“Novio perfecto.”
Ellie:
Subí al auto de mi novio, con mi mejor sonrisa en labios, miré sobre mi hombro ligeramente, Alec me despedía con su mano y una pequeña sonrisa. Mi corazón se conmovió al verlo ahí, pero rápidamente aparté esa se sensación y me centré en el chico de ojos verdes ante mí.
—Hola—le saludé, contemplado su semblante serio. Era tan atractivo, tan perfecto para mí…
No recibí respuesta con palabras, él simplemente se estiró en su asiento hasta mí y tomó mi nuca, sin mucho cuidado, me jaló hacia él y plantó un beso posesivo en mis labios.
Me quedé impactada por la agresividad del beso, pero no me molestó, me gustaba, incluso. Algo que sabía a ciencia cierta de Andy, es que era algo celoso, y cuando se ponía celoso sus besos eran intensos y posesivos, como si quisiera marcar algo.
Nunca me había molestado, me parecía algo sexy. No sé, quizá y estaba loca, pero me gustaba que fuera posesivo conmigo, aunque hasta cierto punto. Se alejó de mi, pero antes mordió mi labio inferior, con un poco más de fuerza de la debida, eso provocó que soltara un jadeo, en parte de dolor y en parte de gusto.
Me dio una ligera sonrisa y volvió a ponerse derecho en su asiento, arrancado el auto. Una de sus manos fue a mi muslo, tenía la palma caliente y suave, la miré y sonreí un poco.
—¿Adónde vamos? —pregunté sin contener mi curiosidad. Me miró de reojo.
—¿Te gustaría ir a mi casa?—sonó como pregunta, pero algo dentro mío supo que era una afirmación. Asentí, sin demostrar mis dudas.
Andy iba vestido con un jean blanco, una sudadera rosa pálida y una chaqueta de mezclilla sobre ella. Me encantaba el buen gusto de mi novio, se vestía como chico salido de Pinterest. Sonreí ante mi pensamiento.
El viaje no fue muy largo, rápidamente estuvimos aparcando en el estacionamiento de su apartamento. Vivía en un conjunto departamental bastante lindo y sencillo, tenía entendido que era una herencia que sus padres le habían dejado al morir, ambos murieron en un accidente de avión cuando él tenía trece años, fue un golpe durísimo para él, pero supo salir adelante.
Suspiré, pensando en lo maravilloso que era.
Bajé del auto junto con él, tomó mi mano y me llevó dentro. El lugar era tranquilo, algo solitario, subimos al ascensor, cuando llegamos a su piso abrió las puertas de su casa para mí. No era la primera vez que estaba allí, me invitaba una que otra vez a ver películas o a comer algo, nada de otro mundo.
Pero, apenas cerró la puerta, se abalanzó hacia mí, empujándome hasta llegar a su sofá, sus labios tomaban los míos con fuerza y rustiqueza, llegando al punto de lastimarme un poco, pero no presté atención y le respondí al beso. Su cuerpo me aplastó cuando se apoyó sobre mí, sus besos posesivos bajaron por mi cuello de forma desesperada, una parte de mi sentía que estaba tratando de demostrar que yo era suya, pero no hice caso.
Solté un pequeño jadeó cuando succionó mi piel, eso dejaría marca.
—Vamos a la habitación—demandó, apenas separándose de mí. Siguió repartiendo besos por mi cuello, hasta me quitó el abrigo.
Aunque sabía que él no lo preguntó. Me tomó por los muslos, volviendo a mis labios, me levantó del sofá y me llevó hasta la habitación.

ESTÁS LEYENDO
Los Desahuciados
RandomEn un grupo de amigos, siempre habrán los clásico: La chica escandalosa, dramática y sentimental, que todo la hace llorar, que es una soñadora y romántica empedernida. La que es amiga todos, la que tiene un carácter de los mil demonios, pero que ama...