Un peso menos.

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Lisa despertó ese miércoles con el corazón a mil, ese era el día, había decidido dejar a Joe. Permaneció un rato en la cama, revisó su teléfono, respondió los mensajes que tenía, miró sus redes sociales y decidió que quería hablar con sus seres amados. Primero, pensó que era prudente contarle a Rosé lo que planeaba hacer, porque, aunque Lisa era muy popular, sólo Rosé era su amiga y ahora, sin Joe, era la única persona a la que iba a tener cerca.

- Buenos días, Ro.

- Buen día, amiga ¿Cómo amaneces?

- No tan bien ¿Y tú?

- Bastante bien, de hecho. Ayer tuve que presentar frente a la clase parte de la obra que estoy preparando para el recital y me salió muy bien. Dime ¿Qué tienes?

- Ro, decidí que hoy terminaré mi relación con Joe. Y tengo mucho miedo. Además hay otras cosas que debo contarte.

- Está bien ¿Quieres que te visite? Hoy nos podemos tomar el día libre.

- Me gustaría mucho. Te espero para desayunar.

- Te amo, en un rato te veo.

Finalizada esa llamada, sintió la necesidad de hablar con sus padres. Lisa no sabía si debía contarle a su padre sobre Jennie, no estaba segura de cuál podía ser su reacción. Por otro lado, su madre no le preocupaba, sabía que siempre iba a estar ahí para ella y que la iba a apoyar en todo lo que la hiciera feliz, siempre se lo decía. Como cuando quería entrar a la universidad, Lisa siempre quiso estudiar danza y su madre misma la inscribió, a pesar del profundo deseo de su padre de que estudiara historia del arte para que pudiera sucederlo en el negocio de las galerías. Tal vez, por ahora, sólo le hablaría de sus sentimientos a su madre.

- ¿Lili?

- Hola, mamá ¿Cómo estás?

- Bien, mi amor, anoche aterrizamos en Bruselas y permaneceremos acá un par de meses. Papá aún está dormido por el cambio de horario. Rentamos un apartamento hermoso desde el que se puede ver todo el centro de la ciudad. Mañana tenemos nuestro primer recital en el teatro y parece que ya se han agotado todas las entradas ¿Y tú, mi vida? ¿Cómo estás?

- No muy bien, ma. He tenido mucho en mente.

- Háblame, nena, sabes que me puedes contar todo ¿Tiene qué ver con la universidad? ¿Reprobarás algo?

- Nada de eso, mami, me conoces. Siempre me gusta mantener un buen promedio y estudio todo lo que puedo.

- Esa es mi niña. Entonces, dime ¿Qué es lo que pasa?

- Tiene qué ver con Joe, mami... Y también conmigo. Ya no quiero esta más con él.

- ¿Por qué, nena? ¿Qué hizo Joe para que tomaras esa decisión?

- En realidad, nada malo. Lo único que él ha hecho es ser bueno conmigo, entenderme, acompañarme mucho desde que ustedes se fueron, estar siempre atento a todo lo que necesito y brindarme mucho amor. Es sólo que... No lo amo, ma.

- Entiendo, amor. Sé que es un buen chico, lo conozco hace ya tiempo y siempre me fijo en cómo te trata. Pero también sé que, si no amas a alguien, no hay manera alguna en la que puedas forzarte a crear ese sentimiento. El amor nace sin que nadie lo pida, y se cultiva con cuidado y atención, pero, si no nace, ni aunque intentes mil veces sembrarlo brotará. Entonces, si no lo amas, mi amor, nunca lo vas a hacer. Seguir con él sería engañarlo, y peor aún, engañarte a ti.

- Gracias, mami, sé que es así, por eso tomé esa decisión. Pero hay más ¿Puedes ir lejos de papá, por favor? Lo que te quiero decir es privado.

Por primera vez. [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora