Diversas situaciones en las que el lindo Hyunjinnie se siente pequeño, y sólo desea hacer lo que todo bebé ama:
Jugar con sus peluchitos, tomar de su biberón, y recibir muchos abracitos por parte de sus compañeros, que, por cierto, lo miman demasiad...
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Hyunjin se encontraba muy tranquilo en el estudio de Chris. El escritorio tenía varias hojas con borradores de canciones que poco a poco estaban tomando forma, y él se sentía realmente inspirado para continuar volcando sus ideas. Incluso le había grabado varias vocales a Channie en su celular para que comprendiera el ritmo de las pistas que había creado, y ahora escribía algunas rimas en su libreta de las Princesitas Encantadas; ¡Era la única que había traído!
Toda su calma se debía a ese chupete que decoraba sus hermosos labios desde hace más de media hora. Últimamente lo estaba usando muchísimo, a pesar de no encontrarse en su Little Space, pues había pasado varios días sintiéndose un bebito, y aún mantenía algunas conductas infantiles que no podía controlar; como su fijación oral, por ejemplo.
Allí estaba, succionando despacito, disfrutando de su objeto de confort mientras continuaba escribiendo estrofas.
Cuando la puerta se abrió suavemente, Hyunjin volteó con curiosidad, y se encontró con la adorable expresión de sorpresa que Christopher le dedicó; este no esperaba verlo como un niño grande, pero se puso feliz al recibir una preciosa sonrisa de su parte.
"Mira, Channie. Estuve trabajando en la canción..." Le comentó dulcemente, quitándose el chupete para hablar mejor y esperando a que el mayor se acercara a él, contento de pasar tiempo con una de sus personas favoritas en todo el mundo.
"¿En serio, bebé? Déjame ver..." El rubio se sentó junto al chico cuando este le dejó un lugar en la silla y agachó la mirada sutilmente para ocultar el sonrojo que le había provocado el apodo que le acababan de colocar. "¡Oh! ¿Y esto?"
Chris analizó la libreta, pasando su dedo por una de las esquinas y riendo de forma burlona al destacar un detalle en particular que avergonzó mucho al castaño.
"¡C-Channie! ¡Se suponía que debías ver la letra, no eso!" Se quejó tímidamente, intentando ocultar su rostro detrás de sus manos.
"¡Es adorable, Jinnie!" El rubio estaba muerto de ternura, admirando aquello que provocaba que su interior saltara de emoción:
En una de las esquinas donde su bebé había volcado varias estrofas, destacaba un lindo desastre de garabatos coloridos que representaban a su cuidador, rodeado por muchos corazoncitos de distintos tamaños. ¡Incluso había un hermoso "¡Te amo, papi!" escrito con crayón, en una letra completamente desprolija e infantil!
"E-Es que hace un rato tuve que reproducir las vocales que grabaste en mi celular, y comencé a sentirme pequeñito apenas escuché tu voz..." Explicó, totalmente avergonzado de sí mismo.
Oh, Chan lo entendía completamente; después de todo, el grupo estaba trabajando en una balada similar a una canción de cuna, de esas que a cierto bebito le encantaba oír de su papi.
"Ven aquí, Jinnie..." Enamorado de su chico, el rubio colocó las manos debajo de sus bracitos y lo alzó un poco, guiándolo suavemente para que se sentara sobre sus piernas, a lo que Hyunnie se dejó hacer de forma sumisa, disfrutando de la cercanía, con sus piernitas cayendo delicadamente hacia un lado. "Me fascina la letra, amor. Está muy bonita..."
