¿Qué haces aquí?

672 51 6
                                    

Lisa dormía entre los brazos de Jennie, con la cabeza delicadamente depositada sobre su hombro, su respiración era pausada y suave, la sábana la cubría hasta el pecho por debajo del brazo que caía tras la cadera de Jennie casi desafiando la gravedad. Antes de conocerla, Lisa sólo había salido con Joe, era su primer novio y habían estado juntos porque él había sido muy insistente y detallista, no sólo con Lisa, sino también con sus padres. Por eso los señores Manoban habían terminado por sugerirle a Lisa de forma reiterada que lo aceptara, y ella, agotada de la presión, había cedido.

Lo cierto era que no se había enamorado de él y, aunque no había querido contárselo a Jennie, nunca habían intimado, así que aquel 28 de Abril también había sido su primera vez. De alguna manera siempre encontraba una excusa para evitarlo con Joe, no deseaba que su primera vez fuera con una persona de la que no estuviera profundamente enamorada; sin embargo, creyó que era mejor no decirle a Jennie para no hacerla sentir insegura.

Jennie esta recostada en la almohada, su nariz y su boca tocaban apenas el cabello de Lisa mientras sus brazos se extendían a su alrededor. La sábana la cubría hasta la cintura y sus piernas estaban entrelazadas con las de Lisa. La noche anterior habían ido a dormir cerca de las 5:00 a.m. Era casi del medio día y ninguna de las dos tenía intención de levantarse pronto.Las cortinas de la habitación le daban una atmósfera oscura a pesar de que los rayos del sol daban directo en la ventana a esa hora, no se escuchaba ningún ruido en la casa, pues Louis dormía plácidamente en su cama cerca a la mesa de noche.

Cerca de las 2:00 p.m., Jennie abrió sus ojos y lo primero que hizo fue besar la cabeza de Lisa que seguía frente a su cara. Lisa se movió un poco y aún sin abrir los ojos la abrazó fuerte y le dijo:

- Te amo, gracias por anoche.

-Te amo mucho - Respondió Jennie sonrojada mientras besaba su frente - ¿Te gustarían unas hamburguesas, preciosa?

- Me encantaría.

Jennie tomó su teléfono sin dejarla de abrazar para ordenar las hamburguesas. Mientras las esperaban, aprovecharon para llamar a la señora Manoban y preguntar cómo estaban yendo los conciertos.

- Hola, mamá. Somos Jennie y yo - Dijo Lisa en cuanto la señora Manoban contestó.

- Hola, mis niñas, buenos días para las dos.

- Tardes, señora Manoban, acá ya son tardes. Qué gusto saludarla - Respondió Jennie -.

- Lo mismo digo, mi corazón. Supe lo de tu cupo en la sinfónica y quiero que sepas que mi esposo y yo estamos muy orgullosos de ti y muy felices de que hagas parte de nuestra familia.

- Así es, Jennie ¡Enhorabuena! - Gritó a o lejos el señor Manoban.

- Mamá, y tenemos más buenas noticias. Ayer en la noche, cuando llegamos del viaje, los señores Kim vinieron a casa. Se sentaron con nostras a hablar y le pidieron perdón a Jennie. Ambos dijeron que somos sus hijas y que así nos van a amar - Dijo Lisa entusiasmada con una sonrisa enorme en su rostro.

- Me alegra mucho escuchar escuchar eso, mi amor. Yo sabía que al final todo iba a estar bien ¿Tú cómo te sientes, Jennie?

- Muy tranquila, señora Manoban, estuve muy triste todo este tiempo por no tener comunicación con mis padres y por las palabras tan duras de mi madre el día que tuve que irme de casa, pero ahora que todo está aclarado, me siento muy tranquila y completamente feliz.

- Te lo mereces, Jennie, eres una gran mujer y muy talentosa. Te mereces todo lo bueno que te está sucediendo y más. Además, he notado cómo Lisa ha cambiado desde que está contigo, llama más a menudo y cada vez que hablamos parece feliz, lo cual no era muy habitual, así que gracias.

- ¡Mamá, por favor! Me avergüenzas, detente - Dijo Lisa apenada cubriéndose la cara con la mano.

- De acuerdo, de acuerdo. Quiero que sepan que hemos agotados las entradas a todos los conciertos de este mes.

- ¡Señora Manoban! Qué increíble noticia, felicitaciones - Respondió Jennie emocionada.

- Grandioso, mamá. No esperaba menos, ustedes son demasiado talentosos - Agregó Lisa.

- Me place mucho haberlas oído, mis niñas. Las amo.

- Los amamos - Dijeron Jennie y Lisa al unísono antes de colgar.

Un rato después de haber colgado el teléfono, se escuchó que alguien llamaba a la puerta, así que Lisa se levantó de la cama, se vistió lo más rápido que pudo y bajó a recibir la comida que habían ordenado.

Mientras Lisa estaba en la puerta recibiendo la comida, Jennie seguía en la habitación bajo las sábanas. El teléfono de Lisa que estaba puesto sobre su mesa de noche, sonó, pero ella decidió ignorarlo pues no acostumbraba a revisar las cosas de su novia. Sin embargo, luego de irse a buzón, una llamada entró nuevamente, lo que la hizo pensar que podía ser algo grave o urgente, tal vez de la galería, tal vez era la señora Manoban o tal vez Rosé. Se deslizó en la cama hacia el extremo donde Lisa solía dormir y tomó el teléfono, el número que llamaba era privado así que decidió dejar que se fuera a buzón nuevamente. A pesar de eso, el teléfono sonó una tercera vez, debido a la insistencia Jennie pensó que sería mejor atender. 

Levantó el teléfono de la mesa de noche, observó la pantalla unos instantes y contestó:

- Hola.

- Hola, Lisa. Llevas días sin atender mis llamadas - La voz de un hombre hablaba del otro lado.

- Perdona ¿Con quién? - Respondió Jennie confundida.

- ¿Nena, han pasado algunas semanas y ya no reconoces mi voz? - Su tono era coqueto y descarado, casi grotesco para el gusto de Jennie.

- No, no sé quién habla - Dijo seria.

- Joe, amor. Llamo para que me dejes arreglar las cosas. Ya sé lo que dijiste, pero sé que lo puedo arreglar - Jennie quedó helada. No se podía mover, no sabía qué responder ni qué decir. Deseaba desaparecer -. Ábreme la puerta, vine a traerte lo que dejaste en casa.

Los ojos de Jennie se llenaron de lágrimas. No podía pensar. Como pudo, se incorporó, secó sus ojos con el dorso de sus manos y se levantó. Recogió su cabello en una cola de caballo, se puso una sudadera y una blusa y bajó a abrir la puerta. En la entrada de la casa se encontró con Joe que esperaba con un gran ramo de rosas y una blusa de Lisa en la mano.

- ¿Hola? Emmmm... ¿Está Lisa?

Al escuchar esa voz, el corazón de Lisa se paralizó un instante y empezó a latir muy fuerte, escuchaba cómo su sangre bombeaba a toda velocidad, sus manos se inundaron de sudor frío y su respiración se agitó. Rápidamente se acercó a la puerta para comprobar sus sospechas y en el instante en que se topó con la imagen de Joe con rosas y una de sus prendas en la mano, sólo pudo decir:

- ¿Qué mierdas haces tú aquí?









Los amo, gracias por ser pacientes y por tanto amor. Esperen la segunda parte de esta novela que va a ser publicada de forma semanal. Les prometo mucho amor, aventura, dificultades y lemon ✨😉💍🤭🎹😳

Por primera vez. [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora