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Taeyong estaba sudando frío, su pulso se aceleró mientras los latidos de su corazón corrían apresurados en su pecho, el segundo que había durado el silencio fue como una eternidad para él, podía ver dedos señalándolo incluso si ninguno de sus hermanos hacía eso, podía oía murmullos y sentir la forma en que las gotas de sudor caían lentamente por su nuca, como empezaba su cuerpo a acalorarse. 

No escuchó lo que Doyoung dijo, ni lo que sus hermanitos decían, sus ojitos estaban cubiertos por una capa de lagrimas que no se animaban a salir, su padre lo miraba herido y posiblemente decepcionado, sus palabras lo atravesaron, estaba acostumbrado a ser regañado pero esta vez era diferente, su padre no estaba gritándole ni mucho menos estaba enviándolo a la esquina o a su habitación. 

Mark y Renjun levantaron la mesa luego de comer, entre los dos lavaron los cubiertos y luego se fueron a sentar al sillón para ver televisión, Taeyong se quedó en la sala, sentado justo en donde su padre lo dejo, de a ratos le caían lagrimas mientras apretaba con fuerza sus manos contra el pantalón que llevaba puesto. 

mordía de a ratos su labio inferior, miraba hacia las escaleras pero nadie bajaba. 

sus lagrimas empezaron a caer con más fuerza por sus mejillas, no había sido su intención herir a Doyoung con sus palabras aunque sabía que nadie iba a creerle porque él era el malcriado que siempre estaba malhumorado. 

—apaguen la televisión, vayan a lavar sus dientes y acuéstense—Jongdae dijo, bajando por las escaleras, cuando lo vio, Taeyong se sintió diminuto, bajando la cabeza rápidamente—¿tuviste tiempo para pensar o quieres hablar mañana?

—lo siento, papá—sollozó, temblando—no... no sé qué decir. 

Mark y Renjun subieron las escaleras corriendo y su padre tomo asiento en frente suyo, mirándolo—esa no es la respuesta que quiero, empecemos por el principio ¿por qué estás enojado? 

—no estoy enojado—contestó entre lagrimas—estoy triste y cuando estoy triste me pongo de mal humor pero tú no vas a entender eso.—apretó con fuerza la tela de su pantalón, animándose a ver a su padre—¡no sé qué pasa cuando estoy triste! ¡me pongo de mal humor y todo es completamente insoportable y no soporto la idea de que nadie me diga nada! y tú, Doyoung y todo el mundo piensa que simplemente soy un grosero pero me arrepiento de hablar mal , sin embargo no quiero ir por todas partes pidiendo perdón por no poder controlar nada de lo que me pasa.

Taeyong sorbio su nariz, los ojos le ardían al igual que las orejas, su padre se acomodo en el asiento, cruzándose de brazos—¿por qué te sientes triste?—él preguntó. 

—¡no lo sé!—enfatizo Taeyong, molesto—me despierto en la mañana y me siento triste, estoy en mis clases y me siento triste, camino a casa y me siento triste, hago lo que me gusta y... de repente estoy triste ¿qué quieres que te diga?—continuó llorando pero ya no sentía necesidad de limpiarlas o contenerlas, solo quería quitarse el nudo en la garganta que no le dejaba respirar correctamente. 

Jongdae lo miro fijamente, masajeando su propia frente—¿es... por algo que te falta? ¿hay algo que quieras? ¿está alguien molestándote? dime si se trata de algo que no te deja dormir ¿cómo puedo ayudarte si tampoco lo sé?—al ver a su padre mirándolo a los ojos, Taeyong corrió la mirada, el corazón le temblaba. 

—me han molestado todo el tiempo, papá pero no es eso—Jongdae cambió su expresión al escucharlo decir aquello—yo...—Taeyong suspiró y se levantó—le pediré disculpas a Doyoung e ire a la cama, no quiero hablar más. 

—Taeyong—lo llamó pero él subió las escaleras apresurado, vio a Mark y Renjun esconderse en sus habitaciones pero no tuvo tiempo para pensar en ellos. 

Lo que es ser un KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora