45 - Un regalo sin ella

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Can

Segundo mes - Presente

El segundo mes de estancia en las montañas entre Venezuela y Colombia ha sido menos agotador desde el punto de vista físico pero muy difícil desde el punto de vista psicológico.

Mi cuerpo ha recuperado la fuerza, ahora puedo moverme con menos esfuerzo, incluso teniendo en cuenta que cada vez subimos más en altitud y al cuerpo le cuesta adaptarse.

En cuanto a mi viaje interior, el camino es largo y sinuoso, tengo que entender quién soy ahora, quién es el Can que se despertó en una cama de hospital y no vivió los maravillosos momentos que Sanem contó en su libro.

No es fácil decirlo porque siento que soy las dos cosas, soy el fotógrafo aventurero libre de ataduras y responsabilidades pero también el Can que vivió LA historia de amor de su vida y siente el peso de la nostalgia por aquella chica que dejó en Estambul.

Me pregunto si durante las largas noches en el mar me quedaba horas mirando las estrellas pensando en ella como lo hago ahora en estas montañas.

Con este pensamiento me había quedado dormido en mi saco de dormir la noche en que empezó todo.
Parecía un sueño, pero algo a nivel inconsciente me decía que no era así: veía a Sanem en el mismo saco de dormir y a mí tumbado a su lado mirando las estrellas y luego otro flash, nosotros abrazados en una hamaca cerca del mar con ella hablándome de mitos y constelaciones.
Me desperté de repente en medio de la noche, las estrellas seguían allí mirándome mientras yo sacudía la cabeza con la respiración entrecortada, consciente de haber tenido un recuerdo, era demasiado vívido como lo había sido mi petición de matrimonio en las rocas, tenía que ser un recuerdo.

Durante las siguientes noches experimenté muchas más, igual de vívidas e igual de maravillosas, en las que la vi sonriendo en un parque público, en las rocas, en el jardín de mi casa, en la agencia con una bandeja de té en la mano.
En cada uno de esos recuerdos estaba su maravillosa sonrisa que me hablaba de la alegría de estar juntos y del amor y me hacía sentir una nostalgia conmovedora por ella y por los momentos despreocupados que habíamos vivido juntos.

Empecé a tener flashes de ella también durante el día: mientras caminaba por un bosque la vi sonriendo a mi lado por un sendero con un ramo de flores silvestres en la mano, frente a una fogata la vi sonriendo a mi lado mientras preparaba la mesa en mi cabaña, en un traslado realizado a bordo de un jeep la vi sonriendo y moviendo los brazos en el coche bailando alegremente al son de la música que salía del equipo de música.

Mi presente se llena cada vez más de imágenes de ella que me emocionan profundamente, esa sonrisa me emociona, es lo más hermoso que he visto y la extraño enormemente.

Solía pensar que esas vistas impresionantes, los Andes como el Tíbet, la selva amazónica, el desierto del Sahara eran lo más hermoso del mundo, pero ahora mismo, mirando un valle donde el pico nevado de la montaña más alta se refleja en un lago cristalino, sólo puedo pensar en ella, en esa sonrisa, en esos hoyuelos que, ahora empiezo a recordar lentamente, siempre me han vuelto loco.

Es con estos sentimientos subiendo en mi corazón que finalmente, después de casi dos meses en las montañas comenzamos a descender hacia las llanuras y de vuelta a la civilización. Entramos en Colombia siguiendo el flujo de refugiados hasta las afueras de la ciudad de Cùcuta, enciendo mi teléfono y busco entre las notificaciones esperando encontrar un mensaje o una llamada suya.
Hay mensajes de mi padre, de mi hermano e incluso uno de Metin diciéndome que le llame en cuanto pueda, esta petición me parece muy extraña, mi amigo apenas me ha buscado cuando estoy fuera por motivos de trabajo, sabe que muchas veces no es fácil para mí tener contacto con el mundo civil.

Inmediatamente lo llamo - Hey abi, hermano ¿qué pasa? ¿Qué está pasando? -

- Hola Can, escucha te he mandado dos correos, primero lee el que tiene el asunto SANEM sólo y luego el otro tamam, ¿ok?
Allí encontrarás todo lo que necesitas saber, estoy aquí para ti si quieres saber, llámame si lo necesitas -
Cuelgo curioso e impaciente por saber de qué se trata, abro mi cuenta de correo electrónico y enseguida encuentro el correo que me dijo que leyera primero. El texto del correo electrónico es de Metin " Encontrarás adjunta una carta que Sanem me pidió que te enviara" .

Inmediatamente hago clic en el archivo adjunto y aparece una carta manuscrita con una letra que me resulta familiar y desconocida a la vez, empiezo a leer y a medida que avanzo mi corazón empieza a acelerarse a un ritmo loco.

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Querida Can,

Espero que tu viaje vaya bien.

He querido hacerte llegar esta carta para informarte de algo que, después de que despertaras del coma sin saber quién era yo en lo más mínimo, no he tenido el valor de decirte.

No te lo conté porque no quería que te sintieras aún más oprimida y presionada en una situación que ya era muy complicada para ti.

Debes saber que después de tu accidente, cuando me reuní contigo en el hospital, hicimos algo que, en ese momento, ambos deseábamos con todo nuestro corazón.

Llamé al párroco del hospital y expresamos delante de él nuestras mutuas promesas de amor eterno. Ahora puede parecerte absurdo, pero era lo que nuestros corazones deseaban en un momento tan desesperado y, sinceramente, no pensé que tuvieran ningún valor hasta que, unos días después, el mismo párroco me trajo el certificado que te enviará Metin. El matrimonio celebrado fue perfectamente legal, en ese momento no sabía lo que pasaría cuando te despertaras pero no quería decir nada a nadie pensando en dar la buena noticia juntos una vez que estuvieras curado.

Las cosas tomaron el camino que conocemos y, en ese momento, no tuve el valor de hablarte de ello por miedo a que te sintieras forzado a una relación que ya no sentías.

Ahora lo correcto por mi parte es dejarte libre para que vivas cómo y dónde quieras, le he dado un mandato a Metin para que inicie los trámites del divorcio, él será quien te consiga todos los documentos necesarios.

Deseo sinceramente que encuentres la felicidad Can Divit, te deseo todo lo mejor en la vida, eres una gran persona y te lo mereces.

Buena suerte Can, sé feliz.

Sanem

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No puedo creer lo que estoy leyendo, nunca imaginé algo así. Sanem es mi esposa...

Soy su marido...

Un matrimonio....un matrimonio consumado por cierto.

Cierro los ojos cuando entiendo, entiendo por qué Sanem decidió dejarse llevar aquella noche en Sila, siempre había querido que su primera vez fuera con su marido, según lo que su educación tradicionalista le había hecho desear siempre... y así fue.

Era nuestra noche de bodas juntos y yo no lo sabía.

Ahora entendía por qué se entregaba a mí tan intensa y totalmente, se entregaba por primera vez a su marido, al hombre que, en cuerpo si no en mente, era el hombre que amaba con todo su corazón.

Ella era mi esposa pero me dejaba libre, me dejaba libre para elegir todo lo relacionado con mi vida, renunciando a su propia vida para permitirme vivir la mía como me parezca.

Sacudo la cabeza y abro los ojos, no, no puedo perderla, no puedo poner mi firma bajo el final de algo tan único. No, no puedo... sólo una palabra comienza a arremolinarse en mi mente como un mantra, sólo una, insistente se repite y me hincha el pecho de alegría y orgullo, sólo un pensamiento:

                                                            MI

Siempre y para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora