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“Rechazo”

Seth:

Me rechazó.

Samantha me rechazó. Ella simplemente dijo que no quería una relación y que yo solo le gustaba como su amigo. ¿Me dolió? No, solo lastimó mi ego. Bueno, solo me dolió un poco, porque ella de verdad que me gustaba, la había considerado para tener una relación, pero si a ella no le gustaba de ese modo, bien.

Iba subiendo las escaleras de madera oscura, cuando vi a Ellie, parada en el balcón, con medio cuerpo fuera, en dirección a la casa de los vecinos. Fruncí el ceño, ella si que era rara. Me acerqué a ella sigilosamente, quería saber que era lo que tanto se esforzaba a ver. Cuando llegué a su lado, ni siquiera volteó, de hecho, creo que no notó mi presencia hasta que le hablé.

—¿Qué haces?—le pregunté, ella pegó un bote y se giró rápidamente.

—¡Ah! Me asustaste, bestia—me llamó por uno de los muchos sobrenombres que me había puesto. Su mano fue directo a mi brazo en un golpe limpió y fuerte. La chica tenía buena mano. —. Para responder a tu pregunta, estoy viendo que en casa de los vecinos hay una chica, parece que ahora vivirá con ellos. Estoy esperando a que mi mamá venga con el chisme.

Ellie era la reina de muchas cosas; el drama, el chisme, la brillantina, lo bizarro, y muchas cosas más. Pero las dos primeras eran su especialidad por nacimiento.

—¿Y?

—Es linda, y creo que ya la conocemos—explicó.

—De igual forma; ¿Y? —no me importaba, sinceramente.

Ella volteó los ojos, hastiada.

—¡Ash! Es linda, podría ser mi futura cuñada. —Y volvíamos a lo mismo. No había pasado ni una semana desde que Sam me había friendzoneado  y ya Ellie estaba jugando a Cupido otra vez. —. ¡Uh-uh! Mírala, ahí está.

Ellie señaló a el patio de los vecinos, este conectaba con el nuestro, pero estaba dividido por una cerca pintada de blanco con dibujos que hizo ella. Ahí, en la casa vecina, habían una chica parada a mitad de del patio con un celular en la mano.  Estaba oscuro, y no la podía detallar bien, pero lo que vi me gustó. Era delgada y acuerpada, sus rizos color oro bien definidos caían despreocupadamente por su espalda hasta un poco más debajo de cintura, desde mi altura se veía que tenía labios carnosos y rojos, su piel era dorada y brillosa, no era más alta que yo, pero estaba muy buena. Me hubiese gustado haberla detallado mejor, pero la poca luz y la diferencia de alturas era muy grande.

Mi mente hizo clic y la recordé. La habíamos conocido la Navidad pasada, no recordaba su nombre, solo recordaba que la había visto, me la habían presentado, y luego me largué de ahí para ir a una fiesta en casa de Dexter, un amigo.

—Creo que ella estubo en la cena navideña del año pasado—comentó Ellie. Asentí con la cabeza, porque era de ahí que la recordaba. —. No me acuerdo de su nombre. Pero cuando venga Candase a jugar, se lo preguntaré.

—¿Quién es Candase?—no sabía de quién mierda me hablaba.

—Es la niña que viene a jugar con Lucían y Valerie—seguía sin saber quién era. Ella lo notó, porque me siguió explicando. —: La niñita de la edad de Lu, la morenita de ojos grandes, esa que te mira durante horas cuando viene, y te pide que la cargues.

—Ah, ya—supe quién era por lo último, esa niña era algo intensa. —. Muy bien por ti. Ahora, si me disculpas, dejaré de espiar a la vecina buenorra y me iré a comer una pizza.

—¡Espera!—me tomó del brazo, frenándome. —. Te quería preguntar algo. Dame tu teléfono.

Ellie tenía las funciones de una novia, excepto lo bueno, claro que con ella eso no me interesaba, ella no era para mí, aunque tampoco para nadie. Revisaba mi celular, me preguntaba con quién había estado y dónde, se preocupaba por mi, la verdad, a veces llegaba a ser molesta, pero era lindo.

Los DesahuciadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora