El mejor amigo del hombre, parte 2

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-¡J-Japón!-Dijo Imperio, tartamudeando.

Japón no escuchó nada, estaba súper distraída con sus amigos:

-Hija..., ven a ayudarme....-Dijo Imperio, retrocediendo mientras Blondi lo acorralaba.

La menor seguía sin responder y, en un momento, Blondi se lanzó para morder y atacar al emperador, pero este salió corriendo.

Ambos animales corrieron por todos los jardines, Imperio gritando y la perra ladrando como loca. Ahí Japón se da cuenta del grito y Alemania se dio cuenta que esos ladridos eran de su perra.

Rápidamente los 3 amigos fueron a ayudar al emperador, el cual este estaba buscando rápidamente un árbol para trepar:

-¡PAPÁ!-Gritó Japón desesperada.

-¡¡AHHHHHH!!, ¡ayudenmeeee!-Gritaba Imperio mientras corría en dos patas para que Italia y Alemania no sepan que era un gato.

-Pero..., ¿porque Blondi lo persigue?, él no es un gato...-Pensó Italia.

-Es verdad Italien ("Italia"), pero el tío necesita nuestra ayuda...

Por fin, el emperador encontró un árbol para trepar. Intentaba hacerlo de la manera humana así los demás no sabían de su verdadera apariencia. Al llegar a la copa del árbol, Imperio se dio cuenta que la perra estaba trepando para agarrarlo:

-Oh por Dios..., ¿este animal trepa?-Se preguntó a si mismo, ocultando su erizado pelaje debajo de su ropa de dormir.

-Alemania, Haz algo...-Dijo Japón, preocupada.

El alemán menor rápidamente agarró una rama y llamó a Blondi:

-Oye Blondi, mira, tengo una ramita..., ve a buscarla...-Dijo el tricolor tirando la ramita, pero Blondi no le hizo caso. Cada vez se estaba acercando a Imperio, con ganas de morderlo.

-Oye Alemania..., tu can no te hace caso y se está acercando más a mi...-Dijo Imperio, retrocediendo en el lugar donde estaba mientras que Blondi se le acercaba, mostrándole sus dientes.

-¡BLONDI!, baja de ahí en este preciso instante..., du bist kein gutes mädchen ("no eres una chica buena")-Dijo Alemania, intentando sonar cómo Third Reich para que la perra le hiciera caso.

Blondi bajó del árbol, con sus orejas caídas y ojos tiernos, comenzando a llorar como perro.

El emperador japonés bajó con cuidado y miedo, abrazando a su hija y a los demás:

-Oye Ale, ¡tu voz es igual a la de tu padre!

-Hai ("Si"), es verdad, ¡ya suenas como el jefe!-Dijo Imperio.

-Jeje, danke ("gracias")-Agradeció el alemán menor, sonrojado.

(FIN DEL RECUERDO)

-La perra lo hubiera mordido a ese cabrón...-Dijo México, enojado.

-Jeje, Mex, es mi papá, obviamente lo iba a defender de cualquier cosa...

-Pero ese se hubiera muerto..., nos hizo la vida imposible...-Se quejó Argentina.

La nena de papá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora