Capítulo 100: Nuevas Batallas

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- ¿Mamá? - preguntó Adrien enfocando su vista poco a poco en la mujer frente a él. Y la preciosa rubia de ojos verdes le sonrió. - ¿Cariño? ¿Adrien? - preguntó mirándolo con una suave sonrisa y los ojos cristalizados. 

- Vamos, tú puedes - le susurró Marinette. Adrien se levantó con cuidado, limpiando torpemente su ropa y su rostro. - Hijo, ¿Por qué me ves como si no me conocieras, eh? Soy yo, mamá - expresó con una amplia sonrisa que hizo que todas las dudas de él se disiparan. 

- ¡Eres tú! - gritó Adrien con entusiasmo y corriendo a darle un enorme abrazo. - Mi niño, mi Adrien - susurró ella al envolverlo en sus brazos. Y esa calidez que Adrien creyó haber perdido para siempre, lo llenó por completo. - Te extrañé demasiado - dijo entrecortado y con las lágrimas corriendo por su rostro. 

- Tuviste un pequeño accidente y estuviste enferma un buen tiempo - susurró directo, para no dar más explicaciones. Pues sabía que Emilie no las pedía tanto, a menos que fuera necesario. 

- ¿Me esperaste todo este tiempo entonces? ¿Cuánto pasó que te ves enrome y muy guapo? - preguntó acariciando el dorado cabello de Adrien. 

- Más de un año - respondió él. - Cumplí 15 años hace poco - 

Emilie se separó de él y se inclinó a su altura. - Estás hermoso, como siempre. Prometo ser más cuidadosa y no tener un accidente así otra vez -

- ¿No te irás más? - preguntó él. Ella negó y lo abrazó nuevamente. - Adrien, eres lo más importante en mi vida, cariño. Mi motivo para abrir los ojos a diario. No te dejaré sólo otra vez, es una promesa. Y una promesa de un Graham - 

- Es una promesa de honor - completó Adrien. 

- Te amo, mamá. Mucho - dijo dándole un abrazo más. - Te amo más, mi pequeño. Bueno, mi ya no tan pequeño - Emilie y él se separaron. - Creo que me perdí de mucho, ¿No? - preguntó ella con una sutil sonrisa.

Adrien asintió limpiando su rostro. - De mucho - dijo con simpleza. Emilie le hizo señal. - Sobre todo, creo que me perdí de aquella bella señorita que está ahí mirándote con una sonrisa - 

El rubio volvió a la tierra al momento en que vio a Marinette con la mirada enrojecida, había llorado. Y lo más seguro, era que había sido por él. 

- Te la presentaré - Emilie asintió y miró cómo Adrien iba hacia ella y la tomaba de la mano para traerla frente a ella. 

- Mamá, ella es Marinette. Mi novia - presentó con orgullo. - Marinette, ella es mi mamá. Emilie - 

Ambas estrecharon sus manos con una sonrisa. - Un gusto, señora. Adrien... Adrien me ha hablado mucho de usted - comenzó a decir con nervios. - Espero te haya hablado bien de mí - dijo la rubia con diversión.

- Claro, claro que sí. Adrien... Adrien siempre habla bien de todos. Y usted... no sería la excepción. Adrien tiene muchas cosas de usted. Es noble, gentil, se parece a usted - 

- Es maravilloso - finalizó Marinette algo conmovida. 

- Llámame Emilie, querida. Y bienvenida a la familia. Adrien siempre habló de la chica de sus sueños y ahora que estás aquí... Creo que valió la pena la espera, ¿No hijo? - 

Adrien asintió. - La espera y todo lo que eso trajo - 

Cerca de la medianoche y una vez a solas con Emilie, Adrien le propuso hacer una actividad que siempre solían hacer. Y era recostarse en el húmedo césped del jardín y no hacer más. 

- Esa nube... Pareciera Rusia - mencionó él. Emilie frunció el ceño. - Me da más la impresión de un papel arrugado, pero tu vista es mejor que la mía - dijo con diversión. 

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