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Ten abrazó con fuerza a Jisung, su hermano menor lloraba contra su pecho, Archipiélago entre ellos, aplastado por sus cuerpos, se estaba mordiendo el labio inferior tan fuerte que comenzaba a sentir el gusto metálico de la sangre.

—quiero ir con papá, quiero ir con papá, quiero ir con papá—sollozaba Jisung, empujándose más contra su pecho, Ten hacía lo que podía, abrazándolo más fuerte.

Tenía once años cuando su madre se fue de la casa, no recordaba mucho de ella, había preferido borrarla de su mente, nunca habían tenido una buena relación, recordaba pocas cosas, una de las que permanecía en su memoria era que no le agradaba, la manera en que se veía, la forma en que se expresaba, cuando se quedaba sentada en el sillón mirando hacia los ventanales en el viejo departamento en donde habían vivido casi toda su vida y que hoy se veía tan lejano.

—nos quedaremos en un hotel hoy—ella le dijo, ojos claros como los de Johnny, pero su expresión no era de amabilidad como la que su hermano mayor tenía, así que imagino que aquel rasgo Johnny lo había heredado de papá—habrá muchos cambios a partir de ahora, Ten, pero espero que seas capaz de comprenderlos.

Le temblaba el cuerpo, no sabía si era por el frío, la lluvia o el miedo.

—queremos ir con papá—susurró, temeroso—es tarde y tenemos que ir a dormir—continuó, no queriendo bajarse del patrullero.

—Ten, no puedes ir con Minseok—su madre suspiró, cruzándose de brazos—tenemos muchas cosas de las que hablar, solo una cosa tenía que hacer y no lo hizo.

Uno de los oficial bajó del vehículo y le abrió la puerta, Ten le miro fijamente, sus ojitos llenos de lágrimas—quiero ir con mi papá—le pidió, haciendo un pucherito.

—tal vez sería mejor para ellos que el señor Kim les haga compañía durante el proceso—sugirió el oficial, mirando a Shinhee.

—él y yo no estamos en buenos términos, oficial ¿no está al tanto de la mediación?—su madre se bajó del vehículo y los esperó, Ten miró alrededor y sujetó a Jisung contra su pecho.

Salió corriendo, pero fue atrapado rápidamente, los oficiales le pidieron que se calmara, que no podía huir, que tenía que quedarse con su madre.

Y los dejaron con ella.

Jisung no se soltó de él ni por un segundo, en la habitación del hotel, Ten se sentó en el sillón y se quedó con su hermanito, Jisung se durmió contra su pecho, el llorar y gritar le había dejado sin energías, no quería que se despertará, lloraría aún más.

—ya es hora de la cena ¿qué quieres comer? ¿Qué te gusta comer?—su madre le preguntó, sentándose en el sillón individual.

La miraba y simplemente no podía reconocerla, como si fuera una completa extraña que nunca vio en su vida, era una sensación aterradora, conocia su rostro, conocía como se veía su cabello largo, pero por más que la mirará fijamente, simplemente no sabía quién era.

Shinhee sonrió, sus ojos marrones estaban vidriosos—sé que debes estar muy confundido, pero me gustaría que avancemos lentamente, no te pediré que me dejes entrar a tu vida como si fuera tan sencillo, solo quiero que intentes aceptar que a partir de ahora seremos nosotros tres.

Ten trago saliva, abrazando aún más a Jisung—engañaste a papá, te fuiste y nunca nos visitaste ¿por qué ahora...—empezó a llorar, su nariz le picaba—¿qué se supone que significa que solo seremos nosotros tres?

Su madre sacó un paquete de pañuelos y se lo entregó, pero Ten no lo aceptó—es cierto, hice cosas que no estuvieron bien, y tal vez no lo comprendas hoy, mañana o hasta que seas lo suficiente mayor—Shinhee sacó un pañuelo y se quitó el color rojo de los labios—pasé muchos años en depresión, Ten, no estuve bien, pero ahora quiero compensar todo el daño que les hice.

Lo que es ser un KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora