Capítulo 78: Única

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La noche transcurría normal. No había sido para nada un día fácil para Marinette. Pero la frase "pudo haber sido peor", calmaba todo un poco. Y es que sí. De sólo imaginar que Lila pudo haber descubierto su identidad como Ladybug, se estremecía. No sólo porque nunca ha confiado en la italiana, si no lo presa fácil y aliada que es de Hawk Moth. No sintió el momento en que Tikki la dejó sola, pues se concentró en demasía en leer un poco del grimorio en la tablet.

- ¿Estudiando un poco, señorita? - preguntó Chat Noir arribando a su balcón. Ciertamente el gato negro de París la había tomado por sorpresa, pero le sonrió. - Hola Chatón - el aludido sonrió en automático al escucharla llamarlo así. Era una buena señal para él de que todo mejoraba. Y de todo corazón lo esperaba. A final de cuentas, estaba otra vez frente a la chica que tanto amaba y adoraba.

- ¿Estás ocupada para una visita nocturna? - preguntó él con timidez. Ella negó. - Para ti siempre tendré tiempo, Chat Noir - respondió con notoria tranquilidad. Aunque su corazón comenzaba a acelerarse de a poco. - ¿Te gustarían algunos croissant de chocolate? - preguntó ella. ¿Dejarse llevar o no por la dulzura de esos postres? Sonrió ante ese divertido pensamiento y asintió. Marinette bajó a la cocina y regresó minutos después con un plato lleno de postres y chocolate caliente para ambos. Le extendió el plato a él. - ¿Y para ti no trajiste nada, Marinette? - preguntó con diversión. La azabache lo miró con seriedad. - Había olvidado tus malos chistes, eh -

Él soltó una risa que la hizo mirarlo detenidamente. "Tenía mucho que no veía esa sonrisa ni escuchaba como reía". Pensó ella. Y en realidad, sí. Habían pasado varias semanas distanciados. Poco a poco todo mejoraba entre ellos. - ¿A qué debo tu visita? - preguntó ella. Una sonrisa de nostalgia se pintó en él. Se detuvo un momento de comer y enfocó sus verdes ojos en ella.

- Me enteré que no serás más Multimouse y... Y quise venir a ver cómo te sentías, qué pensabas - respondió con cierta tristeza en su mirada. Marinette desvió un poco su vista de él. Él se acercó a ella, sentándose a su lado. - ¿Pasa algo? - preguntó tentado a tomar su mano. Pero no lo hizo. - Bueno, si extrañaré ser Multimouse - admitió. - Siento que me daba un poco de libertad. Extrañaré esas guardias a la luz de la luna - expresó riendo.

Él recordó todas esas noches que habían compartido bajo las estrellas, dónde vigilar la ciudad era lo último que hacían. - Esas noches eran increíbles - mencionó en un suspiro. Ella asintió sonriéndole. La mente del rubio se iluminó con una brillante idea. - ¿Te parece si tenemos una última guardia? - preguntó entusiasmado. La propuesta tomó a Marinette por sorpresa. Parte de su corazón le decía que sí, que se arriesgara y fuera con él.

Pero la parte racional de su cerebro, le decía que no. No era conveniente. Y dudó. - Por favor, concédeme eso Marinette - pidió él acercándose de repente a ella. La azabache tragó duro al sentirlo tan cerca y asintió sin dejar de ver esos ojos esmeralda que aunque se negara a admitirlo, le encantaban.

- ¿Entonces vamos? - preguntó él extendiendo su mano hacia ella. El pequeño recorrido comenzó en Notre Dame, continuó por el Sena, el arco del triunfo, algunos parques y edificios más, para luego culminar en el lugar favorito de ambos. La torre Eiffel. Llegaron a la cima y se detuvieron en la baranda, contemplando lo hermosa que era la ciudad iluminada.

- Siempre me gustará este lugar - comenzó a decir ella. - A mí también - secundó él. Marinette soltó una leve risa. - ¿Porqué? ¿Por las veces en que comiste helados y tu cerebro se congelaba? - preguntó, haciendo que ambos soltaran una risa. Chat Noir se recargó en la baranda, con la vista en el horizonte. - Mi madre solía traerme aquí a veces. Antes de irse - confesó con notoria tristeza. Marinette se estremeció. En realidad, esto era lo primero que sabía de él respecto a su vida civil.

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