Diversas situaciones en las que el lindo Hyunjinnie se siente pequeño, y sólo desea hacer lo que todo bebé ama:
Jugar con sus peluchitos, tomar de su biberón, y recibir muchos abracitos por parte de sus compañeros, que, por cierto, lo miman demasiad...
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"Déjame ayudarte..."
"¡Puedo solo, Hyung!" Hyunjin repitió risueño como por tercera vez en quince minutos, intentando alejar las manos de Chris de su ropa. "¡Sólo tengo que abrochar los botones! ¡Es fácil!"
El rubio lo ignoró y terminó haciéndolo por él. El chico se dejó porque sabía que el mayor realmente necesitaba hacerlo para sentirse bien consigo mismo, así que se lo permitió sin rechistar.
"Tienes que dejar de preocuparte tanto, Chan" Murmuró cuando el líder terminó de abrochar los botones de la camisa que llevaba puesta.
"Estoy nervioso, Jinnie" Le confesó, apretando las mejillas de su muchachito entre sus manos y dejando un suave beso en su nariz, a lo que el menor cerró sus ojitos.
Luego de mucho tiempo, el grupo tendría un fansign, y Christopher temía que sus chicos se deslizaran a causa de toda la atención que recibirían. Estaba ansioso, pues él tampoco lograba dejar de verlos como sus bebitos, y aquello era un gran problema; no podía quitarles las manos de encima: siempre buscaba protegerlos.
Incluso se asustó mucho cuando Minho pareció tropezar a la distancia.
"¡Oh, Lino!" El rubio corrió en dirección al chico, y este rio dulcemente, recuperando la estabilidad.
"Me llevé por delante una mochila, Chris. Nadie se siente pequeño hoy... ¡Ah!" El castaño se sorprendió cuando su amigo tiró de su brazo, lo tomó entre los suyos y lo llevó hasta el asiento más cercano para sentarlo sobre sus piernas. Al querer bajarse y reclamarle que no era un bebé, recibió una mirada por parte de Hyunjin. Con sus ojitos suplicantes, le pidió que dejara al rubio tenerlo cerca, pues él necesitaba sentir que los estaba cuidando.
Minho no tenía problemas con ello, pero se sintió realmente atacado cuando las manos del chico desabrocharon sus pantalones. El rubio no solía hacer esas cosas sin pedir permiso o esperar por consentimiento, sin embargo, hubo algo que lo alarmó levemente. Cuando el muchachito se sentó sobre su regazo, él había sentido un extraño sonido que llamó su atención, y aquello terminó llevándolo a actuar por impulso.
"¡N-No, Chris!" El castaño intentó detenerlo, pero era tarde; el contrario ya lo había descubierto.
Chan se quedó en silencio al notar que sus sospechas habían sido ciertas. En lugar de encontrarse con la ropa interior del chico, descubrió los bonitos pañales que llevaba en esos momentos, por debajo de sus jeans; sus instintos paternos jamás fallaban ante las señales de sus pequeños.
Hubo un corto silencio en el que las mejillas del jovencito se tiñeron de un rojo intenso, justo antes de palidecer por completo, mientras su amigo observaba su vestimenta.
"Minho. ¿Realmente te sientes un niño grande?" Se atrevió a preguntar, notando la leve angustia en las expresiones del muchacho.
