Capítulo 51: Charlotte

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Unos días habían pasado y la fiesta de aniversario de la escuela se acercaba, Marinette se encontraba en el salón minutos después de la salida, dándole unos toques a lo que sería su diseño, había decidido basarse en Multimouse para este, ya que la mayoría de las chicas de la escuela habían decidido inspirarse en Ladybug. Había hecho un diseño sencillo pero elegante y hermoso, en tonos grises, rosas y blancos. – Hola Marinette – la dulce voz de Adrien la sacó de sus pensamientos. - ¡Ah, A-Adrien! – dijo nerviosa. El rubio soltó una risa. - ¿Qué haces? – preguntó sentándose a su lado. Ella cubrió su diseño. – Mi- mi diseño para la fiesta – respondió. - ¿Podría verlo? – preguntó él, pero la azabache dudó. – Es que... aún no lo termino y no sé si sea muy bueno – Adrien negó. – Tus diseños son increíbles, no tengo duda que el tuyo será el mejor – le animó.

Ella asintió y le mostró el cuaderno, pero el rubio no dijo ninguna palabra. El temor empezó a crecer en Marinette. ¿Había hecho las cosas mal? ¿Tan mal estaba su última creación? – Es increíble Marinette – le dijo Adrien. Ella abrió los ojos de par en par. - ¿Enserio lo crees? – preguntó con una pizca de ilusión en los ojos. Adrien asintió. – Nunca he tenido dudas de lo que eres capaz de hacer – admitió él. Ella se sonrojó. – Gracias Adrien – dijo con una sonrisa de lado. – Además, refleja muy bien lo que Multimouse es. Linda, ágil, pero sobre todo talentosa – continuó el rubio. Si con las palabras de hace unos segundos ella había enrojecido, todo había aumentado con el resto, pues decir que parecía tomate, era poco. Ella sacudió su cabeza y optó por cambiar el tema. - ¿Tú ya tienes listo lo que usarás? – preguntó.

El rubio asintió. – Decidí usar algo que representara a Ladybug – soltó. Ella se sorprendió. – ¿A-A La-Ladybug? – preguntó algo nerviosa. – Sí – respondió Adrien con cierta timidez. – Creo que muchos de los chicos optarán por ser Chat Noir y creo que ninguno por Ladybug, le dejarán eso a las chicas – admitió. Ella rio, casualmente ella había pensado algo parecido, pero por su cabeza no había pasado el inspirar su disfraz en el héroe de París. Bien reconocía que aún tenía sentimientos encontrados por su compañero, que a veces no sabía cómo actuar, pero también sabía que la relación de Marinette y la de Ladybug con él eran totalmente distintas. No podía mezclar sus emociones con el trabajo de defender París, pues eso sólo traería problemas. – Quería pedirte un favor Marinette – comenzó Adrien a decir. Ella asintió. - ¿Crees que puedas diseñar un bombín inspirado en Ladybug? Me gustaría mucho usarlo – dijo rascando su cabeza.

Cierta propuesta la sorprendió, teniendo un diseñador de la talla de Gabriel Agreste en su propia casa, ¿le pedía eso a ella? ¿En qué parte de la película se quedó dormida? Lo admitía, Adrien estaba más cercano a ella, quizás desde su pelea juntos días atrás. ¿Será que Adrien se estaba enam...? Sacudió su cabeza. "Vamos Marinette, él no te ve diferente". Pensó para sí misma. - ¿Te ocurre algo Marinette? – preguntó él. Ella asintió. – So-sólo pensaba en cómo hacerlo, acepto el reto. ¿Te parece si lo diseñamos juntos? – preguntó ella. Adrien sonrió. – Intentaré estar a tu nivel – Ella soltó una risa. – Nunca he pensado que no lo estés – admitió ella.

¿Qué rayos tenía ella que era tan adorable en todos los sentidos? Pensaba él mientras la miraba dar unos toques al diseño. ¿Sería sensato decirle de sus sentimientos en ese preciso instante en el que no había nadie más en el salón? ¿En ese momento que nada se lo impedía? Sí, era sensato. Se armó de valor y respiró hondo. – Marinette, yo – ella lo volteó a ver con una sonrisa. - ¡Marinette, te buscan afuera! – interrumpió Rosita. - ¿A mí? – preguntó sorprendida. Rosita asintió. – La chica que te busca está en la entrada – Marinette se levantó, dejando sus cosas ahí. - ¿Vamos Adrien? – le preguntó al rubio. Adrien la siguió hasta la entrada y al no a ver gente demasiado cerca, Plagga salió de su escondite. – Recuerda que la última vez que la buscaron en la entrada, un italiano llegó – le murmuró.

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