28 - Dejarse llevar

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Sanem

Así que aceptó la invitación de esa mujer, sale a cenar con ella .
Esta constatación es el primer golpe feroz a mi corazón enfermo, el segundo viene con la petición de no preparar más comidas para él.

Bajo la cabeza asintiendo, no quiero que vea mi mirada dolida, me despido y salgo de la habitación.

El mensaje ha llegado alto y claro, se está distanciando de mí, quiere salir con otras mujeres y cortar cualquier vínculo personal entre nosotros, incluso simplemente haciéndole la comida.

Me siento en el borde de la cama y bajo la cabeza, la cortina de mi pelo aún húmedo cae alrededor de mi cara y encierra en un espacio casi íntimo mi rostro manchado de lágrimas silenciosas. Intento ser fuerte, intento imponerme pero esto es demasiado para mí esta noche, necesito desahogar la tristeza, la sensación de infelicidad que siento en este momento y desde hace varios días.

Ya esa mañana saludando a mi editor, Kerem, me había costado mantener la compostura cuando me dijo que había llegado sin problemas gracias a las indicaciones de mi ex novio.

Esas palabras habían hecho que mi corazón diera un vuelco, tenía que ser Can el que se presentara así, no podía haber otra explicación, así es como se ve ahora mismo, como mi ex novio.

Ahora bien, saber que va a pasar la noche, y quizás no sólo la noche, con esa mujer me desgarra el alma, anoche estuvo en ese muelle conmigo, me abrazó y me besó con transporte y ahora .... Sacudo la cabeza, no quiero ni pensar en ello, no quiero ni puedo imaginarlo en brazos de otras mujeres. No puedo.

Intento respirar profundamente, me doy cuenta de que necesito recuperar el control de mí misma y de mi vida.
Hoy, junto con Kerem, hemos elaborado un plan de trabajo bastante articulado, estoy convencido de que escribir puede ayudarme a escapar de una realidad que me está destruyendo en este momento, así que tomo una decisión rápida.

Me levanto y en poco tiempo estoy vestida y he preparado una bolsa con todo lo que necesito para unos días, llamo a un taxi y luego me voy al salón a preparar el ordenador y todo lo que necesito para escribir mi libro.

Cierro la casa y, mientras espero el taxi en la puerta de la finca, con el teléfono hago todas las reservas necesarias.

En una hora estoy en el autobús rumbo a Sile, con Deren habíamos pensado que alguien debía ir a hacer las inspecciones necesarias y preparar todo lo necesario para la llegada de la tripulación para la campaña de Essenceturkish. He decidido, con la emoción del momento, que me iré con mucha antelación para alejarme de una situación que se me está haciendo insostenible.

De esta manera haré lo necesario para la campaña, podré dedicarme por completo a la escritura y al mismo tiempo darme espacio y respiro para Can.

No sé si alguna vez podré aceptar que se vaya por su cuenta, pero si ese es el caso será mejor que empiece a replantearme toda mi vida, empezando por dónde voy a vivir.

Si Can quiere seguir con su vida tendré que buscar otro lugar para mí, me dará pena dejar la finca pero Aziz tiene derecho a tener a su hijo cerca, soy yo quien empieza a ser demasiado en esta situación.

Llego a Sile a las 23.30 horas. Un taxi me lleva en pocos minutos al hotel junto al mar que la agencia ha elegido para que la troupe se aloje durante la campaña publicitaria. Subo a mi habitación y, tras arreglarme para la noche, salgo a la pequeña terraza que da al mar. Respiro profundamente el aire salado, pensando que la proximidad del mar me hará mucho bien, ya que siempre ha tenido un efecto calmante sobre mí.

El aire frío me obliga a volver a entrar pero sé muy bien que estoy demasiado inquieto para intentar dormir, mi alma está revuelta y mis emociones en un tumulto imparable, la única manera de calmar estos violentos sentimientos es, para mí, escribir.

