-Espera Jap, ¿en algún momento tu papá fue muy protector contigo?-Preguntó Chile.
-Si, claro que si, en muchas ocasiones, pero en especial en una..., ese día mi papá parecía otro hombre...-Dijo Japón con una pequeña sonrisa.
-¡Ay!, chale, ¡cuéntate ese momento, ya me imagino ahí Imperio defendiendo a su niña!-Reía Mexico.
-Jeje, si, es verdad Mex, pero ese día no fue tan lindo para mi y para mi papá...
-Yo me iré al baño, ya regreso...-Aclaró Alemania.
-¿En serio?, ¿qué habrá pasado?-Preguntó Italia mientras miraba dudosamente a España.
(COMIENZO DEL RECUERDO)
Para este momento, Japón ya tenía 19 años y no le traía problemas a su padre. Era alguien tranquila que no fastidiaba a nadie, siempre estaba en su mundo y le hacía caso a su papá, todo un orgullo para él.
Pero un día, una pequeña acción preocupó a ambos gatos, haciendo que el mayor se transforme en una persona irreconocible.
Pues una tarde, Alemania se comunicó con Japón para decirle algo súper importante:
-Hallo ("Hola") Japón...-Saludó el alemán.
-Oh, hola Ale, ¡tanto tiempo sin vernos!, ¿cómo te encuentras?-Preguntó Japón, muy feliz.
-Pues bien, muy estresado con el entrenamiento de mi padre..., pero ese no es el punto, quería invitarte hoy a mi hogar por la noche, va a venir Italia también..., la idea es que se queden a dormir, ya que mi papá no va a estar..., ¿puedes y quieres venir?
En ese momento, Japón dudó, pero no de Alemania, sino de su padre. Ella sabía que él no la iba a dejar quedarse a dormir con dos chicos en una misma habitación sin un adulto supervisando. En verdad la gata quería ir:
-Ale..., no se si mi papá me dejaría ir..., más que nada porque vamos a estar, ya sabes..., solos sin ningún adulto...
-Pero Jap, ya somos adultos, vamos, ven, ¡no es lo mismo sin ti!-Suplicó el alemán.
La japonesa se quedó pensando, algo tenía que hacer, así que simplemente decidió mentirle a su padre, algo que en verdad no le gustaba hacer, menos a su progenitor:
-*Suspira*, bien..., ¡allí estaré!
-Gut ("Bien"), te espero entonces, no te olvides las cosas, ¡adiós!-Se despidió el tricolor, cortando la llamada.
En ese momento, Imperio llegó a su hogar luego de un largo día de trabajo en las afueras de la Casa Imperial. Se veía toda su ropa manchada de sangre, lo cual preocupó a Japón:
-Papá, ¡regresaste!..., *se sorprende*, ¿ESO ES SANGRE?-Gritó la menor, desesperada.
-Shh, Jap, cálmate, no es nada, no es mi sangre...-Dijo Imperio, calmando a su hija que en verdad estaba muy preocupada por él.
-Pero..., tienes en tu ropa, traeré vendas y el kit de emergencia...-La menor fue interrumpida por el mayor.
-Tesorito, no es nada, no me hirieron, esta sangre es de los ciudadanos..., hubo bombardeos a las afueras de aquí y decidí ayudar a la gente..., las escondí en un búnker subterráneo para que ninguna bomba los hiriera, pero algunos fueron golpeados por las mismas y, bueno, sangraron muchísimo..., las ayudé a levantarse para que vayan más rápido al búnker...-Explicaba Imperio mientras iba directo a su cuarto.
-Oh..., debió ser un momento horrible pa, pero lo importante es que ya pasó, que estás bien y que las mayoría también haya estado vivo...
-Hai ("Si"), por suerte nadie murió en ese horrible momento..., ¿pero tú cómo estás cariño?, ¿qué hiciste mientras tanto?-Preguntó cálidamente el mayor mientras acariciaba los cachetes de su hija.
-Pues nada, solo estuve leyendo varios libros mientras estaba en el sofá, relajada...
-Oh, que vida gatuna la que hiciste, *bosteza*, me gustaría dormir en este momento, así que me pondré algo más cómodo, espérame que me cambiaré...
La gata tenia que avisarle a su padre sobre la invitación de Alemania, así que, mientras su progenitor se cambiaba, ideó la mentira.
Imperio salió de su habitación, todo cansado y listo para su siesta:
-Y bien pequeña, ¿quieres dormir conmigo?-Preguntó Imperio.
-No papá, no tengo sueño, gracias..., pero necesito decirte algo...
-Si, lo que quieras bebé, ven, pasa a mi habitación y me lo dices adentro...
Ambos Gatos entraron a la habitación pero la menor estaba tensa y nerviosa:
-Cuéntame, ¿qué necesitas?-Preguntó Imperio, con una leve sonrisa.
-Bueno..., *comenzó a sudar*, hoy me llamó Alemania y me invitó a mi y a Italia a dormir en su casa hoy por la noche..., va a estar el tío Third cuidándonos...-Mintió la menor.
Imperio abrió sus ojos como platos, su respuesta iba a ser firme:
-Claro que no vas a ir, te lo prohi...-El mayor fue interrumpido por la menor.
-Por favor pa, déjame ir, no va a pasar nada, no tengo amigas para hacer estas cosas, solo a Alemania e Italia, que son varones...
-¡Sabes lo que opino sobre estas cosas Japón!-Gritó el emperador muy enojado.
-Pero piénsalo por favor...
Imperio se quedó mirando a su hija de una forma bastante seria y pensativa. Estaba analizando todo, los peligros, lo que podía pasar, muchas cosas:
-Y bien..., ¿me dejas ir por favor?-Rogó la gata.
-*Hace un largo suspiro*, bien..., te dejaré ir..., confío en tí..., si pasa algo, me llamas de inmediato, ¿oíste?-Dijo Imperio con una voz tétrica.
Japón no dudó en abrazarlo y en agradecerle:
-Gracias por dejarme ir por primera vez a estas fiestas pa y..., ¡por confiar en mi en estas ocasiones extrañas!, ¡eres el mejor!
-Jeje, de nada tesorito...-Dijo cálidamente el mayor, abrazándola.
-Bien, ¡iré a preparar las cosas!
-No te olvides de nada y, otra cosa pequeña, despiértame antes de que te vayas!
-¡Está bien, lo haré!-Contestó Japón, muy emocionada.
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La nena de papá
FanficImperio Japonés..., uno de los asesinos y emperadores más conocidos de todos es, aunque no se crea, el padre que toda princesa o príncipe desearía tener. Japón, en esta historia, relata su vida y los recuerdos que tuvo con su papá, dando a entender...