El destierro, parte 5

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A la mañana siguiente, Japón agarró sus maletas y todos los integrantes de la Casa Imperial la saludaban con lágrimas en los ojos.

Imperio la esperaba en la puerta de salida e hicieron contacto visual, algo que un poco entristeció al mayor. Pero antes de irse, Japón dio un discurso:

-Mi querido imperio, lamentablemente fui desterrada por mi propio padre por motivos que todavía son inexplicables e inentendibles..., me entristece mucho no ser una emperatriz, ya que me preparé por muchísimos años para serlo..., pero se nota que fallé. Fui la decepción de mi padre o así me dio a entender. Los extrañaré muchísimo a todos *llora* y tu padre..., no me vuelvas a buscar nunca más en tu vida..., adiós a todos...-Japón se retiró de la Casa Imperial con lágrimas en sus ojos.

Padre e hija volvieron a hacer contacto visual:

-Lo siento hija..., por favor comprende mi situación...-Dijo el mayor mientras le agarraba la mano a su pequeña.

-Ya es tarde papá... *sollozo*, adiós...

Imperio la miraba alejarse, algo que también se le partía el alma. Apenas su hija desapareció en las sombras por completo, su vida cambió para siempre.

Los siguientes días, el Gato mayor estaba demasiado deprimido hasta que un día apareció Third Reich de la nada:

-¡IMPERIO!-Gritó con su voz tétrica mientras que Italia Fascista lo seguía detrás.

-¿Jefe?, ¿qué hace aquí?-Preguntó el emperador japonés, con muchísimas ojeras y una gran depresión que se le notaba en la cara.

-¡IMPERIO!, ¡te estoy llamando, mueve tu maldito trasero ahora!-Gritó Third, ya enojado.

Imperio se cambió, ocultando sus apariencias de gato cómo la cola y sus orejas. Una vez listo, bajó adonde estaba su jefe y compañero:

-*Reia macabramente*, al fin..., no van a haber niños que nos estorben..., me imagino que habrás desterrado a Japón, tan y cómo te lo pedí, ¿verdad Imperio?-Le preguntó, mostrando sus colmillos.

-*Asustado y triste*, si..., ya está listo jefe...

-¡AL FIN VAMOS A SER LOS LÍDERES DE TODO EL MUNDO! *rió macabramente*, les prohibo a ustedes dos volver a ver a sus mocosos hijos..., ellos no sirven... *decía el alemán mayor, caminando a la salida*

-*Mira a Imperio Japonés demasiado triste*, Imperio..., lo siento mucho..., yo también tuve que desterrar y contarle toda la verdad a Italia..., pero todo sea por nuestro jefe, ¿no?-Decía con muchisima tristeza.

-Hai ("Si"), pero creo que pudimos haber estado con nuestros hijos y poder seguir con las Fuerzas del Eje..., no tenemos nada que ver con la pelea de Third con Alemania...-Dijo a punto de llorar.

-Lo mismo opino..., aunque en realidad con mi hijo no me llevaba tan bien..., pero duele un poco..., tranquilo, todo mejorará...

-Muevan sus trasteros imbeciles..., tenemos una guerra que ganar *volvió a reír macabramente*

Imperio volvió a sollozar mientras caminaba al lado de su aliado italiano. Miraba con miedo y respeto a su jefe, el cual tenía una vista muy perversa y enojada.

La gran preocupación del japonés era..., ¿donde irá a vivir Japón el resto de su vida? O aún peor..., ¿qué iba a ser de la vida de ella sin su padre al lado?

(FIN DEL RECUERDO)

La nena de papá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora