Diversas situaciones en las que el lindo Hyunjinnie se siente pequeño, y sólo desea hacer lo que todo bebé ama:
Jugar con sus peluchitos, tomar de su biberón, y recibir muchos abracitos por parte de sus compañeros, que, por cierto, lo miman demasiad...
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"Y luego, todos los ositos se dieron un abrazo muy grande, y se fueron a dormir..." Christopher murmuró suavecito, cerrando el cuento que tenía entre sus manos para ver a sus amigos.
Hyunjin y Minho estaban en la misma cama, y el menor le había pedido una historia antes de ir a dormir, sin embargo, Minho había sido el único que había viajado al país de los sueños. La historia de los ositos lo había dejado completamente cansado, a diferencia del pequeñito que aún continuaba mirando a Chris con sus lindos ojitos brillosos.
El rubio rio bajito, viendo a su otro amigo dormir, pues no podía creer que la historia infantil realmente le diera sueño a él y no a Hyunjin.
"Ven aquí, Jinnie..." Lo llamó con cariño, abriendo sus brazos para que el chiquito gateara en su dirección y se acurrucara entre ellos. Comenzó a acariciarle los cabellos con suavidad, tarareando una canción lenta para que su niño finalmente pudiera descansar.
El menor pronto cerró sus ojitos de una vez por todas, pues mientras le cantaban, él miraba a su papi con admiración, e intentaba no caer rendido para no perderse la maravillosa vista del perfil del chico, pero el sueño logró ganarle por completo al cabo de un par de estrofas.
Mientras tanto, Chris le dejaba suaves caricias, al mismo tiempo que pensaba en lo bonito que era su bebé.
Le gustaba observarlo dormir luego de un largo día de juegos, o admirar aquellas veces en las que le dibujaba garabatos con crayones de colores y alzaba la hoja emocionado para mostrarle su obra de arte, que luego terminaba colgada en la heladera de manera orgullosa. Todas las semanas colocaba un dibujo nuevo, y cuando no había más espacio, quitaba los más viejos y los guardaba junto al resto con mucho cariño.
Luego de unos minutos en los que continuó vocalizando aquella canción, le dejó un suave beso en la mejilla, y se recostó para descansar con él.
A la mañana siguiente, se levantó realmente feliz. Estaba de muy buen humor, y ahora no podía sacar esa melodía pegadiza que tenía el opening de las Princesitas Encantadas; la serie favorita de su bebito. Caminó rítmicamente hacia la cocina, y se encargó de prepararle un biberón calentito a su pequeño, junto a algunas tostadas con mermelada que luego le llevaría a la cama para consentirlo, como hacía todo el tiempo con mucha satisfacción.
Aún cantando bajito, subió las escaleras con el desayuno en una bandeja, cruzándose en su camino a un adormilado Minho, que llevaba unas pantuflas de conejitos y se tallaba los ojos con mucho sueño; el cuento de los ositos de la noche anterior, lo había dejado devastado.
"Ah, no es justo, Hyung. Yo también quiero que me lleves mi desayuno a la camita..." Se quejó juguetonamente, haciendo un leve puchero como los que hacía Hyunjin cuando quería algo, logrando que su amigo soltara una leve risita al comprender la referencia. Minho y él siempre bromeaban entre ellos y sabía que aquella queja no era más que un simple juego, sin embargo, respondió.
