Third Reich e Italia Fascista, parte 2

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Japón se encontraba en su habitación, durmiendo plácidamente. Ya no dormía con su papá, pues la pequeña ya tenía 5 años y se consideraba "mayor" para dormir sola.

Third Reich e Italia Fascista ya estaban adentro de la Casa Imperial y se acomodaron en un gran sofá, esperando a Imperio Japonés:

-Third, ¿cómo será Imperio Japonés?-Preguntó el italiano.

-No lo sé, pero ya me está irritando el hecho de que llegue tarde...-Respondió Third, un poco molesto.

Luego de un par de minutos esperando, ambos fascistas ven a Imperio bajando las escaleras y este se les acerca para saludar cordialmente a sus invitados:

-Third Reich..., Italia Fascista..., un gusto conocerlos-Saluda Imperio al aleman y al italiano con un cálido apretón de manos.

-El gusto es mío, Imperio Japonés...-Saludó el general alemán, con el mismo apretón de manos y su gran sonrisa sádica, mostrando sus característicos dientes puntiagudos.

-Piacere di conocerti ("un placer conocerlo") Imperio...-Saludó también el italiano, con otro apretón de manos, dando inicio a la reunión.

Mientras los mayores estaban en la planta baja teniendo la reunión, Japón estaba en el piso de arriba, en su cuarto, recién levantada.
Se estiró como felino y fue directo a la puerta, para buscar a su papá y comer algo, pero se topó con los guardias:

-¡Buenos días guardias!-Saludó cálidamente la japonesa.

-¡Buenos días princesa!-Dijeron todos los soldados, a coro, mientras le hacían la clásica reverencia.

-¡No hagan eso, pueden tratarme como alguien normal si lo desean!-Dijo Japón, moviendo su cola de felicidad.

-Claro que no princesa, es por respeto hacia usted...

En ese momento, la pequeña niña se percata que era las 4:00 pm, durmió mucho y debía ir con su padre, pero los guardias se lo impidieron:

-Oh, ya es tarde, necesito ir a buscar a papá y de paso, quiero comer algo..., disculpen guardias, pero me tengo que...-La frase fue interrumpida por un recluta.

-Oh, princesa, lamento decirle que no puede salir de su habitación hasta nuevo aviso..., si emperador está en una reunión muy importante en este momento...-Explicó el soldado.

-Pero, ¿porque no puedo ir a conocer a los invitados?-Preguntó la gatita, con cara muy tierna.

-Es que tiene prohibido ver a esas personas..., si quiere, siga con sus quehaceres, le avisaremos cuando puede salir...-Dijo el militar, cerrando la puerta de la habitación.

En ese entonces, algo le había quedado claro a Japón. Ella no iba a quedarse con los brazos cruzados, tenía hambre, quería ver a su padre y, a su vez, conocer a los nuevos invitados.
Así que tronó sus dedos y abrió su ventana.

Una vez abierta, salió de su habitación y, con mucha precaución, hizo equilibrio en el techo de su casa para llegar a otro cuarto que no fuera custodiada por guardias.

Decidió entrar en el baño, así que abrió la única y pequeña ventanilla y se metió. Luego de eso, abrió la puerta sin hacer ruido y salió corriendo hacia la cocina.

Obligatoriamente tuvo que pasar por las escaleras, que llegaban al subsuelo y donde se encontraba su padre, así que se quedó observando, desde lejos, por un largo tiempo a los invitados.
Se notaba que su padre estaba súper concentrado hablando, pero Japón no aguantó y llamó con un tierno y ruidoso maullido a su progenitor:

-¡MEOW!

Los 3 fascistas escucharon el maullido de la pequeña. Por su parte, Imperio entró en estado de desesperación, pues reconocía los ruidos de su hija y lo que quiso decir en idioma gatuno.
Por otro lado, Third Reich se levanta del sofá, muy enojado:

-¿Qué fue eso?-Preguntó el de esvástica, con voz tétrica y enojona.

-Debió ser un gato...-Respondió Italia Fascista, dudando.

-¡CLARO QUE NO!, no fue nada, jeje...-Dijo Imperio, nervioso y sudando. Rezaba que no bajara su hija a saludar, no quería que vieran su apariencia.

