El Destino de Estar Juntos [LIBRO 1 y 2] [Completa ✔️]

Capítulo 12: Días, porque bueno está él

Off My Face - Justin Bieber

08 de septiembre, 2015

Gruño cuando la onda sonora desesperante entra a mi oído como una sirena policial, indicando que es hora de levantarse de la cama para otro espantoso día de clases para las cuales mis ánimos están muy bajos.

Abro mis ojos con pesades, y sacando un bostezo en el proceso, mientras maldigo por haberme dormido tan tarde la noche anterior, rasco mi parpado derecho en un vago intento de ahuyentar el sueño al mismo tiempo que levanto mi torso de la cama. Sin embargo, no lo logro. Una pesada barrera sosteniendo mi cintura en un fuerte agarre me lo impide, aun adormilada, frunzo mi ceño dando un medio giro sobre la cama para quedar frente al rostro de Allen.

El sueño desaparece de mi sistema y es reemplazado por el pánico apoderándose de mi como si se tratase de una enfermedad, porque si mi madre ve esta situación podría malinterpretarse en muchos aspectos. 

Es entonces cuando recuerdo la actitud recia del ojiazul, negándose a dejarme sola en casa durante la noche, ya que mi madre había tenido algunos problemas con el auto debido a la tormenta de anoche y por esto me llamo informando que llegaría pasadas de las doce a casa. Aunque también recuerdo al ojiazul prometiendo irse muy temprano antes de que todos despertáramos, obviamente no lo hizo, porque si mi alarma sonó significa que mi madre ya esta arriba de la cama y posiblemente en la cocina preparando el desayuno.

Respiro hondo, esperanzada en que mi progenitora no haya tenido la oportunidad de ver la escenita planteada aquí... pero debo admitir que es cómodo, muy cómodo, dormir con el ojiazul al lado. Su brazo se aferra a mi cintura, mientras nuestras piernas podrían confundirse con plantas enredaderas entre las sábanas que crecen a su antojo, nuestros cuerpos pegados como dos piezas de rompecabezas encajando a la perfección. Debido a la limitada distancia me es fácil poder apreciar sus facciones calmadas al igual que su respiración como las olas del mar en un cielo despejado, su nariz respingona con diminutas pecas como salpicaduras de pintura que cubren también parte de sus pómulos bronceados debido a las horas en la playa durante el verano, me recuerdan a una constelación.

Sonrió apreciando como una de sus comisuras se arquea soñoliento al acariciar su barbilla con mis dedos.

Definitivamente podría quedarme aquí siglos.

Pero la alarma vuelve a sonar quitándome el pensamiento de la mente.

—¡Vanessa! ¡Hora de levantarse, o iré yo a levantarte personalmente! — grita mi madre desde la cocina.

No, no, no, primero debo sacar al bello durmiente de aquí.

—¡Ahora voy! — contesto.

Mi exclamación provoca que el ojiazul haga una mueca de disgusto, poniendo más fuerza en su agarre sobre mi cintura.