Diversas situaciones en las que el lindo Hyunjinnie se siente pequeño, y sólo desea hacer lo que todo bebé ama:
Jugar con sus peluchitos, tomar de su biberón, y recibir muchos abracitos por parte de sus compañeros, que, por cierto, lo miman demasiad...
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Minho y Hyunnie se habían pasado toda la mañana encantados ante la vista que les regalaba la ventana del jardín. Había llovido a cántaros durante toda la noche, y ahora podían verse algunos charcos de lodo por entre los verdosos pastizales, producto del nublado clima.
Chan les había advertido que ni se les ocurriera salir; había notado las caritas de los niños y no tardó demasiado en comprender sus intenciones. Hacía frío, y el mayor temía que los pequeños tuvieran la pésima idea de jugar fuera de la casa.
¡Realmente les había advertido! Era una pena que a Hyunnie se le olvidaran rápido las cosas, y que a Minho le importara todo un pepino.
Allí estaban los dos bebés, haciendo un desastre en los cajones de la ropa.
Jinnie se encontraba revoleando las prendas por todos lados junto a su hermanito, desordenando la habitación por completo.
"¡No están aquí!" Chilló para avisarle al castañito. Ambos niños estaban a medio vestir, buscando la ropa de lluvia. ¡Querían saltar en los charquitos de lodo!
"¿Qué están haciendo, monstruitos?" Changbin se detuvo en el marco de la puerta tras notar el gran desorden que decoraba la habitación de Christopher.
"¡No encontramos las botitas, Binnie!"
El pelinegro se quedó pensando en las palabras del menor; sabía que los pequeños querían salir a jugar afuera, y era consciente de que Chan había prohibido tal acción, pero, ¡Ah! Él quería ver el mundo arder. Además, a Felix le tocaba bañar a los niños, así que le pareció gracioso complicarle dicha tarea; ¡Al pecoso siempre le salía todo bien! ¡Era momento de que se enfrentara a las travesuras de los demonios!
Con una sonrisita juguetona, el rapero ayudó a los preciosos chicos a encontrar lo que buscaban, muriendo de ternura cuando notó que estos ya habían colocado algunos patitos de hule dentro de una canastita que llevarían al jardín.
"Mocosos adorables, ni siquiera Chan podría regañarlos con esas lindas caritas de bebés buenos" Exclamó entre pequeñas risas, observando cómo Hyunnie ayudaba a Minho a colocarse las botitas de lluvia, y viceversa.
Ambos bebés se veían hermosos, con sus ojitos brillando a causa de la emoción.
"¡Vamos, MinMin!" Jinnie tomó la mano de su hermanito, y este comenzó a caminar torpemente junto a él, llevando la canastita con juguetes en su mano libre. ¡El pobre estaba siendo casi arrastrado por el emocionado chico!
Los pequeños salieron al jardín entre risitas contagiosas y adorables chillidos infantiles. Lino se agachó para tocar el pasto mojado, y pronto tuvo que cerrar sus ojitos porque su compañero había saltado en un charquito cerca de él, que salpicó hacia todos lados.
La ropita blanca y cara del castañito se llenaron de lodo, sin embargo, en lugar de enojarse, simplemente le sonrió a Hyunjinnie, corriendo en dirección al chiquito para tirarse sobre él, haciéndolo caer de espaldas al mojado suelo.
