo que no podía permitir que Lisa lo cambiara, mucho menos por una mujer. Así que iba a acabar con aquella relación costara lo que costara. 

Por eso, esa tarde, mientras estaba parado en la puerta de la casa de Lisa sosteniendo el ramo de flores y la blusa, sintió una satisfacción incomparable al ver la cara de Jennie que, aunque al principio era inexpresiva, como quien no da crédito a lo que ve, poco a poco se fue convirtiendo en una cara de pena y profundo dolor. Joe nunca había experimentado algo igual, como si hubiera ganado la competencia de danza más importante de su vida. Se sentía triunfante, victorioso y lo demostraba con su postura altiva y su sonrisa cínica.

Al escuchar las palabras de Joe, Jennie se dio la vuelta y subió a la habitación despacio, como cargando en sus hombros las notas de la más triste melodía para el piano que alguien pudiera haber escrito jamás. Todo lo que había querido para su vida y había encontrado en Lisa, en realidad había sido una mentira todo el tiempo. "Aquella tarde", repetía en su mente al descargar con desgano los pies en cada escalón. Cuando llegó a la habitación se sentó en el borde de la cama, tomó su cabeza con sus manos y dejó que las lágrimas rodaran por sus mejillas, se sentía herida, humillada, engañada, vulnerable.

En cuanto reunió un poco de fuerza, se levantó de la cama, secó su rostro con furia con las palmas de sus manos y tomó sus maletas. Todo su dolor se había convertido en rabia. Se dirigió al armario y tomó cada una de sus prendas, las dobló como pudo y empezó a empacarlas, luego pasó al baño y juntó sus objetos personales, finalmente lanzó con enojo las maletas al suelo y justo en ese momento llegó Lisa.

- Jennie, mi amor, por favor, no hagas esto, no sé qué pasó. Créeme - Su voz sonaba suplicante y se tomaba la cabeza con ambas manos en señal de desesperación.

Jennie permanecía en silencio, no podía creer que Lisa tuviera las agallas de decirle que no sabía lo que había sucedido, de mentirle en su cara después de todo lo que habían vivido juntas.

- Mi vida, por favor, no te vayas - Lisa lloraba con una mano sobre su cadera y la frente apoyada en el dorso de la otra mano - No sé qué fue lo que pasó con Joe, pero te juro que siempre he respetado nuestra relación.

- ¿No sabes qué pasó con Joe? - Dijo Jennie apretando los dientes, estaba furiosa y hacía su mayor esfuerzo por no levantar la voz - Yo te diré qué pasó con Joe. Yo fui una estúpida porque nunca te pregunté acerca de su relación, y hasta ahora me entero que nunca terminaste con él. Es evidente que estabas conmigo al mismo tiempo que seguías teniendo una relación con él - El tono de Jennie iba subiendo al igual que su indignación, y para ese punto, señalaba el pecho de Lisa con su índice mientras la miraba a los ojos cuando hablaba -. Lo que pasó con Joe fue que pensaste que podías jugar con los dos, y te habrías salido con la tuya de no haber sido porque esto estaba fuera del plan. Te dejé ver mis partes más vulnerables, mis debilidades, mis miedos; confiaba en cada cosa que decías, en cada cosa que hacías, en cada mirada que me dabas - el tono de su voz se iba apagando y las palabras salían entrecortadas -. Pero me humillaste y traicionaste mi confianza ¿Acaso sólo querías experimentar con una chica? ¿Era eso? 

- No, Jennie, no. Nada de lo que dices es cierto, nada de eso es verdad. No sé cómo puedo probártelo, pero por favor, intenta creerme - Lisa estaba desesperada y sus movimientos eran erráticos, no sabía qué hacer para detener a Jennie -. Siempre he sido fiel y leal a ti, desde el primer día, y mi relación con Joe termi...

- No te quiero escuchar.

- Toma mi teléfono, por favor, revísalo y te darás cuenta de que nada de lo que dice Joe es verdad - Dijo mientras le extendía la mano con su teléfono.

- No hay nada más qué decir, Lisa. Me voy.

Jennie tomó sus maletas del suelo y las levantó. Bajó las escaleras, descargó en el piso las maletas, besó a Louis antes de irse y salió. Lisa salió tras ella suplicándole que no se fuera pero Jennie se mantuvo en silencio. Finalmente, justo antes de arrancar, Lisa lanzó su teléfono dentro del auto de Jennie, que se puso en marcha sin rumbo fijo. 

Por primera vez. [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora