83 - El regalo más bonito

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Sanem

Nuestra vida juntos es algo maravillosamente inesperado, sabía que mi felicidad sería sólo al lado de él pero no podía imaginar que fuera así, es alegría cada momento juntos mientras el tiempo pasa rápido, el bebé crece y mi abdomen consecuentemente se hace más y más prominente.

Can decidió tener que documentar este embarazo momento a momento tomando fotos de mí cada semana empezando por los primeros momentos, con la barriguita apenas redondeada, y luego cada cambio mientras el tiempo pasa rápido y la barriguita crece exponencialmente. No queríamos saber el sexo, será una sorpresa en el momento del parto que cada vez está más cerca, los dos estamos impacientes por conocer y tener a nuestro ángel en brazos.

Quiero sorprenderle en previsión de su cumpleaños, que será al día siguiente, así que cuando me pide que me prepare para la habitual foto semanal, que se hace estrictamente en el mismo rincón del dormitorio, mientras él va al salón a por la cámara me apresuro a atarme un bonito lazo rojo en la barriga y en la cabeza para mantener el pelo atado.

Cuando vuelve a entrar en la habitación le saludo extendiendo los brazos sonriendo con un " Los mejores deseos por adelantado aşkım mi amor, ¡aquí están tus regalos de cumpleaños! "

Me mira sonriendo emocionado, se acerca por detrás para abrazarme poniendo sus manos en mi vientre, me deposita un beso en el cuello y luego me susurra en el pelo.

- No puedo desear nada más, eres mi regalo más hermoso -

Justo en ese momento el bebé decide hacer acto de presencia pateando vigorosamente justo en el lugar donde está colocada la mano, ambos estamos riendo de la exuberancia que parece mostrar cada día más, cuando siento algo extraño, bajo los ojos y me quedo sin aliento por la sorpresa.

- ¡¡¡¡Caaaaan!!!!

El bebé.

¡He roto aguas! -

El hombre posado y seguro de sí mismo que estoy acostumbrado a tener a mi lado desaparece al instante sustituido por el siguiente padre primerizo completamente aterrado, se deshace del abrazo y corre al baño, no entiendo qué hacer, vuelve a la habitación mira a su alrededor, me mira a mí, sale por la puerta de la habitación y vuelve unos instantes después con la maleta que tenemos preparada desde hace días para el hospital - ¡Haydi, haydi, venga vamos al hospital Sanem pronto! -

No puedo evitar sonreír, ¡es demasiado dulce! - Can, no tengo casi ningún dolor excepto un ligero dolor de espalda desde esta mañana, creo que podemos tomarnos las cosas con calma ¿no? -

Me mira con una mirada entre aterrada e interrogante y no puedo evitar reírme de su expresión mientras me dirijo al baño para prepararme para salir, va a ser una noche larga me imagino.

Así es exactamente, una vez llegados al hospital e instalados en una habitación pasarán horas hasta que las contracciones se acerquen, no es fácil pero su presencia cerca de mí, sus suaves masajes en mi espalda, su constante toma de la mano mientras mantiene un brazo protector sobre mis hombros me ayuda a caminar para facilitar el parto, me hacen sentir querida y protegida.

Así es mi albatros, cuida en todos los sentidos a la compañera que ha elegido para toda la vida, así como el nido que ha creado en previsión de la llegada de sus crías.

De hecho, ha pasado los dos últimos meses renovando la casa que compramos a Mihriban, preparando la habitación del bebé aplicando un alegre papel pintado con pelícanos y barquitos en las paredes, amueblándola con muebles de mimbre blanco, la cuna que nos regalaron nuestros abuelos y, por último, aplicando miles de estrellas en el techo que se vuelven mágicamente fosforescentes en la oscuridad. Todo es hermoso y está listo para recibir a este pequeño ser que será un poco yo y un poco él y que será la alegría de nuestros corazones.

Las horas desde que estamos en el hospital parecen interminables, los dolores son cada vez más cercanos y casi intolerables por intensidad y duración, ya es de mañana cuando por fin me llevan a la sala de partos y a Can le hacen vestirse con bata y gorro para estar cerca de mí durante el parto.

