Capítulo 28: Un Tal...

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>>Capítulo especial por 5 mil lecturas<<  Realmente es un avance muy rápido (sólo nos tomó una semana), mil gracias por el apoyo y los comentarios tan lindos que nunca faltan.

Minutos después, Marinette regresó a la fiesta mucho más tranquila. Últimamente, notaba más que ese gato tenía algo que siempre le ayudaba, no sólo siendo la heroína que protegía a París, sino también, siendo una civil. Adrien por su lado, había salido del baño para despistar un poco. Una discusión lo sacó del trance. Un grupo de chicos, en donde estaba Oliver, discutían un poco. Adrien se acercó y trató de detener todo. - ¿Qué ocurre? – preguntó. – Oliver se molestó porque Hanna dijo que un chico de Italia, a pesar de no ser modelo, cuando lo hacía, lo hacía mejor que él – respondió una de las chicas.

¿A quién se refieren? – preguntó Adrien. – A él – le dijo Oliver mostrándole una fotografía en su teléfono. Adrien miró la fotografía de un chico de cabello oscuro en una pasarela. Entrecerró sus ojos al tratar de ubicar al chico, sentía que ya lo había visto anteriormente pero no recordaba de dónde. – Es un tal Carlos Grimaldi, un chico presumido que se cree el mejor fotógrafo del mundo – dijo Oliver con gran molestia. – Se cree el chico perfecto – terminó de decir. – Tranquilízate, ni siquiera lo conoces y ni siquiera está aquí, no vale la pena que te molestes – le dijo Adrien acercándose a él. – Por favor, todas las chicas caen ante él, es un total encanto, Oliver si tiene que envidiarle, además de apuesto es muy talentoso – replicó una de las chicas. Oliver salió del salón muy molesto por la situación.

Como era de esperarse, Hawk Moth supo aprovechar la situación y logró akumatizar al chico, haciéndose llamar Modelo. El akuma se encontraba en el sombrero en su cabeza y en su mano, traía un cetro que, al tocar a la persona deseada, esta desaparecía, su objetivo principal era eliminar a todos los modelos que se encontraran en esa fiesta. Comenzando con algunas de las chicas que habían elogiado el trabajo de Carlos. Adrien inmediatamente se dirigió de nuevo al baño y se transformó en Chat Noir, integrándose a la situación. – Marinette – pensó para sí mismo al ver a todas las personas correr. Buscó a la azabache por todo el lugar para ponerla a salvo, pero no la miró.

La desesperación lo comenzó a invadir, hasta que divisó a su compañera Catarina haciendo su arribo al bello salón. - ¡Ladybug! – le gritó acercándose a ella. La chica recordó lo que hace unos instantes había pasado con el rubio en la azotea y lo miró con algo de ternura. El chico la sacó del trance al sacudirla un poco brusco. - ¿Has visto a Marinette? – ella sacudió su cabeza. – Ella está bien, está a salvo – dijo tomando su yoyo como escudo por cualquier ataque que pudiera recibir. Chat Noir se tranquilizó un poco más y se concentró en la pelea. Modelo había conseguido desaparecer a la mayoría de los modelos del evento, su siguiente objetivo era Adrien.

Adrien, ¿dónde estás? – gritaba buscándolo por todo el lugar. Ladybug comenzó a preocuparse por el chico y recorriendo todos los rincones con la mirada para localizarlo. Los ataques del chico contra los héroes no se hicieron esperar. – Oliver, tienes que tranquilizarte – le dijo Chat Noir esquivando sus ataques. – Carlos no es mejor que yo – decía con rabia. - ¿Carlos? – preguntó Ladybug en casi un susurro. Al tener buen oído el chico gatuno, la logró escuchar. La miró un poco extrañado, pero le restó importancia y siguieron luchando. La chica invocó el amuleto encantado y una idea vino a su mente, el problema terminó con el cataclismo del chico contra el sombrero y liberando el akuma. Todo el desastre causado, se arregló. Las personas desaparecidas regresaron y todo volvió a la normalidad.

Oliver terminó en el suelo, un poco aturdido por todo lo ocurrido. Ladybug se acercó a él. - ¿Te encuentras bien? – preguntó con dulzura. - ¡Ladybug! ¡Eres fantástica, soy tu admirador! – dijo el chico emocionado y abrazando a la chica moteada, a lo que ella reaccionó un poco nerviosa. Chat Noir miraba la escena con un poco de celos. Pues, aunque había renunciado a ella, aun sentía cosas por su compañera. Rodó los ojos y se acercó a Oliver. – Que bueno que te encuentras bien – le dijo a Oliver poniendo una mano sobre su hombro. - ¿Por qué estabas tan molesto? – le preguntó Ladybug.

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