Nuevas Batallas

Capítulo 67: Conversaciones 2.0

Chloe, llevas cepillando tu cabello desde hace 7 minutos – dijo Adrien con pesar a su rubia amiga. – De acuerdo Adrienboo, ¿puedes repetirme esa pregunta? – Adrien asintió. - ¿Por qué ayudaste a Marinette? – Chloe se acomodó en su lugar, de modo que quedara viendo de frente a Adrien. – Bueno, detesto a Rachel, si Dupain Cheng ganaba, te aseguro que hubiera bailado tap sobre sus ilusiones. Si somos honestos... sé que Marinette tiene talento. Me podrá desagradar y quizás siempre sea así, pero también sé que ella no es el tipo de chica que recurre al sabotaje para ganar la ventaja – Adrien observó con atención a Chloe. Era increíble, hasta Chloe sabía que Marinette jamás haría algo así. ¿Entonces por qué dudó?

Minutos después, recibió un mensaje de Nathalie que decía que Gorila estaba por recogerlo. Aún vestía el traje de detective que usó para la obra, se dirigió al camerino para cambiarse de ropa, tomó el vestuario y abrió el baúl donde Ben le pidió dejarlo. Su sorpresa fue grande al encontrar al fondo del baúl una peluca azabache con coletas y unas prendas parecidas a las de Marinette. Ahí entendió todo. Nadie vio a Marinette, al menos no a la verdadera. Fue una sucia y vil trampa, de Rachel. Con la molestia recorriéndolo, fue al camerino de al lado. – Así que Marinette rompió tus vestuarios, ¿no? – dijo lanzando la peluca a sus pies. Rachel titubeó. – Adrien, no es lo que crees, lo juro - Rachel se acercó a él, pero Adrien se alejó. – Basta Rachel. No más mentiras, tu intención desde que llegaste fue muy clara, es una lástima que no supe verla – Adrien se dirigió a la salida. – Adrien, tú y yo somos amigos, no puedes echar eso a la basura – dijo deteniendo a Adrien del brazo. El rubio se soltó. – Te quiero lejos de Marinette y te quiero lejos de mí. Lo mejor que puedes hacer es regresar a tu país. – Se zafó de ella y se marchó. Adrien no acostumbraba ser así, pero reconocía que Rachel se lo merecía.

Sin escuchar más, salió al lobby principal, donde todos sus amigos y algunos medios estaban. Sonrió débilmente al ver a Marinette hablar con Carlos. De no ser porque sabía lo que el futuro les deparaba, estaría muerto de celos. – Si vas a disculparte con ella, este es el momento – le aconsejó Plagg asomándose por su camisa – Tengo que hacerlo – dijo con decisión. Los sonidos de gritos de personas dentro del teatro lo alertaron. Adrien tuvo que aguantarse las ganas de disculparse, seguro habría tiempo después. Rachel había sido akumatizada, su objetivo era demasiado claro: Marinette. Instintivamente Carlos se colocó frente a Marinette, los poderes que habían sido otorgados a Rachel por el akuma, eran de temer.

Black Wolf se acercó a ellos. – Saca a Marinette de aquí, rápido – le ordenó. Carlos tomó a Marinette de la mano y se fueron. El resto de la gente presente comenzó a correr, siendo Black Wolf el primero en enfrentarse a la akumatizada de esa noche. La batalla comenzó, dejando ver segundos después a Chat Noir. – Vaya, el gatito llegó con retraso – dijo divertido. – No estoy de humor para tus bromas – se quejó. El inglés se dio cuenta claramente de que su primo buscaba desesperadamente a alguien en específico. – Si buscas a Marinette, se fue con Carlos – le contó. – Deberías concentrarte en la pelea, en vez de pensar en la chica que te gusta – continuó. - ¿La chica que le gusta a quién? – preguntó Ladybug entrando en acción. Black Wolf se encogió de hombros. – El gatito está desconcentrado, la chica que le gusta lo trae loco –

Ladybug se detuvo un momento analizando sus palabras. Era una sensación extraña la que invadía su cuerpo. – Catarina, tenemos un akumatizado que derrotar – Black Wolf la sacó de sus pensamientos. – E-está b-bien – respondió sacudiendo la cabeza. Minutos después de que todo volviera a la normalidad, cada uno de ellos se fue por su lado. Rachel volvió a su estado original, del mismo modo tenía que volver a su país. Marinette estaba en su habitación guardando en el closet el vestido lila que había usado esa noche. Quizás no había ganado, pero se sentía reconfortada, habían hecho mucho más que sólo perder, de algún modo, todos habían conseguido un pequeño sueño.