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“Besos de regalo”

Seth:

—Y...¿Se lo dirás?—me había preguntado Ellie, con un tono de voz bajo, pues estábamos rodeados de personas. La miré unos segundos, buscando una respuesta para ambos, porque yo tampoco sabía si lo diría. Ella me miraba expectante, ella quería que lo hiciera, yo también, así que asentí con la cabeza.

Elliezabet sonrió, en aprobación. Hizo un gesto con su mano para que chocáramos nuestros vasos en un tipo de brindis. Lo hice, con una pequeña sonrisa tirando de mis labios, estaba algo nervioso, la verdad, no sabía que diría con exactitud, pero lo haría.

Estábamos en el cumpleaños número 17 de Gen, y yo me le iba a declarar.

Me gustaba, por muy difícil de aceptar que fuera, me gustaba mucho. Habían pasado un mes de conocerla pero ya sabía que me gustaba mucho, inclusive más que Samantha. Gen era una chica sencilla, tímida, dulce y hermosa.

Acababa de notar que tenía cierta preferencia por las chicas tímidas y calladas.

El chillido de Ellie me sacó de mis pensamientos. Gen estaba frente nosotros, ambas gritaban y decían cosas inaudibles a mis oídos, mientras se abrazaban dando saltitos. Las observé, tratando de no voltear los ojos, cuando dieron por finalizando el abrazo, mire a Gen de pies a cabeza. Tenía puesto un jean ajustado, no le gustaban mucho los vestidos y las faldas, a diferencia de mi hermana, que amaba esas cosas. Su pantalón se ajustaba a los lugares exactos, se le veía un trasero asombroso, llevaba una blusa escotada azul, su color favorito, podía entrever sus pechos.

Esto era genial, muy genial.

Gracias, Dios.

—Hola—le saludé, con una pequeña sonrisa. Ellas me miraron, Ellie sonriendo pícaramente, y Gen con una sonrisa dulce.

—Hola—respondió, acercándose a mi para fundirnos en un abrazo. Joder, joder, no quería tocarla porque podía pensar que estaba manoseándola, pero quería tocarla porque quería manosearla. ¡Joder!. Me límite a corresponder a su abrazo, suavemente.

—Te vez hermosa, divina, Diosa del Olimpo—Ellie empezó a halagar su belleza, Gen se sonrojó un ligeramente.

—Claro que no—bajó el rostro,  sonrojada.

—Estás realmente hermosa, cierra la boca—dije con un hastío fingido. Se sonrojó aún más, sonreí internamente.

Su cabello dorado estaba suelto, como solía estarlo siempre, sus rizos espesos caían por su espalda y hombros. Sus ojos del mismo color tenían un brillo especial, se veía feliz.

—Oh, vengan, les quiero presentar a mis hermanos—nos arrastró con ella, a un lugar del patito.

—Tus cuñados—Ellie dijo sin sonido alguno. Volteé los ojos, tratando de contener la sonrisa que tiraba de mis labios.

—Cameron, estos son Ellie y Seth—nos presentó a un chico que no se parecía en nada a ella, sabía que él era su mellizo, también sabía que ellos no se parecían en absolutamente nada. Pues Gen era de tez ligeramente broceada, y su cabello y ojos eran claros, su hermano era lo opuesto, su tez era morena y sus ojos oscuros.

Nos hizo un saludo con la cabeza, sus ojos se posaron en Ellie. Ya me caía mal.

—Un gusto—mi hermana le tendió la mano, el chico la tomó con una pequeña sonrisa, ella sonreía cortésmente. Yo solo le hice un gesto con la cabeza.

—Y él es Gabe—presentó a su hermano mayor, él tenía un poco de parecido a ella, pero ni tanto. Los ojos de él eran verdes, su piel era bronceada y su cabello era castaño.

Los DesahuciadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora