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Mark estaba mirando Clarence en la tablet mientras que Renjun se había dormido apoyado en su hombro, su padre los había cubierto con una manta para que no tuvieran frío, todavía faltaba un poco para llegar a la ciudad, le preocupaba un poco estar en un lugar donde nunca antes había estado, temía perderse y jamás ser encontrado pero Renjun solía decir que incluso si se perdían, todavía habría alguien buscándolos.

Miró a Taeyong que también estaba dormido en el asiento de acompañante, él tenía su propia manta para los viajes, era suave y de color celeste bebé, encontró su mirada con su padre y se sintió nervioso. 

—¿está todo bien, Mark?

asintió, mordiendo su labio inferior—es extraño estar sin Doyoung.—susurró. 

—lo sé, le envié un mensaje a Minseok y dice que ya están cenando ¿tienes hambre?

cuando su padre le preguntó aquello, Mark vio las luces de la ciudad, sus ojitos negros se agrandaron—estamos cerca—volvió a susurrar. 

Jongdae sonrió—sí, mientras Taeyong audiciona vayamos a tomar un refresco ¿qué te parece? conozcamos algunos lugares lindos. 

—suena bien. 

  Llegaron a la madrugada, el hotel en donde iban a hospedarse los recibió rápidamente, guiándolos a la habitación en la cual iban a quedarse, era un lugar inmenso, tenia un solo cuarto pero el sillón se hacia cama y Jongdae decidió que dormiría allí con Mark, dejando que Taeyong y Renjun duerman juntos en la habitación, Mark pensó que esa combinación era tan mala como chocolate con aceite pero no dijo nada y simplemente se puso el pijama pero antes de acostarse junto a su padre, se acerco a los grandes ventanales y vio los rascacielos alrededor, las luces que brillaban en la noche. 

ojalá pudiera tomar una fotografía con sus ojos, entonces podría mostrarle a Doyoung y a los hermanos Kim. 

—¿Taeyong se quedará aquí si lo aceptan?—preguntó cuando su padre apagó las luces y se acostó.

—no pero podrá participar en un gran show, su academia lo recomendó y sería un gran impulso para su carrera si pudiera ser tomado en cuenta. —su padre se oía orgulloso, como cuando hablaba de Doyoung, a veces era difícil entender qué lo ponía tan feliz, cuando hablaba del deporte que Johnny hace, también se oye contento.

—Renjun y yo—dijo en voz bajita, mirando el techo, aunque estaba todo apagado, todavía se podia distinguir en la oscuridad—somos diferentes a Taeyong y Doyoung ¿cierto? 

su padre tarareo y de pronto le acaricio el cabello—todos somos distintos, unos de otros, no podemos ser iguales a nadie, ni nadie puede ser igual a nosotros ¿por qué me dices eso? ¿hay algo que te inquiete?

Mark negó con la cabeza, cubriéndose bien con las mantas—es que nunca podría bailar ballet o tener tan buenas calificaciones.

—no espero de ti las mismas cosas que espero de Taeyong o Doyoung—susurró Jongdae, recordando las clases fallidas de piano, las complicaciones con las clases de guitarra—solo quiero que encuentres algo que te guste hacer por el resto de tu vida entonces así... entonces así siempre sabré que nunca te perderás porque siempre sabrás que es lo que amas, aunque puede ser que lo esté llevando a los extremos, lo siento, todavía eres pequeño, tal vez no comprendas lo que digo.

—yo... entiendo.

Taeyong tenía su audición a partir de las doce del medio día pero su turno recién era a las cuatro, de igual modo debía llegar al horario en que todos comenzaban así que tuvieron que levantarse temprano.

Su hermano iba de un lado a otro ansioso, no quería comer nada, estaba nervioso y su padre le preparó un licuado de frutas para que al menos tuviera un poco de energías.

Lo que es ser un KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora