Papá protector, parte 3

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Alemania le dio esos besos en el cuello, los mismos que le dio en el vals de la ceremonia de presentación. Japón le puso sus manos en su pecho para poder alejarse, pero el alemán la acercaba más, haciendo que en un momento sus genitales se chocaran entre sí.

Japón, al sentir esto, se sonrojó aún más y se alejó cada vez más de su "amigo", solo se podía escuchar a Alemania susurrando mientras seguía besando el cuello de la gata e iba bajando a sus pechos:

-Emmm..., Jap..., siempre me gustaste tanto..., no puedo resistir más..., *besa su cuello", eres muy hermosa y..., me vuelves loco..., emmm...-Susurró el alemán.

-Al..., ya déjame por favor..., Ah..., quiero salir de aquí..., ahh...-Decía Japón muy preocupada.

Alemania bajó a los pechos de Japón, tocándolos muy suavemente, algo que ya enojó muchísimo a la gata:

-Te dije..., ¡QUE TE ALEJES!-Gritó Japón, arañando un poco al alemán y parándose del sofá, demasiado asustada y temblando.

El tricolor vio a su preocupada amiga, esta estaba agarrando su bolso para irse de ese lugar. Alemania la intentó frenar y quiso pedirle disculpas:

-Por favor Jap..., perdóname, no quise...

-Aléjate de mi..., te fui muy clara, te dije que no quería seguir pero tu empezaste a actuar cada vez más calenturiento..., adiós Alemania..., me voy-Gritó Japón, yéndose de esa casa dando un portazo.

La gata corrió lo más rápido que pudo a su Casa Imperial. Era las 2:00 am y estaba lloviendo, por lo tanto, llegó toda mojada.

Abrió la puerta con cuidado, no quería que su padre se despertara y que le pregunté que le había pasado. Avanzó por los pasillos sigilosamente y entró a su cuarto. Se cambió y se durmió, estaba demasiado asustada que seguía temblando y comenzó a llorar, en silencio, para que nadie la escuchara.

La nena de papá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora