Diversas situaciones en las que el lindo Hyunjinnie se siente pequeño, y sólo desea hacer lo que todo bebé ama:
Jugar con sus peluchitos, tomar de su biberón, y recibir muchos abracitos por parte de sus compañeros, que, por cierto, lo miman demasiad...
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Dentro de los pasatiempos del pequeño Know Know, el que más le gustaba, era molestar al otro bebito de la casa.
¡Le encantaba perturbar la paz de Hyunjinnie! ¡Era su deber como hermano!
Allí estaba el malvado Lino, tirando la torrecita de bloquecitos que el pobre nene había tardado bastante tiempo en construir.
Hyunnie se sentía extremadamente pequeñito y las cosas simples le costaban muchísimo, por lo que jadeó con sorpresa detrás de su chupete al ver su castillo de bloques derrumbarse, posteriormente cerrando sus ojitos en respuesta al sobresalto que se llevó por el ruido. Sin embargo, su edad mental era tan bajita que ni siquiera notó que Know Know había sido el causante de tal situación, así que él volvió a apilar los cubitos inocentemente. Luego de cinco cansadores minutos para el chiquito, su torrecita volvió a caer y unas risitas se oyeron por todo el lugar.
Hyunjin miró a su hermanito con total confusión, y se asustó cuando este le arrebató un bloque de las manitos.
"¡Este es mío!" Chilló Lino, corriendo torpemente hasta la mesa, colocando el juguete sobre ella porque sabía muy bien que el otro pequeño ni siquiera podía pararse solito y no alcanzaba al mueble.
El contrario balbuceó entre dulces pucheros; él era un niño muy tranquilo y no se animaba a quejarse en voz alta, por lo que optó por intentar olvidar lo sucedido y agarrar otro bloque.
Paciencia. Paciencia...
"¡Ese también es mío!"
Los deditos de Jinnie no pudieron siquiera tocar el objeto, pues Minho también se lo llevó hasta la mesa.
"K-Know..." Habló el chiquito, suplicando que no le robara y volviendo a intentar tomar algún juguete, por lo que cuando pudo tener uno entre sus manos, festejó alegremente, volteando despacito sobre su lugar para colocarlo donde quería.
¡Ya podría hacer un castillito! ¡Qué emoción!
Con una torpeza adorable, empezó su construcción, pero al buscar un cubito nuevo, ¡Notó que su hermano se había llevado los que quedaban!
Hyunnie suspiró con pesadez, y su chupete fue succionado fuertemente. Paciencia~. Pensó.
¡Al menos había conseguido quedarse con uno!
No obstante, cuando regresó su atención al único juguete que había alcanzado a salvar de Lino, ¡Descubrió que tampoco estaba!
¡Minho había subido absolutamente todos los bloques a la mesa y se le reía en la carita!
El pobre bebito alzó sus brazos en dirección al castaño, pidiéndole entre balbuceos y gimoteos que le diera alguno.
"¡Ven a recuperarlos tú mismo!" Carcajeó el travieso chiquito, muy consciente de que el contrario probablemente no era capaz de hacer eso.
