Diversas situaciones en las que el lindo Hyunjinnie se siente pequeño, y sólo desea hacer lo que todo bebé ama:
Jugar con sus peluchitos, tomar de su biberón, y recibir muchos abracitos por parte de sus compañeros, que, por cierto, lo miman demasiad...
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A Minho le dolía la pancita.
Se sentía tan mal, que realmente se arrepentía de haberse comido todos esos dulces a escondidas de sus cuidadores. Sus amigos siempre regulaban el consumo de comida chatarra en los niños para que estos no se excedieran con las cantidades, pero el pequeño Lino había sido muy travieso y se había robado una bolsita de caramelos que se terminó de un tirón a causa de la emoción.
Por la noche, después de beber ese feo jarabe que Binnie le había dado, él gateó despacito por los pasillos de la casa. No podía dormirse porque su pancita no dejaba de hacer ruiditos extraños y necesitaba unos cuantos mimos, por lo que abrió la puerta de la habitación de Jisung con delicadeza, asomando su cabecita de forma curiosa; Minho no deseaba despertar a nadie, por lo que se paseó por las camitas de todos sus compañeros con el fin de encontrar a alguno que no estuviera descansando.
"S-Sungie..." Lo llamó entre balbuceos, contento porque el chico parecía estar viendo videos desde su celular, disponible para darle un poquito de atención a él.
"¿Cómo está tu estómago, cosa?"
"D-Duele..." Lino avanzó tímidamente hasta su amigo, arrastrando sus manitos por el suelo al gatear. "Know Know mimitos..." Le pidió entre pucheros, alzando sus bracitos para demostrar lo mucho que deseaba ser cargado.
"No debiste haber comido todos esos dulces, bebito bobito..." Jisung lo regañó de forma suave, quitándose las mantas de encima para poder consentirlo al ayudarlo a treparse a la cama.
Minho gimoteó angustiado cuando su pancita se retorció, amenazando con echarse a llorar, ¡Se sentía fatal! Su amigo pareció preocuparse, pues lo rodeó entre sus brazos para apretarlo contra su pecho en una forma instintiva de calmarlo. Jisung aún se estaba acostumbrando a tratar con los chiquitos, pero había ciertas situaciones donde simplemente le salía actuar de forma completamente natural, cuidándolos sin siquiera notarlo en un comienzo.
"Tranquilo. Ya se te pasará..." Lo reconfortó, permitiendo que el pequeño dejara ir todos esos soniditos que expresaban molestia ante su estado.
"M-Mimitos, p-por favor" Suplicó nuevamente, presionando sus mejillitas contra el pecho de Jisung y apretando su pijama entre sus manitos.
Sin dudarlo, el muchacho acarició suavemente la espalda del castaño, sintiendo pena por él; se le notaban las ganas de llorar a kilómetros de distancia.
"¿Duele mucho esa pancita?" Le preguntó una vez más, viendo al chiquito asentir repetidas veces.
Minho se veía increíblemente precioso, pequeño y delicado. Sus mejillitas se encontraban teñidas de rosado, sus ojitos brillaban a causa de las lágrimas que habían caído al sentirse sofocado por los dolores en el estómago que no cesaban, y su linda boquita ahora se encontraba decorada por su pulgar, canalizando sus malestares al succionar despacito.