Le miro divertida a pesar del cansancio y del constante dolor de espalda, puede ser sexy incluso vestido así.

Está muy preocupado, aunque intente disimularlo, puedo ver una expresión de frustración por el sentimiento de impotencia que evidentemente siente al no poder ayudarme.

- No puedo verte con tanto dolor Sanem - me dice en un momento dado y no puedo evitar sonreír ante su dulzura.

- Nuestro bebé vale la pena, ¿no? -


Estas son las últimas palabras que conseguimos intercambiar porque ahora sí, la comadrona llega hasta nosotros y empieza a animarme a empujar, le doy la mano con firmeza mientras empujo con todas las fuerzas que me quedan después de toda una noche de dolor agotador.
- Vamos Sanem aşkım mi amor ya casi está, un último esfuerzo y se acabará y podremos abrazar a nuestro angelito -
Me acaricia la frente y me besa en la sien y luego me coge la mano con las dos suyas y se la lleva a los labios, su amor me da valor, un último empujón en el que pongo toda la fuerza residual que siento que tengo y por fin nace el bebé.
Pasan momentos eternos en los que ni siquiera nos atrevemos a respirar y finalmente su maravilloso llanto hace que nuestros corazones latan a un ritmo frenético y que nuestros ojos se humedezcan con lágrimas de conmoción.
Nos miramos a los ojos un momento para declararnos una vez más nuestro infinito amor y luego dirigimos toda nuestra atención hacia la comadrona que se acerca a nosotros sonriendo.
- Babam, Anne aquí está tu bebé -
Se la entrega a Can, que sostiene a ese diminuto ser entre sus enormes brazos llevándola instintivamente contra su corazón con un suspiro de alegría mientras la devora con la mirada, como para fijar sus rasgos en su mente de forma indeleble.
Se gira hacia mí con los ojos llenos de lágrimas de emoción - Es preciosa igual que mamá, mira a Sanem - La acerca como para dármela pero lo detengo negando con la cabeza y poniendo una mano en su mejilla.
- Mis mejores deseos Can, feliz cumpleaños, este es mi regalo para ti -
Sonríe y sigue mirándola casi con incredulidad -¿Puede haber un regalo más hermoso que éste? - La enfermera se acerca discretamente para decirnos que tiene que llevarse al bebé para un control rutinario, Can permite a regañadientes que se la lleve luchando incluso por quitarle los ojos de encima, sabiendo bien que es necesario.

Sólo conseguimos hablar una vez que me llevan a mi habitación, Can se sienta en la cama a mi lado, me coge de la mano mientras me acaricia el pelo mirándome profundamente a los ojos sonriendo - Es una niña Sanem, mi bebé, mi princesa, nunca hablamos de nombres, porque no sabíamos si era niño o niña, pero tenía un nombre en mente desde hace tiempo para proponerte si era niña -
Le miro interrogativamente.
- Me gustaría llamarla Kiraz, después de todo es nuestro sueño hecho realidad, ¿no? Ambos deseábamos que esa niña fuera nuestra y ahora darle el mismo nombre a nuestra hija me parece una forma de darle aún más valor, porque es el fruto de nuestro amor y de nuestro deseo que se ha hecho realidad, ¿qué opinas? -

- Oh Can, ¿puedes creer que yo haya tenido el mismo pensamiento?
Aquella niña nos hizo desear lo imposible cuando todo parecía perdido, tal vez ese deseo repentino nos dio la fuerza para volver a tener esperanza, para creer que aún podía haber un futuro para nosotros, nos dio la oportunidad de encontrarnos y redescubrirnos. Me gusta pensar que nuestro Kiraz, la cereza, es al final lo que se dice "la guinda del pastel" de nuestro gran amor Can, la terminación y el cumplimiento -

Alarga la mano para depositar un rápido beso en mis labios mirándome con todo el amor y la alegría posibles.

- Me has hecho vivir el mejor cumpleaños de la historia Sanem, será una alegría a partir de ahora celebrarlo con ella todos los años venideros, me has hecho el regalo más bonito aşkım y me lo has dado no sólo para ahora sino para toda la vida -

Siempre y para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora