46 - Mi nuevo presente

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Sanem

Segundo mes - Presente

Después de los primeros días de presentación en Estambul, Ankara, Izmir y Esmirna comenzó mi nueva vida, decidí aceptar la invitación en algunas de las principales ciudades extranjeras de los países donde se publicará mi segundo libro.

No había podido ir al extranjero para promocionar el primer libro, era demasiado frágil en ese momento y en el fondo todavía esperaba viajar algún día con él como me prometiste. Esta vez es diferente, la situación es distinta y yo soy una mujer diferente, más segura y decidida.

Salgo de Estambul y durante todo un mes no me doy un momento para pararme a pensar: Barcelona, París, Berlín, Londres.
Paso una semana en cada ciudad, alternando citas de promoción de libros con viajes turísticos en busca de lugares imprescindibles para visitar, pero también de vistas características de cada ciudad. Desde cada una de ellas envío fotos a mis padres, a mi Layla, Ayhan y Mihriban para tranquilizarlos y hacerles saber que estoy bien.

Cada lugar que visito parece un sueño hecho realidad, la Sagrada Familia, la Torre Eiffel, la Puerta de Brandemburgo, el Big Ben y el London Eye, todo parece nuevo y maravilloso. El pensamiento de él se cuela a menudo, pero intento desterrarlo a un rincón remoto donde es justo que permanezca, no necesito pensar ahora, debo dedicarme sólo a mi libro y al descubrimiento de este mundo que para mí es todo novedad y descubrimiento.

Mientras estoy en Londres recibo un correo electrónico de Metin diciéndome que mis acciones han sido vendidas, que soy una mujer muy rica y que, entre los ingresos que he obtenido y la venta de mis libros, en este momento puedo decidir vivir cómo y dónde quiera.

La pregunta en este momento es la siguiente: ¿qué quiero ahora?

Ahora es el momento de disfrutar de la gran satisfacción personal que me está dando mi trabajo como escritor, me entrevistan varios periódicos internacionales y recibo una oferta de trabajo en colaboración entre mi editorial y una americana que me llevaría a San Diego, California, durante 6 meses.

Navego por Internet y descubro que es una hermosa ciudad en la costa del Pacífico, con playas interminables, parques espectaculares y un clima suave durante todo el año. ¿Es esto lo que quiero? ¿Estoy dispuesto a volar solo al otro lado del mundo para descubrir este maravilloso mundo sin límites?

Todavía no lo sé, estoy exaltado por la sensación de alegría que me da esta libertad de movimiento, me parece de alguna manera que todas las posibilidades están abiertas, puedo disponer de mi vida como me parezca ahora, me siento afortunado y orgulloso por las metas alcanzadas sólo con mis fuerzas.

Keşke, si sólo...

- Basta Sanem, no te atrevas, tienes que pensar sólo en lo que crees que te hará más feliz en este momento -

Ahí estaba de nuevo, mi voz interior me había dado un respiro, tal vez se había dado cuenta de que no era el caso de enfurecer y había sido buena, buena en silencio.

- Biliyorum, lo sé pero tú sabes mejor que nadie qué es, o mejor dicho quién, haría feliz mi presente y mi futuro -

- Ambos lo sabemos pero ahora es el momento de actuar y reaccionar, vamos Sanem, saca todo tu coraje y da el gran salto, no tengas miedo, estoy contigo -

Muy bien, tienes razón, es hora de pensar en grande, de dar el salto a lo desconocido ya que lo conocido es demasiado doloroso de vivir y afrontar.
Ok, lo pensaré seriamente pero no de inmediato, después de estos meses tan ocupados necesito un descanso antes de tomar decisiones tan importantes para mi vida.

Llevo 10 días en Londres y de momento no tengo prevista ninguna otra parada de la gira promocional, acordamos con Kerem que después de un mes de gira por las distintas capitales europeas me tomaría un descanso más o menos largo antes de tomar cualquier decisión para mi futuro.

De momento no quiero pensar en lo que vendrá, quiero vivir el presente y sólo tengo que elegir dónde, abro internet, busco Londres en Google maps, amplío el zoom hasta ver toda la isla británica, no sé por qué pero ese istmo que se extiende al suroeste de la península siempre me ha fascinado tanto. La decisión está tomada, organizo el billete de tren y me quedo para ir al mar, donde siempre encuentro consuelo y alivio a los dolores del alma, empiezo a preparar el equipaje para Cornualles.

Tomo el primer tren de la mañana siguiente, son muchas horas de viaje pero no me preocupan, siempre me ha gustado el lento y traqueteante avance del tren que ahora me permite disfrutar de las ilimitadas extensiones de la campiña inglesa. Apoyo la cabeza en la ventana y cierro los ojos, estoy muy cansada, ahora que el frenesí de la presentación del libro ha terminado siento que el cansancio físico y mental de los últimos meses pesa sobre mis hombros. Ojalá pudiera descansar mi mente y mi cuerpo, ojalá pudiera encontrar el interruptor adecuado para apagar los recuerdos y las emociones.

Suspiro mientras me viene a la mente una famosa frase del escritor que tanto nos gustaba leer juntos:

Suspiro mientras me viene a la mente una famosa frase del escritor que tanto nos gustaba leer juntos:

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                                                                  Enséñame a olvidarme de pensar.
                                                                             William Shakespeare

Si fuera posible, si pudiera dejar de pensar en él, pero ¿cómo se puede decir a un corazón que deje de latir y a un cuerpo que no respire?

El viaje en tren es interminable pero, de alguna manera, consigue relajarme, incluso consigo dormirme a veces antes de llegar, a primera hora de la tarde, a la hermosa ciudad portuaria de Plymouth. Me empapo de la vitalidad de las calles principales, llenas de museos, galerías de arte y monumentos, mientras me dirijo a la casa de campo que he reservado, situada en una playa no muy lejos del centro.
Me siento bien, siento que este lugar es el adecuado para este momento de mi vida, me quedaré aquí un tiempo para descansar antes de tomar decisiones para mi futuro.

Como bien ha dicho mi voz interior debo reunir todo mi valor y, sin miedo, dar el gran salto a lo desconocido, al futuro, a ese futuro sin él que tanto me asusta.

Siempre y para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora