Johnny se subió a la bicicleta y empezó a pedalear, no conocía muchos lugares en la ciudad y eso lo desolaba aun más, todos los lugares que conocía eran sitios a los que Doyoung lo había llevado, no quería pensar en nada específico, no quería procesar acerca de nada, estaba tan molesto consigo mismo, con la situación, con su padre.
Después de dar vueltas alrededor, el único sitio al que decidió ir fue a la cancha de lodo a la que solía ir a entrenar, estaba oscureciendo y no había nadie alrededor, Johnny se sentó en la gradas, dejando su bicicleta en el piso y agachó la cabeza, no queriendo llorar, estaba intentando lo más que podía no dejarse consumir por sus emociones, pero era difícil no dejarse llevar, recordaba la cantidad de veces que sacrifico cosas porque era un niño y tenía que ayudar a su padre, apretó los puños molesto.
Nunca lo había entendido, pero siempre había tenido demasiada empatía con él, quizás porque así lo crio, como el tipo de niño que siempre debe dar la mitad de su rodaja de pan, como el amigo que si ve que estas en apuros entonces va a ayudarte, como el hermano que te abrazara cuando todo esté mal, pero nunca le dio ese rol de hijo que puede fallar alguna vez, ni siquiera fallar, sino... desear otro tipo de vida, pensar más allá de lo que tenía.
Dejó caer sus lagrimas y sintió su cuerpo pesado, no le gustaba sentirse así, desde que Ten había nacido siempre había evitado sentirse así, dejado de lado, que no lo miraran cuando hacía cosas, que tuviera que esforzarse más del doble, que no pudiera ser otra cosa que "Johnny, el buen niño" el niño que cuando mamá se va de casa debe ayudar a criar a sus hermanos, sus palabras resuenan en su cabeza y lo torturan, el niño que deja de recibir toda la atención y el amor de su padre cada vez que nace uno de sus hermanos.
Estaba agotado de sentirse así, no es como si estuviera siquiera cansado, solo estaba agotado, quería tomarse un descanso y quizás en un año, en dos tal vez, en cinco si era posible, volver, ayudarlo otra vez.
Johnny se tiró en las gradas, viendo el cielo oscurecer, todavía llevaba el uniforme puesto y se estaba ensuciando con la tierra alrededor, podía oír a su padre regañándolo porque la ropa clara debía lavarla a mano, pero era curioso, de que él lavaba su propio uniforme desde que tenía once años.
¿él lo sabría? ¿sabría que su uniforme es el único que no está en el canasto?
Se quedó dormido en algún momento, la cabeza le dolía tanto como el corazon si pudiera sentir algo, y recordó aquella vez que Doyoung dijo que si una persona estaba muy triste, entonces los vasos sanguíneos de su corazón podrían rasgarse y su corazón podría romperse, se preguntó si su tristeza sería suficiente para eso, pero desgraciadamente había crecido sabiendo que otros lo tenían peor que él, y que esto, no podría romperle el corazón, pero aun así se le permitía sentirse mal.
Minseok escuchó la puerta, pero no se levantó a correr detrás de él, sus ojitos estaban vidriosos y vio a los mellizos tomados de la mano, Donghyuck estaba llorando y Jaemin lo soltó, corriendo hacía afuera.
Jaemin se tropezó cuando llegó a la vereda, pero no vio a Johnny alrededor, sus manitos temblaban y empezó a llorar también, si Johnny se iba para siempre, el niño se puso de cuclillas, cubriéndose los ojos con ambas manos, no quería que eso sucediera, pero no quería que Johnny los odiara, así que se levantó y corrió hasta la casa de al lado, golpeando la puerta de manera agresiva, cuando Renjun abrió ni siquiera lo miró, entró apresurado, buscando alrededor a Doyoung y como no lo vio, subió hasta el segundo piso y fue hasta el cuarto del adolescente.
Doyoung estaba en la cama con un libro, lo miró sorprendido y al verlo llorar se acercó rápidamente—¿Jaemin? ¿qué sucede? ¿por qué lloras?—el sentir sus manos cálidas en su rostro, le hizo llorar aun más.

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Lo que es ser un Kim
Fiksi PenggemarLas familias Kim comienzan nuevas aventuras y retos en sus vidas, esto demostrará que ser un Kim es mucho más que llevar un mismo apellido.