Me siento en mi escritorio y empiezo, escribiendo durante horas y horas, como no había podido hacer durante tanto tiempo por lo que había pasado en mi vida.
Salpico el final del cuarto capítulo escrito desde que me senté que las primeras luces del nuevo día empiezan a aparecer tímidamente en el horizonte.
Vuelvo a salir a la terraza para admirar el amanecer de un nuevo día, un día en el que lucho por recuperar el equilibrio perdido, espero a que el sol haya salido completamente del mar y vuelvo a entrar, le envío un mensaje a Deren para explicarle dónde estoy y qué voy a hacer de cara a la sesión de fotos y luego, agotado, por fin apoyo la cabeza en la almohada para caer en un profundo sueño.

Los días siguientes transcurren más o menos de la misma manera, me doy largos paseos por la playa al amanecer y al atardecer y luego horas y horas catapultado a otro lugar que es mi libro pero también es mi línea de vida. Escribir puede salvarme, es lo único que puede permitirme hacer lo que me propongo: dejarme llevar.

En su momento sólo pensé en dejar pasar las cosas con Can sin intentar guiar o forzar los acontecimientos, quizás hoy tenga que empezar a darle un nuevo significado a esas palabras, tengo que empezar a tener en cuenta que puede llegar el momento en que tenga que resignarme a dejarlo ir.

No se puede obligar a una persona a amar, aunque me haya amado en el pasado ya no es ese hombre, es otra persona que no ha vivido los momentos mágicos que Can compartió conmigo, desde el beso en la oscuridad del teatro, hasta las noches mirando las estrellas abrazados y millones de momentos más que nos llevaron a ser lo que fuimos.

Él no me ha buscado estos días y yo no le he buscado a él, no me necesita, está retomando su vida donde la dejó y quizás le convenga así.

En ese momento decidí no volver a Estambul, esperaré aquí la llegada del equipo, prevista para la próxima semana, ya que se había establecido que también vendría a ayudar a Can en el plató.

Estoy aprovechando estos días para terminar mi segundo libro, ahora está muy cerca y espero que consiga llegar al corazón del público como lo hizo el primero. Comenzó con el Fénix renaciendo al amor de las cenizas de una historia destruida por la distancia y el abandono. Al principio, incapaz de superar todas las pruebas para llegar a la verdad, encontró entonces la fuerza en ese amor que, bajo las cenizas, seguía ardiendo y finalmente le permitió ver la verdad del amor puro, duradero e indestructible a pesar de todo.

Lo sucedido tras el accidente de Can dio una nueva orientación al libro, me centré en la fuerza interior que cada uno de nosotros debe tener para afrontar las adversidades que la vida nos pone delante y en la necesidad de hacer que esa fuerza sea cada vez más tenaz y capaz de afrontar incluso las pérdidas más dolorosas. De alguna manera, escribir el libro se está convirtiendo en una especie de terapia para mí, una toma de conciencia de la determinación que soy capaz de tener incluso cuando todo está perdido, nada ni nadie puede destruirte si apelas a esa fuerza obstinada que cada uno de nosotros tiene en sí mismo. Espero que sea cierto, espero poder encontrarlo y usarlo para no dejarme destruir una vez más por lo que está pasando.

La semana ha pasado rápidamente y mañana está prevista la llegada del equipo, mañana llegará Can y tampoco sé cómo sentirme al respecto, actuaré con la mayor naturalidad posible evitando tener expectativas o meterle presión. Será Can quien dicte el ritmo de lo que ocurra, será él quien decida lo que me espera en el futuro próximo y a cuánta de esa fuerza tendré que apelar.

Hoy he terminado el último capítulo, he puesto una puntada y una firma en el manuscrito y lo he enviado a Kerem, si todo va bien dentro de un mes debería producirse el lanzamiento de mi segundo libro con todos los compromisos promocionales que vendrán con él.

Me vendrá bien tener un objetivo que perseguir, algo en lo que centrarme porque siento que los próximos meses no van a ser fáciles y necesito aferrarme a algo para no derrumbarme sino, más bien, encontrar la manera de volver a poner en marcha mi vida.

Tengo que dejarlo ir, dejar que los acontecimientos se vayan y, si es necesario, tendré que dejarlo ir a él también...


Siempre y para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora