¿Podrías Llegar A Amarme? [Amane X Tsukasa]

Final

El día de hoy comenzaba soleado, los pájaros sonaban y la brisa fresca que llegaba desde la ventana era bastante agradable.

Los ojos de un azabache comenzaban a abrirse por la luz que caía en sus parpados, siendo algo incomoda para seguir sumido en sus sueños.

Tsukasa deseaba que no llegara este día, ni siquiera quería levantarse porque sabría que vendría después. Seguiría dormido si no fuese porque el otro azabache a su lado estaba picando sus mejillas.

Haciendo que hiciera una mueca por las accion del contrario, fingía seguir durmiendo para que no se diera cuenta el mayor, pero no sirvió de nada. Amane ya sabia perfectamente que es lo que quería el oji ámbar menor, así que no podía engañarlo.

Siguió dando toques en las mejillas del omega, notando las expresiones que hacia este, estaba mas que seguro que se encontraba despierto. Al ver que se inmutaba no le quedo mas de otra que solar un pequeño pellizco haciendo que el Tsukasa lo sintiera de inmediato.

— ¡Auch! ¡Amane! — se levanto de golpe, quejándose por la acción del contrario, solo se limitaba a sobar la zona dolida — Discúlpame pero no te querías levantar, así que no tuve de otra. — pronuncio burlón, mirando gracioso al mas bajo, que lo miraba con algo de molestia. En sus labios se había formado un puchero.

— Pudiste haberme despertado con un beso.

El alfa atendió las ordenes, acercándose rápidamente a los labios del contrario para dejarle un corto beso — Listo. — sonó bastante atrevido. Aquel acto logro hacer que una pequeña sonrisa en los labios de Tsukasa.

Podrían seguir hablando y descansando en su cama cómodamente, si que era cómodo, esta es una de las mañanas en las que no tienes la suficiente fuerza como para salir de las sabanas.

Pero no seria así para ellos, bueno no por mucho tiempo, ya que los lloriqueos de alguno de sus dulces retoños comenzaron a sonar, haciendo que tuvieran que detener ese momento — Yo voy. — menciono el menor apunto de levantarse de la cama, pero fue detenido por la mano de Amane.

— No, no, yo voy, tu quédate aquí. — dijo mientras salia de las delgadas sabanas, dejando la cama para salir de la habitación. Camino por el corredor hasta llegar al cuarto donde dormían los pequeños, se acerco a la cuna de donde provenían los llantos, encontrándose con un pequeño azabache con los cachetes húmedos.
    
— Tatsuya, ¿no es muy temprano como para que estés despierto? — hablo dulcemente mientras tomaba al cachorro que alzaba sus brazitos pidiendo ser cargado. Sus pequeños hijos muy pronto cumplirían dos meses de nacidos, así que se habían vuelto un poco mas llorones, y aun mas con su ausencia de las veces que se iba a la escuela, no quería ni imaginar como se pondrían sin Tsukasa, que también regresaría hoy.

No le gustaba estar demasiado lejos de ellos, solia sentirse intranquilo, siempre que estaba lejos deseaba llegar lo mas rápido posible a su hogar para poder estar con su familia, necesitaba saber que estuvieran bien en cada momento sin que les faltara nada.

Salio de sus pensamientos al escuchar un lloriqueo, su mirada se guió hacia abajo pero para su sorpresa no se trataba de el cachorro que cargaba, todo lo contrario, el pequeño niño ya se encontraba totalmente calmado en sus brazos.

Miro hacia el otro lado, observando la otra cuna donde aparentemente se escuchaban algunos pequeños quejidos, no dudo en acercarse. El mayor de los cachorritos mantenía un pequeño puchero en sus labios, parecía algo molesto por la forma en la que movía sus piernas.

— Oh Akeno, parece que Tatsuya te ha despertado. — menciono sonriente. No podía decir nada en contra de sus pequeños, lo flechaban por lo tiernos que eran. En todo este pequeño lapso de tiempo sus cachorros habían cambiado un poco, su cabello había crecido mas, dejando ver una cabellera azabache de pelo lacio, ademas que sus ojos habían adquirido el color ámbar tan característico.