Al no obtener respuesta a su maullido, la gatita baja rápidamente las escaleras y corre hacia su papá, abrazando una de sus piernas:

-¡PAPI!, ¡aquí estás!-Gritó de emoción La Niña, mientras ronroneaba.

Third Reich se quedó mirando a la pequeña, muy disgustado. Decidió indagar más acerca de Japón:

-¿Esta es..., deine tochter ("tu hija")?-Preguntó el emperador alemán, enojado.

Imperio tardó en responder, pero debía decirle la verdad:

-*Suspira*, si..., es mi hija, se llama Japón...-Dijo Imperio, alzando a su pequeña.

-¡Un gusto conocerlos, señores!-Se presentó cordialmente la pequeña gata, con cara muy tierna.

El gato mayor esperó una reacción mala por parte de Third e Italia, pero no fue así, todo lo contrario:

-Awww, mira Reich, ¡que bonita es!, el gusto es mío princesa-Dijo Italia fascista, agarrando la mano de Japón y plantándole un cálido beso allí, en señal de respeto.

-Si, lo es, es muy respetuosa..., ein vergnügen, prinzessin ("un gusto, princesa")-Saludó el alemán, haciendo el mismo gesto respetuoso que hizo Italia Fascista.

-Me hace acordar a mi pequeño...-Dijo el italiano.

-¿Tu pequeño?-Preguntó Imperio, sorprendido.

-Si, tengo un hijo, se llama Italia, ¡pueden ser buenos amigos con Japón!-Recomendó Italia.

-Yo también tengo uno, mi pequeño príncipe, ¡Alemania!, para la próxima vienen los dos a mi hogar, para que los pequeños puedan conocerse-Dijo Third, dando una pequeña sonrisa.

-Oh, ¿escuchaste tesorito?, ¡nuevos amigos para ti!-Dijo Imperio, abrazando a su hija.

-SIIII, ¡estoy súper emocionada!

-Gut ("Bien") Imperio, ¿qué dices?, ¿te quieres aliar a nosotros?-Preguntó Reich.

-¡Mochiron! ("¡Por supuesto!")-Afirmó el japonés mayor, formando un papel.

Ya todo había terminado. El alemán y el italiano se retiraron y por fin Imperio pudo pasar tiempo con su hija:

-Papá..., unos guardias estaban en la puerta de mi habitación...

-Oh..., es verdad mi pequeña mochi, es que en realidad estaba prohibido que saludes a los nuevos invitados, pero es raro, ¿cómo saliste de tu recámara?-Preguntó Imperio, sorprendido.

-Salí desde mi ventana y caminé por todo el techo, haciendo equilibrio, ¡cómo me enseñaste!-Respondió Japón, emocionada.

-Ayyy pequeña, ¿cómo pudiste hacer eso?, te podías haber caído y yo no estaba ahí contigo...-Dijo Imperio, preocupado, mientras chocaba frente con su pequeña.

-No me caí pa, estoy bien, pero onaka ga akimashita ("estoy hambrienta")

-No te preocupes tesorito, te prepararé algo...

Ambos Gatos cocinaron juntos y, una vez listo todo, se pusieron a jugar con juguetes para felinos, mostrando su verdadera apariencia.
Luego, Imperio agarró desprevenida a su pequeña, la acurrucó y la bañó a lengüetazos. Se podía escuchar las quejas de la gatita, pues no se quería bañar:

-Ven aquí, ¡mi hermosa traviesa!

-Pa..., no me quiero bañar...

-Pues es esencial cariño, terminaremos rápido, ¡te lo prometo!-Decía Imperio mientras le daba pequeños besos en el cachete a su hija y proseguía con los lengüetazos.

(FIN DEL RECUERDO)

Todos los Countryhumans quedaron sorprendidos ante la verdadera identidad de Imperio Japonés:

-¡Era igual que tu!, pero, ¿porque no se mostraba tal y como era?-Preguntó Alemania.

-Oh..., esa pregunta te la responderé conforme relate los recuerdo..., lo sé, ¡quiero hacerlo todo muy misterioso!-Reía la simpática japonesa.

La nena de papá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora