71 - Juntos para siempre

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Can

Sabía que recuperar la confianza y el corazón de Sanem no sería fácil, pero estaba seguro de que todos los esfuerzos darían sus frutos una vez que la tuviera de nuevo en mis brazos, donde, a estas alturas, estaba seguro de que pertenecía para siempre.
La experiencia que compartimos por la tarde en la playa y esta noche en la intimidad de nuestra noche de bodas fue algo que nunca podría haber imaginado ni remotamente.

Aquella noche en Sila había vivido con ella sensaciones de una intensidad impactante y un placer que nunca había experimentado antes probablemente porque, nunca antes, había "amado" el cuerpo de una mujer en el sentido más completo del término.
Ya entonces me había dado cuenta, aunque mis pensamientos y sentimientos eran definitivamente confusos, de que lo que habíamos compartido era especial y poderoso y había sentido una sensación de pertenencia que nunca había experimentado en mi vida.

Los meses de distancia y la perspectiva de perderla definitivamente, una vez recibidos los papeles del divorcio, me habían llevado a comprender que la quería, la quería para siempre, era mía como yo había sido suyo desde siempre.
Todos los esfuerzos que había hecho para reconquistarla, yendo a buscarla a Cornualles y luego siguiéndola a California, nos habían llevado finalmente a ese repentino beso en las olas del mar, nos habían llevado a ser nosotros de nuevo, juntos, libres de dudas o vacilaciones, libres para amarnos por fin como marido y mujer.

Tenía la certeza de que nuestra primera noche de bodas "de verdad" sería algo mágico y emocionante, sabía que nuestros cuerpos y nuestras almas serían capaces de reconocerse y entregarse el uno al otro como sólo se les ocurre hacer a quienes comparten un gran amor como el nuestro, estaba segura de ello.

Pero todas mis certezas han sido barridas por una experiencia de amor y pasión tan increíble que ni en mis sueños más imaginativos podría haber imaginado.
Cada caricia, cada beso, cada suspiro han sido algo único y especial porque fueron amplificados por la fuerza del sentimiento que nos une para siempre, incluso cuando no lo recuerdo pero lo siento profundamente arraigado en mi corazón.

Cada momento de esta maravillosa noche fue precioso, nos descubrimos y reconocimos al mismo tiempo, dimos y recibimos, nos amamos con cada fibra de nuestro cuerpo y con el corazón finalmente dispuesto a abrirse y a dar al otro todo de sí mismo.

La luz de la mañana del día siguiente nos encontró esta vez juntos, estrechados en un abrazo de alegría y plenitud. Abrí los ojos y lo primero que vi fue su hermoso rostro apoyado en mi hombro, su aliento contra el mío, llevábamos días durmiendo juntos pero esta vez nuestros cuerpos juntos tenían otro sabor y significado.

Era el primer día de nuestro para siempre juntos, de nuestra vida de casados, de nuestro .... y vivieron felices para siempre y yo no podía esperar a mimarla, asombrarla, adorarla, agasajarla y amarla con todo mi ser como me había prometido que haría desde que había decidido que era la indicada para mí.

Sabía que ese momento llegaría algún día y había empezado a preparar todo lo necesario para ir hacia nuestro futuro juntos que no tenía que ser más que la realización del sueño que ella merecía vivir después de todo lo que había tenido que pasar por mi culpa.

Abre los ojos lentamente y me regala lo que más me gusta y emociona en este mundo, su hermosa sonrisa, esa que siempre me ha hecho enloquecer y perder la cabeza por esta maravillosa mujer.

- Günaydın Sanem aşkım, buenos días mi amor, bienvenido a nuestro para siempre -

- Günaydın Can aşkım, buenos días mi amor, bienvenido a mi vida ahora y siempre -

Este es el saludo que nos espera por la mañana cada día que viene, cada despertar después de noches de amor y deseo sin fin, días entre compromisos de trabajo y momentos robados de pasión en cada oportunidad, días en los que nos amamos y nos conocemos como nunca.
Cada momento que vivimos juntos es un sueño de alegría no esperada ni pensada, nunca hubiera imaginado que podría ser tan feliz al lado de alguien, yo, Can Divit, que siempre había volado en solitario sobre océanos y montañas sin ataduras, dejando todo y a todos atrás.

Los dos empezamos a trabajar, tratando de hacer coincidir mi horario en el centro de San Diego con el suyo para poder pasar el tiempo que nos quedaba trabajando juntos en nuestra preciosa terraza con vistas al mar y viviendo nuestro loco e intenso amor en cada momento libre, casi sin poder apartar las manos el uno del otro, empujados a cada momento a tocarnos y abrazarnos en abrazos y besos impresionantes.

Todo está listo, lo he arreglado todo, hoy es el gran día y quiero que todo sea perfecto para ella, que viva su sueño de niña, el que soñó durante tanto tiempo y las circunstancias han impedido en el pasado, es justo que así sea.

Es sábado y no tenemos compromisos laborales, la despierto con ternura y le digo que se prepare para un día de paseo, es una sorpresa, me mira y sonríe esa maravillosa sonrisa suya que cada vez me emociona enormemente, hoy más que nunca.

Salimos de la casa de la mano y la veo emocionada y curiosa por saber lo que le he preparado, conduzco hasta el final de una carretera que bordea el mar, la playa está parcialmente cubierta por una construcción de madera con techo de hojas de palmera, ella me lanza una mirada interrogante.

Salgo y camino alrededor del coche para abrir la puerta y ofrecerle mi mano, sonriendo de forma tentadora.

- Ven mi amor, ahí está mi sorpresa para ti esperándonos, vamos hacia nuestro futuro..... un futuro para vivir juntos para siempre-.

Siempre y para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora