10 - Las primeras piezas del mosaico

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Can

La mía fue una noche agitada, a pesar de los medicamentos que me dieron contra el dolor de cabeza el sueño tardó en llegar.
Todo parece tan extraño, tan surrealista, me encuentro viviendo una vida que no entiendo y que me parece completamente ajena.
La mañana transcurre entre la fisioterapia para recuperar el tono muscular y las pruebas necesarias para comprobar que todo está bien. Si todo va bien, me dijo el médico, pueden darme el alta en un par de días con la recomendación de continuar la fisioterapia en casa. Yo tampoco tengo ni idea de dónde está mi casa en este momento, y mucho menos.

Oigo abrirse la puerta y es ella, muy guapa con un vestido de flores y el pelo recogido en una cola, entra vacilante, como si no supiera cómo comportarse y qué clase de bienvenida esperar.

- Merhaba, hola Can -

- Merhaba, hola Sanem, me preguntaba qué te ha pasado, ¿has olvidado que tenemos un pacto? -

Me mira interrogante, como si no tuviera ni idea de qué pacto está hablando.

- Hicimos un trato ayer creo, me prometiste que me hablarías de quién eras en mi vida, he terminado con la terapia por hoy y estoy dispuesta a escucharte -

Se sienta indecisa en el sillón junto a mi cama y me mira insegura, ahora que puedo verla de cerca con calma tengo que admitir que es muy hermosa, no es una belleza clásica y llamativa, es más bien un brillo interior que brilla a través de sus ojos, no puedo explicarlo ni siquiera a mí mismo, sólo sé que es muy particular.

- No sé por dónde empezar, he pensado en traer algunos objetos que han formado parte de nuestra historia, a través de ellos podremos reconstruirla poco a poco -

Rebusca en su bolsa de tela y saca varias cosas que apoya en su regazo.

- Empecemos por la bandana, esta es mi bandana pero con el tiempo se ha convertido en tu bandana, nos ha acompañado como un talismán mágico desde el principio hasta el final de nuestra relación - Me habla de nuestro tormentoso comienzo, de los engaños y maniobras de Emre y Aylin, de su implicación y de la ruptura a la que habíamos llegado cuando me enteré y de cómo había guardado la bandana conmigo porque me recordaba a ella.

Suspiro pensativo, desde luego no es poca cosa para metabolizar de entrada, extiendo una mano pidiéndole que me la dé, en cuanto la toco lo primero que me sale natural es llevarla a la nariz para inhalar el olor, no sé por qué, pero me salió natural.
Me mira asombrada por el gesto y me asegura que más tarde me contará qué papel ha jugado este objeto en nuestra historia más reciente, le pido que me lo deje y acepta sin problemas.

A continuación, coge un frasco de perfume, lo abre y se echa unas gotas en la muñeca, lo agita un momento para evaporar el exceso y me lo entrega para que lo huela.

En cuanto percibo ese maravilloso aroma me golpea en el estómago una extraña sensación, no puedo explicar qué es exactamente, sólo sé que ese aroma consigue conmocionarme en lo más profundo, debe ser el aroma del que me habló ayer, aquel por el que la reconocí como la chica besada en la oscuridad de la logia.

La miro detenidamente, no puedo descifrar su expresión, es algo entre distante y dolida, es como si tuviera miedo.

- ¿Qué te pasa Sanem? No pareces estar cómodo en esta situación, ¿o me equivoco? -

Se vuelve a sentar en el sillón y sacude la cabeza suspirando -No, no es eso, es que se siente muy extraño, hablarte de nosotros como si fueras un extraño se siente extraño, eso es todo, pero me acostumbraré poco a poco no te preocupes -Me sonríe insegura.

-Comprendo que pueda parecerte extraño, pero te aseguro que para mí es fundamental entender por qué... -me congelo, dándome cuenta de que estoy en medio de la historia.

Me congelo dándome cuenta de que me he expresado mal, la veo ponerse pálida y bajar la cabeza durante largos instantes, cuando la vuelve a levantar su mirada es claramente dolida.

- Decías que es esencial para ti entender por qué te enamoraste de mí, ¿verdad? Mira Can nunca podré decirte cómo te sentiste, nunca podré explicarte por qué te enamoraste de mí, esto sólo tú podrías saberlo, yo misma al principio no podía creer que un hombre encantador y exitoso como tú pudiera enamorarse de una chica sencilla y modesta como yo. Te puedo decir por qué me enamoré de ti, sucedió de inmediato y poco a poco, no puedo explicarlo, pero me enamoré del hombre que me robó un beso y poco a poco me enamoré de mi carismático y amable jefe. Con el tiempo amé profundamente a los dos, amé todo de ti, tu lealtad, tu franqueza, la ternura con la que me acariciabas el pelo, llegué a sentir que tenías que ser tú, ese amor del que hablan los poemas, el real, el exclusivo, el predestinado, sólo podías ser tú para mí. No son cosas que pueda explicarte o mostrarte con pruebas irrefutables, hemos llegado a entenderlo cada uno por nuestra cuenta-.

Sus palabras me impactaron, fue honesta y directa, en su voz escuché una fuerza que sólo puede tener quien está seguro de sus sentimientos, yo tampoco sé qué pensar.

Veo que vuelve a guardar las cosas que había sacado del bolso y se levanta, tiene el frasco de perfume en la mano y me lo entrega- Escucha Can, no creo que sea útil que recibas tanta información de golpe, aún tienes que recuperar tus energías después de un mes de coma, ya tienes mucho material para trabajar, volveré mañana y seguiremos hablando tamam, ¿ok? Te dejaré el perfume, siempre ha sido algo especial para ti, tal vez pueda ayudarte a recordar o simplemente reconfortarte. Hasta mañana, görüşürüz -

Me sorprende inclinándose y depositando un ligero beso en mi mejilla, no sé por qué pero me molesta más que si me hubiera besado en los labios, es de una ternura conmovedora, es un beso desesperado de amor, observo asombrado como levanta una mano en un gesto de saludo y se da la vuelta para irse.

No sé por qué pero me hubiera gustado que se quedara, incluso sin hablar, hubiera sido suficiente con tenerla aquí conmigo, sacudo la cabeza para despejar mi mente, no sé qué pasa por mi mente en estos momentos.

Recojo el frasco de la mesita de noche, lo abro e inhalo su contenido, no es el mismo que el que sentí justo antes, le falta un componente esencial, le falta el olor de su piel, no sé cómo lo sé pero es un concepto que está claro en mi mente.

Debe ser un recuerdo de esos dos años, Can Divit sé que no sabe de olores. Me llevo las manos a la nuca y miro al techo, tiene toda la razón, necesito metabolizar una pequeña parte de la historia a la vez, necesito colocar los hechos que voy conociendo a medida que avanzo como si fueran pequeñas piezas de un misterioso mosaico mucho mayor.

No tengo ni idea de cuánto tiempo me llevará, pero tengo que ir construyendo poco a poco la imagen completa de cómo me hace sentir esto, pequeños pasos, un poco cada vez.


Siempre y para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora