55 - Volver a conocerte

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Can

No será fácil, no será nada fácil soy plenamente consciente de ello, ella ya no confía en mi amor y ¿cómo puedo culparla después de todo lo que he dicho y hecho desde que desperté del accidente?

Me quedo en la playa hasta casi el amanecer, estoy acostumbrado a dormir muy poco pero el pensamiento de Sanem ha conseguido reducir al mínimo las horas de sueño que consigo desde los primeros días después de su partida hacia Sile. No puedo dejar de pensar en ella y en ese Can al que tanto quiere, tengo miedo de no poder estar a la altura de ese gran amor, pero siento que no puedo rendirme, daré todo de mí para demostrarle que para mí, para el Can que soy ahora, es único y especial.

Vuelvo a la casa de campo que el cielo hacia el este ya se está despejando, decido ir a tumbarme unas horas en el sofá del salón cuando algo en la estantería del armario me llama la atención, no quiero ser inoportuno pero creo haber reconocido lo que es y, como dicen, en el amor y en la guerra todo vale y me siento en el momento de librar mi guerra por amor.

Tomo nota de lo que necesito y luego me tumbo en el sofá, me cuesta conciliar el sueño, estoy demasiado agitado pensando en lo que tengo que hacer y en el hecho de tenerla tan cerca después de todo el tiempo que he estado tan lejos de ella.

Por lo visto, en algún momento el cansancio ha debido de vencerme, porque vuelvo a abrir los ojos unas horas más tarde llamado por el olor que viene de la cocina, me levanto y vuelvo a poner en marcha con mis manos el pelo que desaté durante la noche para dormir más cómodamente.

Me apoyo en la jamba de la puerta con un hombro, cruzando los brazos y sonriendo, ahí está ella, mi Sanem más espontánea, la que sabía que tenía que existir en algún lugar, la que se ha mostrado poco desde que empezó a tener miedo de ser juzgada por el hombre que ya no es el que conocía.

Está de vuelta en la estufa con los auriculares en los oídos y moviéndose al ritmo de una música alegre aparentemente, sonriendo y levantando los brazos al cielo entre revueltas, es vital, es energía, es alegría y es impresionantemente hermosa.

Ella se fija en mí de repente y una vez más su maravillosa sonrisa se desvanece, su expresión es repentinamente seria, me siento desgarrado cada vez que por mi culpa su cara se vuelve oscura, no es lo que quiero, me gustaría hacerla feliz más que nada en el mundo.

Se detiene y me mira inmóvil, me doy cuenta de lo que está sintiendo porque en mí ocurre lo mismo, siento una poderosa atracción hacia ella, mis manos tiemblan por la necesidad de tocarla, de abrazarla, de acariciarla. Mi mirada se detiene en sus labios carnosos cuyo sabor y suavidad recuerdo perfectamente como si los hubiera besado sólo unos momentos antes. Es ella, no hay duda, la siento mía como a ninguna mujer antes, es la única que mi corazón puede reconocer como mi otra mitad, estoy convencido de ello más que nunca.

Se recupera de repente, mira hacia otro lado y vuelve a remover lo que se está cocinando en la sartén que tiene delante - Günaydın, buenos días Can -

-Günaydın, buenos días Sanem, ¿qué es bueno para ti? -Mm-hmm. -

Sigue de espaldas a mí, atareada en los fogones- Lo bueno que es ya lo veremos, en esta casa de campo sólo hay un baño y está en mi habitación adelante, no te hagas problemas pero date prisa, he consultado el horario y el próximo tren a Londres debe salir en unas dos horas-.

Me acerco a ella lentamente, casi tocándola, bajo la cabeza para acercar mis labios a su oído y susurrar:

- No tengo que coger ningún tren, estoy exactamente donde quiero estar, aquí contigo y no tengo intención de irme -

Dicho esto, me doy la vuelta, paso al salón para coger una muda en la maleta que recuperé el día anterior en la estación y me dirijo al baño. Nada más cruzar la puerta su magnífico perfume me golpea, por un momento pierdo el contacto con la realidad y me veo en la oscuridad de un teatro mientras abrazo y beso a una perfecta desconocida que me seduce y me ata a ella como si me hubiera hechizado. Es nuestro primer encuentro, estoy recordando ese beso, recuerdo perfectamente la impactante sensación de haber experimentado algo nunca antes vivido, un deseo incontrolable de buscarla y hacerla mía.

Reconozco en ese deseo lo que había sentido poco antes en la cocina y al mirar el espejo del baño descubro una sonrisa que es pura alegría, es exultación por tener la confirmación de que sigo siendo el mismo Can, el que reconoció a su compañera de vida y entendió que la quería siempre y para siempre.

Refrescado por esta nueva conciencia me apresuro a meterme en la ducha para volver con ella lo antes posible, tengo mucho trabajo que hacer y no quiero perder ni un solo minuto para seguir con mi batalla para recuperarla.

Desayunamos en un tenso silencio, intento varias veces entablar una conversación pero Sanem no parece dispuesto a cooperar. En cuanto terminamos, la ayudo a acomodarse y luego no le doy tiempo para pensar.

- Vamos, coge tu chaqueta y tu bolsa -

Me mira interrogante pero hace lo que le pido, en cuanto está lista la tomo de la mano y salimos juntos de la casa. Intenta replegarse pero no la dejo, es una gran sensación tenerla tan cerca, cogerla de la mano y experimentar una vida cotidiana que desde que nos "reencontramos" no hemos tenido la oportunidad de vivir.

-Can, ¿a dónde crees que vas? ¿A dónde me llevas? -

- Sürpriz, es una sorpresa -

Sonríe por primera vez desde que llegué a Plymouth, me alegro mucho y espero que sea el principio de un cambio positivo.

Caminamos por las calles del casco antiguo en silencio, de la mano, como una pareja de enamorados de vacaciones, una pareja, algo que nunca hemos sido hasta ahora.

Es extraño y maravillosamente estimulante para mí, no pensé que pudiera gustarme tanto la idea.

Después de un cuarto de hora llegamos, la noche anterior había investigado a fondo y la elección para nuestro primer día juntos había recaído en este mismo lugar, creo que es el sitio adecuado para entretenerla y hacer que se relaje -

Mira el cartel que se encuentra en la entrada del edificio.

- ¿Puede? ¿El Acuario Marino Nacional?

-Evet, sí, ¿has estado aquí antes? -

Sacude la cabeza.

- Bueno, vamos entonces, ¿a qué estamos esperando? -

Al principio veo que intenta quedarse sola, pero pronto ya no puede contener su entusiasmo por todas las maravillas marinas que tenemos ante nuestros ojos. Está contenta y no puede ocultarlo, está emocionada como una niña por el túnel y el suelo de cristal que dan la sensación de estar nadando entre tiburones, rayas y peces de todo tipo.

Tiene un entusiasmo innato de niño que es algo que no he experimentado en ninguna otra mujer, no se parece a nadie que haya conocido, entiendo aún más por qué me ha enamorado tan profundamente de ella, estoy encantado.

Y durante este momento de conciencia que viene otro flash, Sanem riendo alegremente mientras los cachorros de todas las razas están saltando alrededor de ella alegremente, estamos en una perrera creo e incluso entonces, como en este momento, no podía dejar de ser encantado por su espontaneidad, su alegría de vivir todo con maravilla y entusiasmo.

Debe haber notado mi mirada embelesada porque se detiene y me mira seriamente.

-¿Estás bien? -

- Sí, no te preocupes, sólo estoy recordando porque me he enamorado de ti antes Sanem -

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Siempre y para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora