Siempre y para siempre

75 - Dos corazones para ti

Can

Estoy feliz, estamos navegando rápido hacia nuestro futuro juntos, hacia un viaje y un tiempo que será sólo para nosotros, nos lo merecemos después de todo lo que hemos vivido y las dificultades que ha pasado nuestro amor.

Estoy en el timón del barco apuntando hacia una impresionante puesta de sol que sólo puede ser el telón de fondo de lo que más amo en el mundo, del perfil de la mujer que me robó el corazón y el alma y que aún me cuesta creer que es mía, que es por fin y para siempre mi esposa.

Pienso esto mientras quito mis ojos de ella por un segundo para mirar la proa del barco frente a mí y en un instante me golpea un sinfín de imágenes y sensaciones, mi cabeza palpita con tanta fuerza que siento la necesidad de llevarme una mano a la sien como para aliviar el dolor que siento.

Pronto me doy cuenta de que el dolor no está en mi cabeza sino en mi pecho, en mi corazón, es la angustia de perderla, es la desesperación de no poder tenerla cerca de mí a cada momento, siento la opresión que atenaza mi corazón ante la idea de no volver a verla, de haber perdido su confianza y su amor.

Instintivamente detengo el barco mientras frente a mis ojos fluyen millones de imágenes de nosotros, algunas de las cuales ya había recuperado en los últimos meses y otras que revivo por primera vez, las veo desfilar en mi mente yendo a posicionarse en un lugar preciso en una especie de línea argumental que lleva cada imagen, cada evento y cada estado de ánimo al lugar correcto.

Me veo entre los bastidores del teatro para el 40 aniversario de Fikri Harika, luego ese beso impresionante en la oscuridad y a partir de ahí miles de fotogramas desfilan ordenadamente por mi mente: su perfume - la esperanza - la felicidad - el amor - el dolor - la ira - el deseo - el amor - el anhelo - "¿quieres casarte conmigo?" - duda - pena - rabia - "me voy" - anhelo - amor - celos - ardor - "¿quieres casarte conmigo?" - celos - pena - "no dejes mi mano" - hoşçakal adiós - pena - angustia - pérdida - desesperación.

Siento un toque en mi cara que me redime de la miríada de imágenes que se proyectan en mi mente.

- Can aşkım, ¿qué está pasando? ¿Estás bien? -

Bajo la mirada para observar con todo detalle el rostro de la mujer que, ahora sé con certeza, siempre he amado.
Incluso antes de saber quién era y cuáles eran sus rasgos, me bastó con sentirla, cálida y suave entre mis brazos, con percibir su aroma a flores silvestres, con perder la cabeza por esta maravillosa mujer a la que hice sufrir tanto en estos dos años juntos y que ahora, por fin, recuerdo momento a momento.

- ¿Sanem? -

Veo su mirada preocupada dirigida a mí escudriñándome en busca de una pista de lo que pasa por mi cabeza, sonrío pensando que mi Sanem no puede evitar cuidar a quien ama, preocuparse y hacer todo lo posible para que sea feliz.

La cojo de la mano y la conduzco hacia el sofá acolchado donde estaba sentada hasta hace un rato, ahora soy yo quien pone mi mano en su mejilla acariciándola con el pulgar hasta esos labios carnosos que me vuelven loco.

- ¿Can lo que te ha pasado? ¿Te sientes mal?

Sacudo la cabeza sonriéndole dulcemente y mirándola con todo el amor que, no un corazón, sino incluso dos corazones separados y distintos lograron sentir por ella.

- No me siento mal, al contrario, me siento finalmente completa y feliz, feliz de haberte encontrado de nuevo en cada momento y en cada recuerdo mi dulce Sanem -

Veo que sus ojos se abren de par en par y contiene la respiración - Hatırlıyor musun ¿te acuerdas? -

Asiento con una sonrisa excitada mientras tomo sus manos entre las mías y le acaricio la espalda con el pulgar.
- Todo Sanem, recuerdo todo de ti y de nosotros, recuerdo cada mirada tímida que tuvimos al principio, cada roce y amor a distancia, cada dificultad y todas las pruebas que superamos por nuestro amor. Lo recuerdo todo Sanem, era este barco, esto era lo que necesitaba afrontar para sanar creo, necesitaba recordar todo el sufrimiento que sentí durante ese año lejos de ti en este barco, era desgarrador sin medida como lo había sido para ti que te habías quedado en Estambul.
Descubrir lo que te había pasado, tu hospitalización y los tratamientos a los que tuviste que someterte, me hizo experimentar un remordimiento y una angustia infinitos, la culpa de haberte abandonado me destrozó y devastó a Sanem, creo que mi mente se negaba a recordarlo y revivirlo de nuevo.

El viejo Can nunca ha pedido suficiente perdón por abandonarte, por herirte tan profundamente Sanem. El nuevo Can, que ha aprendido a expresar sus sentimientos, quiere hacerlo ahora, perdóname cariñosamente Sanem, perdóname por todo el sufrimiento que te causé en el pasado y de nuevo por todo el sufrimiento que te causé en los meses posteriores a mi accidente. Creo que mi mente quería olvidarlo todo porque quizás nunca me perdoné lo que te causé a ti y a los que estaban a tu lado en ese terrible año.

Si hubiera sido más fuerte, más firme en mi amor por ti, nunca te habría dejado.

Me acusaste una noche en el muelle de la finca "Si me hubieras querido de verdad nunca me habrías dejado". Tienes razón Sanem, tuve que pasar por el infierno en la tierra, o más precisamente en el mar, para entender cuánto te amaba realmente, el Can que salió de Estambul a bordo de este barco no supo amar tan profunda y sinceramente como el hombre que regresó un año después.

Estoy aquí Sanem, las dos personalidades se han encontrado por fin y ahora tienes ante ti al antiguo Can, que te pidió matrimonio bajo una cascada de miles de luces en una fría noche de diciembre, y al nuevo Can que te prometió amor eterno en una playa californiana.

Fuiste capaz de robarnos el corazón a los dos porque no podía ser de otra manera, mi corazón siempre te perteneció, siempre reconoció el tuyo como la otra mitad que faltaba de una entidad única y maravillosa.

Lamento enormemente todo el sufrimiento que te he causado en estos meses de olvido, por mi partida a Venezuela y por las palabras descuidadas que he pronunciado, pero todo esto me ha servido para aprender a mirar profundamente dentro de mí y expresar abiertamente las emociones y sentimientos que están todos enfocados y dirigidos hacia ti Sanem.

Estaba celoso del antiguo Can, por lo mucho que le querías y lo mucho que te quería, pero he llegado a sentir exactamente los mismos sentimientos al elegirte de nuevo, siempre lo haré Sanem, siempre, siempre te elegiré a ti para siempre.

¿Qué dices? ¿Nos quieres a los dos ahora y para siempre a tu lado? -

Mi Sanem llora, la veo conmovida como nunca antes pude verla, ahora puedo decirlo con conocimiento de causa, sostiene mi cara con fuerza entre sus manos y me da un beso impresionante que lo dice todo sobre el amor, la aceptación y el perdón. Sólo mucho después somos capaces de alejarnos para mirarnos profundamente a los ojos, enamorados como nunca.

- Can Divit, ten por seguro que podré amar cada versión de ti una y otra vez, cada faceta, cada hombre que decidas ser, no puedo ni quiero prescindir de ti nunca más.

Siempre has sido y serás mi único amor, de esto no debes dudar nunca, ¡nunca!