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Después de un año lleno de nuevos desafíos, nuevos amigos, nueva casa y nueva vida, los Kim están seguros de que hubo un gran cambio en sus vidas, o al menos así lo ve Johnny, que comienza a notar las verdaderas diferencias entre tener quince años y ahora tener dieciséis.

Ya no es un niño miedoso y aterrado sobre lo nuevo como solía serlo cuando llegaron a la ciudad, puede notar en sí mismo como crece una fuerza de voluntar y una confianza que antes claramente no tenía.

También crece en él una nueva incertidumbre y es como una bolsa llena de preguntas que no pueden ser respondidas en el acto, es un misterio que está siendo resuelto de manera cautelosa y sumamente lenta.

—gracias siempre, Johnny—murmuró su padre mientras se ponía el abrigo para ir a trabajar—asegúrate de que Jisung tome bien su desayuno, hoy revisare los cuadernos así que dile a todos que si no han hecho sus deberes, que no pierdan el tiempo, las consecuencias serán severas.

—sí, papá, toma, aquí, así no te olvidas el almuerzo.—dijo rápidamente, alcanzándole la vianda.

—gracias nuevamente, Johnny, el uniforme nuevo te sienta bien pero todavía pareces en crecimiento—su padre estiró la tela de su pantalón de vestir que se ajustaba a su pierna—sobre todo si los entrenamientos comienzan esta semana, veré de comprarte un talle más grande entonces—Minseok recogió sus llaves y le dio un beso en la frente, sonriéndole—ten un buen día, te amo bebé.

—sí. Yo también.

Johnny se quedó en la puerta viendo como su padre se iba al trabajo, hacían tres semanas desde que los tíos se habían ido, por supuesto, todavía no se había atrevido a hablar con él sobre Jongin, o sobre lo que sea que sucediera entre ellos, incluso pensar en ello parecía demasiada información.

Por momentos sentía que era perfecto si su padre estaba enamorado y quería comenzar una vida  nueva, y por el otro se sentía egoísta, traicionado y molesto, porque ahora él también tenía a alguien más a quien amaría y centraría su atención, le recordaba a lo horrible que se sintió cuando su madre los dejó, en como dolió que pusiera al cuidado de él a todos sus hermanitos.

Y a pesar de que sabía que su padre no era igual que ella, no podía evitar sentir esta paranoia que creía en su interior.

Pero a la vez era un alivio que Jongin hubiera decidido irse.

—Jisung, arriba, tienes que ir al jardín hoy—dijo, ayudando a despertar a su hermano menor.

—pero Johnny, la cama está muy calentita, no quiero dejarla—murmuró el niño, cubriéndose por completo—¡afuera esta frío!

—si, esta frío pero recuerda que el señor Jongdae ofreció llevarte a ti y a los mellizos a clases hasta que termine el invierno, así que arriba porque en cualquier momento tienes que subirte al auto.

—bueno, puedo levantarme cuando se trata del bonito auto del señor Jongdae ¿has visto lo calentito que es?—Jisung se quitó las mantas y Johnny sonrió.

—creo que no me he subido nunca.

—¿de verdad? Tienes que pedirle que te de un paseo alguna vez, Johnny ¡tiene el mejor auto del mundo!—exclamó el niño de cinco años, estirando los brazos para que su hermano le ayude a cambiarse el pijama.

—creo que nuestro auto podría sentirse triste por tus palabras—rio.

—pero es la verdad, y Minseok dice que debemos decir la verdad.

-—sí, solo dices la verdad cuando te conviene, ponte el pantalón y las medias, vendré a ayudarte con las zapatillas luego de revisar que los mellizos se estén vistiendo.

Lo que es ser un KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora