Capítulo 35: Rayo de Luz

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Tres días habían pasado desde esa tarde en la que Marinette le había dicho a Chat Noir que tenía sentimientos por él. Tres días desde que él le había dicho que ese beso era un error y que no había representado nada para ninguno. Tres días en los que la relación entre ellos se arruinó. Tres días que no se miraban. París tenía desde ese día con pronóstico de lluvias fuertes, por lo que toda actividad fuera de casa, se canceló. Hasta Hawk Moth tomó un descanso de sus ataques. Tres días tranquilos. El sol por fin había salido para todo París, la sensación fresca de la lluvia aún se sentía en el ambiente. A pesar de lo ocurrido, Marinette decidió no rendirse ni que la situación pesara sobre ella. ¿El chico por el que ella comenzaba a sentir algo no le correspondía? Bien. Más facilidad de olvidarlo.

Adrien por su lado, no había pasado unos días tan fáciles. Al no haber ataques en la ciudad, no tenía ningún motivo para salir de casa. Enloquecía. Se sentía triste de que esas maravillosas noches en la terraza de Marinette, se habían terminado debido a lo ocurrido. Además, no descansó en cuanto su trabajo en la marca de su padre, faltaba una semana precisamente para el evento de su padre. Un evento que marcaría el inicio de un vínculo entre Gabriel y la marca italiana Grimaldi. Por las palabras de Gabriel, Adrien se enteró que un representante era quién vendría en nombre de los dueños. La dueña, de la cual sólo sabía que se llamaba Andrea, tenía negocios en Japón y le era imposible asistir.

El fin de semana se hacía presente en París y con ello, muchas de las actividades fueron reanudadas. París comenzaba a volver a su rutina diaria. Marinette se encontraba en su habitación, decaída y triste. Lo ocurrido con Chat Noir, la hizo cuestionarse demasiadas cosas. ¿Por qué todos quieren a Ladybug? ¿Por qué Marinette es invisible? ¿Qué hay de malo en mí? Los pensamientos tristes le duraron poco, pues un mensaje de Alya la sacó de su mundo. "Buenos días amiga, recuerda que hoy se celebra la fiesta de los gitanos en las catacumbas, será maravilloso asistir como todos los años, Te espero a las 11". Marinette leyó el mensaje y resopló. Echó el teléfono a un lado y se tiró a la cama. – Marinette, ¿no irás con Alya? – preguntó Tikki. – No quiero salir, no pasa nada si no voy este año – decía con pesar.

¿Qué es la fiesta de los gitanos? – preguntó con interés. Marinette se sentó en la cama tomando su libro de historia para explicarle. – En siglos anteriores, se tenía la creencia que al llegar al final de las catacumbas encontrarías la corte de los milagros, un lugar donde vivían gitanos, ladrones, adivinos, en fin, muchos de ellos eran rechazados por París y buscados por las autoridades – Tikki asintió. - ¿Por qué se llamaba la Corte de los Milagros? – preguntó Tikki. – Porque era un milagro si lograbas salir – respondió Marinette riendo. - Cada año en la parte turística de las catacumbas, el área se adecua con cosas de la época y la gente se disfraza como gitanos, aunque claro, hay algunas personas que lo son en realidad – dijo con una pequeña risa. – Gitanos... ¿Cómo Esmeralda? – preguntó Tikki. Marinette asintió recordando a la mujer. – Si Tikki, como Esmeralda – la kwami voló frente a ella.

Desde que tengo memoria he ido a esa fiesta, es muy divertida y hay comida de todo tipo, incluso puedes usar parches, pelucas y disfrazarte – dijo Marinette mostrándole una foto de cuando era pequeña vestida así junto a sus padres. - ¿Y por qué no vamos? Te haría bien despejarte – Marinette la miró con pesar. – No sé... no estoy muy... a-animada – respondió. – Hazlo para animarte, no puedes quedarte así. Hawk Moth puede atacar y tendrás que ver a Chat Noir, mejor limpia tu mente para que tengas más claridad cuando lo veas – le alentó Tikki. Marinette resopló y sonrió. – Tienes razón, no puedo estar así toda la vida – dijo Marinette más animada y comenzó a cambiarse. – Sorprenderemos a Alya – dijo ella emocionada.

Alya y Adrien se encontraban en la entrada del evento, esperaban a Nino quien se había retrasado por quedarse dormido. - ¿Marinette vendrá? – preguntó Adrien algo nervioso. Alya observó su celular. – No sé, ni siquiera me respondió. Marinette está muy rara, algo le pasa estoy segura, pero es tan, tan necia que no me dice nada – le dijo Alya con preocupación. Adrien sólo bajó la mirada. - ¿No te ha dicho nada Adrien? – cuestionó. El rubio negó muy a su pesar. Sabía que, si Marinette no estaba bien, era por su culpa. – Buenos días – decía Nino agitado por tanto correr. – Tranquilo Nino, respira – le decía Alya riendo. – Hay que entrar, creo que Marinette no vendrá – dijo Alya con pesar. - ¡Esperen! – dijo una voz tras ellos. Marinette había llegado corriendo al igual que Nino.

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