7.

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Jongdae revisó la cuota de este mes, había olvidado que le cobrarían el extra por el campamento de Doyoung, era un porcentaje bastante algo, también estaba la cuota de la academia a la que había empezado a asistir.

—¿estás corto de dinero?—le preguntó curioso Taeyong mientras bebía una cajita de jugo de naranja.

—no, no es eso, a Minseok le falta algo de dinero para el jardín de Jisung, su amigo me iba a enviar dinero por transferencia pero Minseok partió su tarjeta al sentarse en ella.

Taeyong no pudo evitar soltar una carcajada y Jongdae rio también—de verdad qué no puedo creer cómo es que siempre le suceden cosas así de extrañas.

—lo sé, Minseok es un caso particular, supongo que pagaré el jardín de Jisung en dos cuotas, es un poco caro, me pregunto por qué escogió un establecimiento educativo con maestros especializados en trastornos de personalidad—susurró interesado. Habían muchos otros jardines que ofrecían buena compañía y educación y que no costaban tanto, de hecho, ni siquiera los jardines de élite tenían la cuota tan alta como el de Jisung.

—¿será porque es violento y quiere asesinar a todo el mundo?—Taeyong se sentó a su lado y miro la tablet, viendo la información del jardín del niño de cinco años.

—puede ser, o tal vez solo es esta la educación que él le da a sus hijos, estos establecimientos ayudan a los niños a enfrentar diferentes circunstancias, los hijos de Minseok son muy buenos en ello, quizás en la ciudad fueron a un jardín así también.

—por cierto, papá, necesito unas zapatillas de ballet nuevas—sonrió picaron, haciendo esa expresión de cachorrito que quiere algo.

—lo sé, ya las compré, están colgadas en una bolsa en el perchero.

—¡gracias, eres el mejor!

Jongdae sonrió y negó con la cabeza—solo dices eso cuando te compro algo.

Pagó las cuotas que le faltaban y revisó el cronograma de la escuela, el equipo de lacrosse tendría varios juegos luego del campamento, lo anotó en su agenda y se lo envió a su secretaria para que no le programará ninguna cita en los días marcados.

Se levantó para estirar las piernas, iba a dar un par de vueltas en el patio cuando vio a Mark viendo televisión. Estaba abrazando sus piernas mientras miraba fijamente la pantalla.

—pienso en el final—dijo, repitiendo lo que decía la actriz en la pantalla.

—¿está todo bien?—Jongdae miró la televisión y luego vio a Mark que le puso pausa a la película.

—me encantan los planos—aseguró—pero no me gusta la actuación, no me gusta.—se rascó las manos y Jongdae volvió a mirar la pantalla.

—si te estresa deberías cambiarla, estoy seguro de que hay otra película con planos parecidos o incluso mejores—señaló, poniéndose de cuclillas para estar a la altura de su hijo.

—no, me gustan los planos de este director pero no me gustan sus actores, escoge actores que no me gustan pero me gusta su trabajo.

Jongdae suspiró y se sentó junto a su hijo, sosteniendo sus manos—es bueno que tengas claro que no te gusta.—Mark ya tenía nueve años y aunque para su edad ya había desarrollado demasiado su intelecto,  con respecto a las cosas que verdaderamente le gustaban, era preocupante que hiciera cosas que alteraban su estado de ánimo.

Suho había dicho que Mark estaba manteniendo a raya su trastorno, que de hecho, si continuaba así no habría que preocuparse de que aumentarán de manera drástica sus niveles de ansiedad y otros síntomas pero había momentos específicos en que Mark se cohibia y volvía a ser ese niño que solo se la pasaba con la tablet o mirando televisión, ignorando todo lo que ocurría alrededor.

Lo que es ser un KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora